El elogio desprovisto de moderaciones cosechó una ovación inmediata de una platea integrada por funcionarios, dirigentes y militantes kirchneristas que habían llenado la “Ballena Azul”, el auditorio con capacidad para 2000 espectadores del Centro Cultural Kirchner, donde se realizó la reunión del Grupo de Puebla. “Yo veo en Cristina (Kirchner) una maravillosa alquimia entre el pensamiento y la acción del general San Martín y Evita”, dijo el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa. Estaba sentado a la izquierda de la vicepresidenta, la protagonista central del encuentro.
El ex mandatario del país andino habló en el panel principal, que convocó también a otros ex presidentes que se declaran progresistas, entre los que estaban Ernesto Samper (Colombia), Evo Morales (Bolivia) y José Luis Rodríguez Zapatero (España). También hablaron desde el escenario el ex juez español, Baltasar Garzón; el chileno Marco Enríquez-Ominami; el diputado Eduardo Valdés, y la jurista brasileña, Gisele Ricobom.
Cristina Kirchner y Rafael Correa comparten algunas condiciones: son ex presidentes, lideran movimientos políticos y fueron condenados a penas de cárcel por corrupción. Los dos aseguran que, en realidad, son víctimas de una persecución política orquestada por empresarios, jueces y medios de comunicación. Y aseguran que los castigan por haber beneficiado a sectores populares. Si Correa regresa a su país terminará preso. Cristina Kirchner dice que ya está proscripta, aunque su condena todavía no esté firme.
Te puede interesar: Cristina Kirchner abrió un nuevo capítulo del operativo clamor y su núcleo duro se ilusiona con una posible candidatura
El encuentro de Grupo de Puebla, donde CFK dijo que “no le importaba terminar presa” y bendijo el operativo clamor “Cristina Presidenta”, fue convocado con el título “Voluntad Popular y Democracia. Del partido militar al partido judicial, las amenazas a la Democracia”. Y sirvió de plataforma para que los invitados cuestionen el funcionamiento del Poder Judicial argentino e, incluso, pongan en duda la vigencia plena del Estado de Derecho.
El elogio lo pronunció Correa antes de que tomara la palabra la vicepresidenta argentina. De hecho, no fue algo improvisado: lo leyó, en el primer tramo de un discurso escrito que duró cerca de 10 minutos, una proeza para el jefe del movimiento Revolución Ciudadana, que suele hablar bastante más largo.
“Admiro y quiero tanto a Cristina que si improviso me voy a perder, entonces mejor unas notas aquí. Yo veo en Cristina una maravillosa alquimia entre el pensamiento y la acción del general San Martín y Evita Perón”, arrancó el discurso. No faltan razones que justifiquen ese fervor.
Te puede interesar: Lasso le respondió a Alberto Fernández: “Colaborar en el escape de una persona prófuga abona la impunidad”
“Me encantó esa conjunción que hiciste de San Martín con Evita, Rafael. Me pareció un hallazgo no solamente literario sino histórico”, dijo Cristina Kirchner sobre la comparación que había hecho minutos antes el presidente de Ecuador.
Razones del elogio
El reconocimiento de Corre ocurre porque Cristina Kirchner fue clave para que María de los Ángeles Duarte, la ex ministra de Transporte que está condenada a pena de cárcel por corrupción con la obra pública, primero recibiera refugio en la residencia del embajador argentino en Quito y, luego, se le otorgara el asilo político.
María, como la llama Correa, enfrenta una pena de ocho años de prisión, estuvo más de dos años protegida en la residencia argentina y escapó la semana pasada con destino a Caracas, Venezuela, en un audaz operativo que burló la seguridad ecuatoriana.
Esa fuga provocó una escalada diplomática entre el gobierno de Guillermo Lasso -archirrival de Rafael Correa- y el de Alberto Fernández. Por el furtivo escape y las sospechas de connivencia y complicidad, declararon “persona non grata” al embajador argentino Gabriel Fuks y se lo expulsó del país, medida que derivó en la misma exigencia argentina para que se retire del país el representante ecuatoriano en Buenos Aires.
