Horacio Rodríguez Larreta recibe todas las semanas papers y recomendaciones sobre temas de política exterior. Si bien está muy concentrado en su campaña presidencial, no descuida los temas globales. Así como tiene sus economistas de cabecera, también trabaja con un equipo de diplomáticos que diseña el programa internacional del larretismo. Esa mesa también busca en el frente externo avales a la candidatura a presidente del alcalde porteño. Si su proyecto de poder se impone en las urnas, de ese grupo saldrá su canciller y sus principales embajadores.
La mesa diplomática diplomática larretista es un desprendimiento de la comisión de política exterior del partido amarillo. En un grupo de WhatsApp llamado “Internacionales PRO” intercambian información, estudios y coordinan reuniones. Allí participan internacionalistas del riñón de Rodríguez Larreta, aunque también hay diplomáticos ligados a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich, la otra presidenciable del partido -a quienes también se suma la candidatura de María Eugenia Vidal-.
Quien coordina la comisión de referentes en política exterior del PRO es Fulvio Pompeo, ex secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación. Es el internacionalista de cabecera de Macri. Otra persona sobresaliente de ese espacio es Diego Guelar, quien fuera embajador en Pekín entre 2015 y 2019.
A diferencia de lo económico o político, los líderes del PRO tienen un alto consenso entre sí en temas de política exterior, comercio internacional, defensa y cooperación internacional. Sin embargo, cada cual cuenta con su equipo y sus candidatos para ocupar el Palacio San Martín.
En el equipo bullrichista el referente en política exterior es Federico Pinedo, quien asoma como posible canciller si la ex ministra de Seguridad llegara al Gobierno. También frecuentan esa mesa Mariano Caucino, ex embajador en Israel; Carlos Sersale, ex embajador en el Reino Unido, el politólogo Alberto Föhrig, y Adriana Laforgia, ex colaboradora de Bullrich en el Ministerio. También colabora la ex diputada Cornelia Schmidt Liermann. Algunos de estos especialistas también suelen ser consultados por el larretismo.
Por parte de Encuentro Republicano, el espacio que lidera Miguel Ángel Pichetto dentro de JxC, el especialista en política exterior es el ex vicecanciller Andrés Cisneros. El pichettismo está en sintonía con el diagrama internacionalista en el que trabaja la coalición opositora.
En ese esquema, Pichetto le asigna énfasis a la pertenencia a occidente y a la crítica a la cuestión mapuche. El ex senador sostiene que “el mapuchismo ataca la soberanía argentina” y propone que las Fuerzas Armadas tengan un rol en ese sentido. También considera “central” el tema Malvinas y la relación con la OTAN.
La mesa diplomática que asesora a Rodríguez Larreta
El equipo de asesores en política internacional de Rodríguez Larreta es coordinado por Fernando Straface, secretario General y de Relaciones Internacionales del Gobierno porteño. Se trata de uno de los hombres de mayor confianza en la mesa del proyecto presidencial larretista. Straface se ocupa de la agenda exterior y del vínculo del alcalde de la Ciudad con las embajadas.
A esa mesa se sumó el año pasado Martín Redrado. El economista se incorporó al Gabinete porteño como secretario de Asuntos Estratégicos, a cargo de las relaciones económicas internacionales. El ex presidente del Banco Central trabaja en tándem con Straface en una serie de proyectos de comercio exterior en el marco del plan presidencial de Larreta.
Quien también se enroló en el proyecto de poder de Uspallata es Jorge Faurie, ex canciller durante la presidencia de Mauricio Macri. El diplomático aporta su agenda y visión sobre temas como geopolítica, defensa y estrategia en el frente externo. En tanto que en el plano doméstico, Faurie trabaja en el esquema de Rodríguez Larreta con la intención de ser diputado nacional por Santa Fe, su provincia. Aspira a integrar la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja. Straface y Redrado lo apuntalan y lo acompañarán en la construcción provincial.
Redrado, Straface y Faurie son tres nombres que suenan para estar al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores en caso de que el alcalde porteño triunfe en el comicio y arribe a Balcarce 50.
