(Desde New York) Durante su encuentro en la Casa Blanca, Alberto Fernández planteará a Joseph Biden que una grave sequía causada por el Cambio Climático diezmó las reservas del Banco Central y escoró la estabilidad del plan económico. El Presidente añadirá que esta compleja situación puede poner en jaque las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que Argentina no aceptará un plan de ajuste ortodoxo para cumplir con el organismo multilateral de crédito que administra Kristalina Georgieva desde Washington.
El impacto de la sequía en la economía sirvió para que Sergio Massa negociara con Georgieva un cambio de la meta vinculada a las reservas del Banco Central. La directora gerente del FMI aceptó los argumentos del ministro de Economía e hizo lo necesario para que el board acepte la propuesta presentada a Georgieva.
En este escenario, el protagonismo de Biden es crucial. La Casa Blanca controla las decisiones políticas del FMI, y Alberto Fernández y Sergio Massa ya saben que se autorizará el desembolso por 5.300 millones de dólares atado a la aprobación de las metas del cuarto trimestre de 2022.
Pero la situación económica y financiera en 2023 no es similar al año anterior. Este período ya tuvo sucesivos sobresaltos que involucraron aumentos de precios en la energía por la guerra en Ucrania, una sequía histórica causada por el cambio climático y un incremento de la inflación que se lleva todo puesto a su paso.
Desde esta perspectiva, Alberto Fernández llegará al Salón Oval para solicitar que Estados Unidos no deje en soledad a la Argentina cuando el Fondo decida apretar las clavijas por un eventual incumplimiento de las metas previstas para este año.
Si Biden apoya a Alberto Fernández, Argentina habrá evitado la posibilidad de solicitar un waiver (perdón) por incumplimiento y sus inmediatas consecuencias financiera y sociales en el país.
Además de la sequía como asunto estructural de la agenda doméstica, Alberto Fernández pretende debatir con Biden sobre comercio bilateral, las inversiones de las empresas de Estados Unidos en el país y la vigencia de los derechos humanos como pieza básica del sistema institucional.
“Nuestro objetivo es insertar a la Argentina en las cadenas de valor estratégico, abrir un sendero posible de inversiones en energía, minería y alimentos, y recuperar mercado de los Estados Unidos para las economías regionales”, aseguró el canciller Santiago Cafiero.
El miércoles 29 de marzo, cerca de la hora del te, Alberto Fernández ingresará a la Casa Blanca. Junto al presidente estarán Cafiero, Sergio Massa -ministro de Economía- Gabriela Cerruti -portavoz-, Julio Vitobello -secretario General de la Presidencia- y el embajador de Argentina en Estados Unidos, Jorge Arguello.
La reunión entre Alberto Fernández y Biden tiene una tiempo previsto de noventa minutos. A continuación, ambos jefes de Estado harán una presentación formal ante los periodistas, y luego habrá un saludo formal del presidente de Estados Unidos a la comitiva oficial.
Si el líder demócrata considera que hay tiempo suficiente para un cónclave específico con la delegación argentina, ese evento iría a continuación del contacto con los enviados especiales a Washington. Y en caso contrario, si Biden anuncia que la reunión bilateral concluyó, sólo habrá un saludo formal en la puerta del Salón Oval.
Alberto Fernández hoy tendrá una jornada distendida en New York: recibirá a científicos en el consulado argentino, visitara una muestra de Marta Minujín en el MoMA y por la noche cenará en el Council de las Américas. El presidente despejó su agenda ante la inminente reunión con Biden, y cuando llegue a DC -el 28 de abril-, su tiempo sólo estará dedicado a preparar la reunión con el líder demócrata.
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