Para Correa, la protección de Duarte tiene una importancia de primer orden porque era una pieza central de su gobierno y no podía terminar detenida en una cárcel ecuatoriana, según explicó el canciller Juan Carlos Holguín.
En el encuentro de esta noche, Correa recordó que “por milagro” Cristina Kirchner salió ilesa del intento de magnicidio del 1 de septiembre pasado. Ese hecho, “es producto de la permanente instigación del odio de los de siempre a quien tocó los intereses de una clase depredadora, clasista y codiciosa. Este constante veneno ha sido inoculado a través de la prensa hegemónica y su contubernia con el aparato de justicia”, dijo Correa.
Y emparentó su situación con la de la vicepresidenta: “Al no encontrar una sola prueba de actos reñidos por la moral pública se me condenó por influjos psíquicos”. Pero durante su discurso, se ocupó de referirse con detalle al incidente que derivó en la escalada diplomática.
“Es penoso que este encuentro coincida con los acontecimientos que han devenido en fractura de las relaciones entre Argentina y Ecuador. La ex ministra de mi gobierno, la arquitecta María Duarte, una de las dos decenas de involucrados en el montaje llamado Caso Sobornos, paradigma de lawfare, fue recibida en la embajada argentina en Quito bajo el concepto de protección humanitaria. Una vez que el gobierno argentino, presidido por Alberto Fernández le concediera el asilo político, el gobierno de Ecuador, violando todo precepto jurídico le negó el salvoconducto”, describió el ex presidente.
Te puede interesar: Las disputas del oficialismo no reconocen límites y afectan los frentes más sensibles: economía, seguridad y justicia
Y agregó: “Ante esta situación, María decidió sin conocimiento del embajador argentino ni de sus funcionarios -repito: sin el conocimiento de Gabriel Fuks y de sus funcionarios- salir por voluntad propia de la legación argentina y trasladarse a otro país. Aquí no ha habido ninguna fuga, sino liberación”.
“Ella se encontraba en un estado jurídico plenamente lícito. Ostentaba asilo, estaba protegida por el derecho internacional y por el derecho constitucional ecuatoriano. El gobierno de Lasso violaba flagrantemente la Convención de Caracas, que obliga a los estados dar salvoconductos a los asilados”, manifestó Correa.
“La respuesta por la salida de María fue, aunque parezca inaudito, la declaración de persona non grata al embajador argentino. Como si aquel fuera custodio y no sólo anfitrión de la refugiada”, resaltó el ex presidente de Ecuador.
“El gobierno de Lasso, repudiado por todo un pueblo sólo ratifica con esta nueva ridiculez la brutal persecución de estos últimos seis años a los que ellos denominan correísmo y confirma su propia ineptitud. Como ciudadano ecuatoriano -prosiguió Correa-, pido disculpas por la estulticia de un gobierno convertido en el hazmerreír del continente. Pronto recuperaremos el Ecuador para la patria grande, ya falta poco”.
Finalmente, resaltó que “un acto indigno no puede borrar historias de hermandad” entre ambos pueblos. “Cristina, cuentas con el total respaldo, reconocimiento y admiración del Grupo de Puebla. Uno de sus fundadores es precisamente el presidente Alberto Fernández, clave para este encuentro, que siempre nos ha pedido apoyarte ante tanta infamia”.
Este último tramo del discurso fue llamativo. Pareció ser Correa el transmisor de un mensaje que fue también repetido por otros expositores, como Marco Enríquez-Ominami o el colombiano Samper, que resaltaron una y otra vez que el presidente argentino -con quien la vicepresidenta se habla poco y nada- había impulsado la concreción de este foro. Llamativo. Cuando hablaba Cristina, Alberto Fernández estaba hablando en un acto oficial, pero bien lejos del CCK.
Seguí leyendo: