Cristina Kirchner encabezó una cena reservada después del acto del Grupo de Puebla: gestos y señales políticas

La vicepresidenta Cristina Kirchner encabezó anoche una cena reservada con los ex presidentes y dirigentes políticos locales y de la región que participaron del encuentro del Grupo de Puebla que se realizó en el CCK para expresarle su apoyo, luego de la condena que recibió a seis años de cárcel y la inhabilitación perpetua en una causa por corrupción.

El encuentro sirvió para reforzar las señales de amistad y unidad con dirigentes que se reconocen progresistas de América Latina, como así también para hilvanar una respuesta política regional a lo que, consideran, es una avanzada contra líderes de gobiernos populares orquestada por empresarios, jueces y medios de comunicación. La reconstrucción de UNASUR, con la participación activa del Brasil de Lula Da Silva, se inscribe en ese marco.

Sin embargo, la cuestión electoral y el operativo clamor que viene impulsando La Cámpora y otros sectores afines al kirchnerismo reapareció en medio de un generoso asado que se organizó en un lugar que, pasado el mediodía, se mantenía en secreto. “¡Presidenta, Cristina Presidenta!”, se volvió a escuchar en medio del intercambio de experiencias y hasta de anécdotas de lo que los ex presidentes denominan “lawfare”, persecución judicial o Código Penal del enemigo.

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“Ella se mantuvo como en el CCK. Sonrió pero nada más”, contó a Infobae uno de los testigos del encuentro, del que se esperaba la publicación de una foto de familia.

Por otra parte, en el entorno de la Vicepresidenta resaltaron que “la reunión del Grupo de Puebla fue muy positiva y muy importante” pero evitaron darle una traducción electoral, frente a un operativo clamor que tuvo una intensidad mayor que en las últimas apariciones públicas. Una nueva edición del ya mítico “no se hagan los rulos”, que en 2015 usó Cristina Kirchner para cortar los rumores y versiones de posibles candidaturas.

Estuvieron los mismos protagonistas que participaron del panel que encabezó Cristina Kirchner y los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Rafael Correa (Ecuador), Ernesto Samper (Colombia), Evo Morales (Bolivia). En el escenario también el chileno Marco Enríquez-Ominami, el abogado español Baltasar Garzón, el diputado Eduardo Valdés y la jurista brasileña Gisele Ricobom. Se sumaron Axel Kicillof, Eduardo “Wado” De Pedro y funcionarios ligados a La Cámpora que fueron a la “Ballena Azul”, el auditorio del CCK. Fueron cerca de medio centenar de invitados.

“Es un abrazo que nos debíamos”, les dijo Cristina Kirchner a los ex presidentes e integrantes del Grupo de Puebla, en referencia a que el encuentro de este martes ocurrió después de que se suspendiera el previsto en diciembre por un diagnóstico de COVID-19. Se había convocado en esa oportunidad pocos días después de la condena por la causa Vialidad, pero quedó trunco por la inoportuna infección gripal de la ex presidenta.

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Durante la cena, los ex presidentes, sobre todo Rafael Correa, contaron detalles pormenorizados de las causas abiertas en Ecuador en su contra. “Contó anécdotas terribles, pero algunas también graciosas de lo que pasa en su país”, reveló una de las fuentes del encuentro.

Un factor que pasó inadvertido entre los datos políticos del reencuentro del Grupo de Puebla es que los principales referentes, una y otra vez, subrayaron el rol de Alberto Fernández en la convocatoria y también en el involucramiento del Presidente en el rechazo al lawfare del que, cree ese sector político, es víctima CFK.

No fue una causalidad. No hubo coincidencia. “Fue evidente que la pelea entre Alberto Fernández les impidió a ellos siquiera compartir lugar físico ni una foto. Se preocuparon porque son dirigentes con experiencia y saben que si están peleados Alberto y Cristina, las próximas elecciones se van a perder. Por eso fue tan importante lo que dijeron Samper, Ominami y, sobre todo, Correa”, explicaron a Infobae en el entorno del Grupo de Puebla.

En limpio: el ex presidente ecuatoriano cerró su presentación señalando que una de las principales obligaciones del arco progresista es “ganar elecciones”. Mientras que el dirigente chileno y el colombiano coincidieron en que las derrotas en Brasil y Argentina por la división de los sectores progresistas derivaron en “los cuatro años de Mauricio Macri y la deuda de 57 mil millones de dólares, y los cuatro de Jair Bolsonaro”.

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En este contexto es que resaltaron que el Grupo de Puebla, del que el presidente argentino es fundador, se realizó en Buenos Aires con el apoyo de Alberto Fernández. En primera fila del CCK estaban el gobernador Kicillof, Wado De Pedro y Andrés Larroque, tres de los cristinistas que más se diferencian e incluso critican al primer mandatario.

Mientras Cristina Kirchner hablaba anoche y era aclamada con el “¡Cristina Presidenta!”, Alberto Fernández -que insiste con su proyecto de continuidad- estaba a 1.000 kilómetros con el gobernador Jorge Capitanich en la inauguración de la Travesía Urbana de la Ruta Nacional 11 en Resistencia, Chaco. Desde ahí planteó: “Las utopías se pueden volver realidad, ahora que la democracia está consolidada, que la construimos, les propongo que construyamos una nueva utopía, la de la igualdad”.

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