Quiénes ganan y quiénes pierden con la decisión de Mauricio Macri de no postularse como candidato a la presidencia

La definición electoral del ex presidente obliga a oficialistas y opositores a recalcular sus planes

A las 10 de la mañana del domingo 26 de marzo, Mauricio Macri cambió el escenario electoral de 2023. Con su renuncia a la posibilidad de competir para ser nuevamente presidente de la Nación provocó un inevitable reacomadamiento, tanto hacia adentro de Juntos por el Cambio, la fuerza política que fundó y que aparece con chances de acceder nuevamente al poder, como en el gobierno que conduce el Frente de Todos hasta el 10 de diciembre, que apostaba al rechazo que la figura de Macri genera en su núcleo duro para retener votos por “espanto” antes que por “amor”.

El anuncio de Macri fue bien recibido, desde ya, por todos los precandidatos presidenciales del PRO, en epsecial de aquellos que habían supeditado sus candidaturas a la decisión del ex presidente, como María Eugenia Vidal, que de inmediato manifestó su “orgullo” por la decisión de Macri.

De todos modos, hay consenso en que Patricia Bullrich, presidenta del PRO y cara visible de los exponentes más intransigentes de Juntos por el Cambio, es la beneficiaria inmediata del efecto que produce el corrimiento del ex presidente. Los simpatizantes de Macri y Bullrich muestran perfiles parecidos y una competencia entre ambos resultaba inverosímil por el peso específico de uno y otra. Con la cancha despejada, Bullrich pudo hacerse cargo inmediatamente del liderazgo “halcón” que deja Macri vacío.

De hecho lo hizo minutos después del video de 6:04 minutos que publicó Macri en sus redes sociales. “Esto ratifica y fortalece mi candidatura”, salió rápidamente a decir.

Horacio Rodríguez Larreta también festeja. Aunque Bullrich se haya apurado por posicionarse como la principal heredera del macrismo, el jefe de gobierno porteño sigue apoyado en la idea del “sucesor natural” de los lugares de gestión por los que pasó Macri, en función de que históricamente apareció como su brazo ejecutor.

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Aunque los escenarios son distintos, vale un antecedente de 2015. Un Macri lanzado a la carrera presidencial que finalmente ganó había ungido a Larreta como su reemplazante en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A partir de algunos sondeos favorables, Gabriela Michetti, ex vicejefa de gobierno, había levantado el perfil para cuestionar la decisión de sus jefes y competir por el gobierno de CABA.

Ese desafío encontró un Macri neutral en un primer momento, pero que luego decidió expresar abiertamente su apoyo a Rodríguez Larreta y terminó volcando la elección.

En un contexto diferente, el ex presidente aún se guarda la carta de apostar por uno de sus pretendidos continuadores. Usarla o no dependerá de cómo evolucione el trayecto que queda hasta las elecciones primarias. Por las dudas, se reservó el derecho de interceder si siente “que alguno de los candidatos traiciona el espíritu histórico y las ideas del PRO”, según revelaron desde su entorno a Infobae.

En la vereda de enfrente, un oficialismo igualmente dividido muestra a los sectores más antagónicos como perdedores de la jugada de Macri. En la Casa Rosada, el entorno del presidente Alberto Fernández celebró el corrimiento de Macri y pidió una reacción en espejo de su adversaria natural de todos estos años: Cristina Fernández de Kirchner. Sin uno de los animadores de la grieta, el otro pierde fuerza según este razonamiento.

De hecho, nadie del kirchnerismo más duro manifestó una reacción pasadas cinco horas de un anuncio que movió el tablero de la política argentina.

Independientemente de las razones, el anuncio de Macri no deja de ser un gesto de moderación. Aunque sus adversarios le achacan haberse replegado por no ser competitivo electoralmente y sus seguidores elogian su grandeza, tomó una decisión en un sentido cuando podría haberlo hecho en el opuesto.

El mensaje subyacente a esa decisión deja en off side a la dirigencia que apuesta a los antagonismos. Los macristas más duros, que suben el tono en la militancia virtual, probablemente buscarán refugio en la candidatura de Patricia Bullrich, pero aún así se quedan sin uno de los suyos en la boleta.

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Todos trataron de festejar, aunque algunos con genuina alegría y otros por las dudas, para que no se note que sus acciones podrían cotizar a la baja luego del renunciamiento. Los que eligieron el silencio evidenciaron de esa forma el impacto de la salida de escena del contrincante favorito de Cristina Kirchner, que siempre elevó a Mauricio Macri a la categoría de enemigo número uno.

Mauricio Macri anunció que no será candidato

Javier Milei, en tanto, se dedicó a repostear en sus redes sociales mensajes críticos hacia Horacio Rodríguez Larreta, a quién le reprocha su inclinación hacia el diálogo. También replicó el video de Macri anunciando su renuncia. Dos reacciones que anticipan que Milei, al igual que Bullrich, intentará ocupar el liderazgo de un electorado que reclama menos indulgencia ante los adversarios.

La pelea por la Ciudad de Buenos Aires

La contienda en el distrito de nacimiento del PRO también ofrece un escenario distinto luego del anuncio del ex presidente de Boca.

La reunión del pasado viernes entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri había tenido como efecto inmediato que Emmanuel Ferrario, el candidato de la Coalición Cívica, declinara su postulación.

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Esto fue interpretado como un gesto de Larreta hacia Macri. El ex presidente alienta la postulación de su primo Jorge Macri para que el PRO retenga el poder en la Ciudad de Buenos Aires. A modo de desafío, Larreta había rodeado al actual intendente de Vicente López (hoy con licencia) con las candidaturas de funcionarios porteños (Fernán Quirós y Soledad Acuña, más Ferrario) amenazando con licuar el voto en el espacio en favor del Martin Lousteau. Con sus adversarios fragmentados, el líder de Evolución se convertía así en un serio aspirante a la jefatura de gobierno porteña, desde afuera del PRO.

Ferrario se bajó después del encuentro entre Macri y Larreta. Los pasos a seguir de Quirós y Acuña serán observados especialmente en el futuro cercano. Cualquier movimiento podrá ser leído como arma de negociación en el juego de pinzas que Juntos por el Cambio va desplegando en el camino que ellos esperan, termine en la Casa Rosada.

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