La ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, contestó el reclamo del titular de la cartera de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, quien había sugerido la implementación de un aumento salarial de suma fija para los asalariados con ingresos bajos. En respuesta, la funcionaria descartó ese tipo de medidas y advirtió que los sueldos con peor poder adquisitivo son los de los municipales bonaerenses, por lo que la provincia de Buenos Aires “debería intervenir allí”.
“Le digo a ´Wado´ de Pedro que el sector salarial más retrasado es el de los municipales de la Provincia de Buenos Aires. Ahí tienen que intervenir porque yo no tengo competencia y la provincia de Buenos Aires sí”, respondió la funcionaria, al poner la mirada sobre el gobernador Axel Kicillof y la influencia directa que tiene el kirchnerismo en la gestión de ese distrito. En la administración pública, la política salarial no depende del Ministerio de Trabajo de la Nación, que influye principalmente en las negociaciones del sector privado, sino de las autoridades políticas y las autonomías de cada jurisdicción.
La respuesta de Olmos llega después que el ministro del Interior planteara ayer que, además de las paritarias, funcione una “suma fija” para algunos sectores de la economía donde los salarios están por debajo de la inflación. Se trata de una discusión que vuelve a instalarse y se dio a fines del año pasado, y que culminó con el otorgamiento de un bono de fin de año de $24.000 por única vez para una franja de sueldos específica.
Este reproche se agrega a una larga lista de temas controversiales que involucran a la interna del Frente de Todos y que enfrenta al kirchnerismo con el presidente Alberto Fernández, ante la aceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que en febrero arrojó un 6,6% mensual.
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En ese marco, Kelly Olmos mantuvo su postura de rechazo a un incremento definido por el Poder Ejecutivo porque “no parece el mejor método” y aclaró que la decisión del Gobierno nacional es, a través de la negociación colectiva entre sindicatos y empresas, “habilitar todas las revisiones que se soliciten cuando hay impacto inflacionario”. “Hubo gremios que revisaron tres o cuatro veces su paritaria. Esto se tiene que resolver por vías de la negociación porque cada sector tiene su particularidad”, insistió.
La discusión por el salario mínimo
La CGT y las cámaras empresarias acordaron ayer un nuevo salario mínimo, vital y móvil (SMVM) con aumentos en tres tramos no acumulativos de 26,6% y revisión en julio próximo, por lo que ese ingreso será de 80.342 pesos desde el 1° de abril, de 84.512 a partir del 1° de mayo y de 87.987 pesos desde el 1° de junio, informaron fuentes gremiales y oficiales.
El debate, sin embargo, no estuvo exento de polémicas. Tras lograr 30 votos afirmativos por parte de los miembros del Consejo del Salario, hubo reclamos del moyanismo por el bajo monto del ingreso definido y otras dos posiciones críticas al acuerdo, que se manifestó con una abstención de la CTA-T, encabezada por el diputado nacional Hugo Yasky, y un voto negativo de la CTA-Autónoma liderada por Hugo “Cachorro” Godoy. Este último sector sindical anunció una medida de fuerza para el mes de abril.
“Hay que destacar la institucionalidad del Consejo del Salario y recordar que, durante el gobierno de Mauricio Macri, los porcentajes se imponían por su propio criterio y no era acuerdo de las partes. Venimos teniendo acuerdos mayoritarios”, reflejó Olmos sobre esta discusión paritaria.
“El SMVyM evoluciono 104% en 2022 y mantuvo una actualización acorde a la inflación”, caracterizó, y concluyó: “Hay que entender que el salario mínimo no es salario de convenio. Es un piso de referencia, los salarios de convenio están muy superados”.
En lo concreto, el nuevo piso salarial definido impactará a cerca de 400.000 trabajadores que se encuentran fuera de convenio. Pero sobre todo tendrá alcance sobre el monto que perciben los beneficiarios de los planes sociales como el “Potenciar Trabajo”, pero también sobre los programas “Acompañar” o las “Becas Progresar”, ya que estos ingresos dependen de la variación del SMVyM.
Según un informe del Centro CIFRA, que depende de la CTA-T, el salario mínimo real tuvo una caída promedio del 1,3% en 2022, que lo ubicó 33% por debajo del nivel de 2015. De acuerdo a los cálculos de esta investigación, este nivel de sueldo debería ser de $78.919 en abril para recuperar la pérdida más reciente y volver al nivel real que tenía en diciembre de 2022; mientras que debería alcanzar los $86.048 para recobrar lo perdido desde diciembre de 2019.
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