(Desde Santo Domingo). A 96 horas de ingresar a la Casa Blanca para reunirse con Joseph Biden, Alberto Fernández embistió contra el “capitalismo financiero”, aseguró que “ya deberíamos entender que al sistema financiero actual no hay que socorrerlo más” y sostuvo que “crujen los cimientos del sistema financiero internacional”. El discurso presidencial aparece en medio de un fuerte movimiento de respaldo a la banca global que fue coordinado por la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, entre otras autoridades monetarias.
“La globalización otra vez se muestra frágil. El capitalismo financiero hace temblar la economía cuando otra de sus burbujas cargadas de especulación explota inesperadamente. El mundo central que pasivamente deja inflar esas burbujas, corre en socorro del “sistema” ante la explosión para que el efecto dominó que ya vivimos hace quince años no vuelva a asomar. A esta altura de los acontecimientos, con tanta concentración, con tanto juego especulativo, ya deberíamos entender que al sistema financiero actual no hay que socorrerlo más. Debemos cambiarlo drásticamente”, señaló Alberto Fernández ante el foro regional que delibera en Santo Domingo.
Luciendo una típica camisa Chacabana -como el resto de sus colegas que participan en la cumbre-, el presidente exhibió un giro geopolítico en su posición respecto al conflicto en Europa. Por primera vez, Alberto Fernández mencionó a Vladimir Putin como responsable directo de la guerra que desató contra Ucrania en febrero de 2022.
“Si advertimos además que lo justo y sostenible que buscamos debe ser alcanzado en un tiempo en el que la humanidad aún se repone de los efectos de una pandemia, en el que el mundo central se enreda en una guerra inexplicable como la invasión rusa contra Ucrania que altera la economía global, en el que crujen los cimientos del sistema financiero internacional y en el que el clima observa cambios que anegan o secan territorios vitales para la humanidad, entonces la dimensión del objetivo se vuelve gigantesco”, afirmó el jefe de Estado.
El giro geopolítico de Alberto Fernández no concluyó en su inesperada crítica a la agenda expansionista de Putin, sino que también se amplió a la estrategia que empuja Xi Jinping para que China ocupe nuevos espacios en América Latina y el resto del mundo. Hasta esta cumbre multilateral, el jefe Estado no había explicitado -públicamente- su cuestionamiento a la ofensiva global de Beijing.
“La globalización expresa también un tiempo de revisión en su faz comercial. La clara irrupción de China en el mercado mundial ha generado dos efectos contundentes. El primero, es una relocalización de las industrias en sus lugares de origen. La búsqueda de mano de obra barata solo deparó demandas y crisis sociales. El segundo, es el fortalecimiento de los bloques regionales. Las naciones, unidas en bloques, han logrado potenciar sus recursos y generar un mejor marco de desarrollo social”, sostuvo Alberto Fernández.
Además de cuestionar al sistema financiero global, el presidente cuestionó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus métodos usados para conceder créditos a los países en dificultades económicas. No fue la primera vez que Alberto Fernández criticó al FMI y su política de tasas y sobrecargos, que sirven para pagar los salarios de la burocracia que opera en Washington y otras capitales del mundo.
“Asistimos a un escenario internacional caracterizado por elevados e insostenibles niveles de endeudamiento que condicionan el crecimiento de nuestros países. Las tasas y sobrecargos que el Fondo Monetario Internacional impone a países endeudados resultan abusivos. Esa realidad colisiona con esa arquitectura financiera internacional que antes cuestioné”, dijo el jefe de Estado.
Y remató: “Es necesario acrecentar la transparencia de las instituciones financieras internacionales y abogar por un mayor acceso a facilidades crediticias, a fin de impulsar el crecimiento y el desarrollo antes de que la especulación”.
Al finalizar su discurso, Alberto Fernández hizo foco en el cambio climático y su impacto en la economía de las naciones pobres y los países de medianos ingresos. Existe un consenso global respecto al apoyo del acuerdo de París, pero Europa está utilizando sus disposiciones y sus objetivos estratégicos para introducir barreras ecológicas que afectan las exportaciones de América Latina.
En este contexto, el jefe de Estado hizo referencia expresa a la grave sequía que afecta a la Argentina. Ese sequía implicó una caída de las exportaciones por más de 15.000 millones de dólares y fue el argumento clave para lograr que el FMI acepte modificar la meta de cumplimiento vinculada a las reservas del Banco Central.
“La crisis climática pone en crisis la vida de nuestros pueblos y el desarrollo de nuestras economías. El Caribe se ve expuesto al avance de las aguas del mar mientras soporta huracanes inclementes. El resto de América Latina también sufre. Hoy golpea a la Argentina una sequía histórica que compromete a productores, impacta sobre el valor de los alimentos y restringe recursos financieros esenciales para la recuperación económica y de ingresos de nuestra gente”, consideró el presidente.
El discurso de Alberto Fernández obvió la crisis bilateral que protagoniza junto a su colega ecuatoriano Guillermo Lasso, tras la fuga de la exministra condenada María de los Ángeles Duarte. Ahí funcionó la diplomacia multilateral, que actuó en silencio y logró que Alberto Fernández y Lasso hicieron mutis por el foro.
Una palabra -de cualquiera de los dos- hubiera chamuscado la Cumbre Iberoamericana que concluye hoy en Santo Domingo.