El resto de los integrantes de ese equipo son Ricardo Lagorio, ex embajador en Rusia, Marisa Bircher, Oris de Roa, ex secretaria de Comercio Exterior; Eugenio Burzaco, ex secretario de Seguridad; Marcelo Scaglione, ex subsecretario de Estado para la adhesión a la OCDE; Ezequiel Sabor, ex embajador en México; Francisco Resnicoff, subsecretario de Relaciones Internacionales de CABA; Julian Obiglio, diputado nacional; Gladys González, senadora nacional; Shunko Rojas, ex subsecretario de Comercio Exterior; Fabián Perechodnik, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense; Patricio Carmody, internacionalista; y Bruno Binetti, investigador en RRII.
El programa internacional del larretismo: Shock de confianza, un paquete de leyes y acuerdo con el FMI
La mesa diplomática larretista sostiene como principal pilar la necesidad de generar un “shock de confianza internacional”. Es un concepto que acuñó Straface y replican sus colegas. Esto implica que si Larreta es presidente promete impulsar inmediatamente un paquete de leyes que permita generar un “cambio de expectativas” y un escenario propicio para el posicionamiento del país en el sistema internacional.
No obstante, Larreta considera que Argentina debe “asumir su posición periférica” y, como supo plantear Carlos Escudé, entiende que el país debe relacionarse con los hegemones desde ese lugar. Un punto clave para eso es la lectura que los asesores larretistas hacen sobre el orden mundial.
La mesa diplomática del jefe de Gobierno conoce el significado de la “Trampa de Tucídides” y no ignoran la tensión en el equilibrio de poder que supone la disputa entre Estados Unidos y China. Para el larretismo la solución no es plantear equidistancia en la relación con ambos hegemones sino aplicar pragmatismo político.
Para Larreta la relación comercial con China es “central”, sin que eso implique un vínculo geopolítico -para evitar rispideces con el Departamento de Estado de DC-. Por eso el PRO rechaza la ejecución de un puerto naval chino en Tierra del Fuego, frente al estrecho de Magallanes y la Antártida.
En esa misma línea, en Uspallata sostienen que Argentina debe “defender la democracia y los derechos humanos” en la región: entiéndase como un distanciamiento y cuestionamiento a la situación de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Idéntica táctica conciben para con Rusia e Irán. Es un posicionamiento destinado a enviar una señal a la Casa Blanca
Para el larretismo es “clave” el vínculo con Washington DC. No sólo en términos geopolíticos, sino por la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre otros factores, se trata de un tema axial para que Argentina recupere el acceso al crédito internacional. EE.UU tiene un peso específico en el board del organismo originado en Bretton Woods.
La mesa diplomática larretista asegura que el próximo Gobierno debe “impulsar un paquete de leyes ni bien asuma para generar confianza internacional”. Seguidamente, sostienen que el próximo presidente deberá volar a Washington para “negociar un nuevo programa” con el organismo financiero. (Cabe recordar que a excepción de Ricardo López Murphy, toda la bancada de JxC en Diputados votó a favor del acuerdo vigente, sancionado en marzo de 2022). El alcalde porteño piensa que negociar un nuevo programa con el FMI permitiría “ordenar” las variables macro, generar reformas “pro crecimiento”, bajar la “carga impositiva” y “terminar” con la informalidad.
A finales del año pasado, Redrado se comunicó con Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ambos conversaron sobre política económica y el acuerdo con el FMI. Con quien también mantiene una relación el ex presidente del BCRA es con Rodrigo Valdes, ex ministro de Finanzas de Chile, a quien Kristalina Georgieva nombró en febrero como director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
En tanto, Larreta fue invitado a un seminario que organiza en Denver la secretaría de Estado americana a finales de abril. No podrá ir porque estará en plena campaña electoral. El alcalde analiza enviar en su lugar a Straface y Redrado. El viaje de sus asesores está en tratativas.
En el marco de esa visita, consideran la posibilidad de ir a Houston para reunirse con líderes del sector energético. Parte de esas conversaciones orbitarán en torno al programa económico en el que trabaja Larreta. También sobre el litio y proyectos para financiar la construcción del ducto y la planta de licuefacción que permitiría exportar gas a Europa desde el puerto de Bahía Blanca. Son charlas que algunos asesores del larretismo ya han mantenido con empresarios europeos.
Otro tema que pretende impulsar Rodríguez Larreta es el Acuerdo de la Unión Europea (UE) y el Mercosur. El conflicto desatado por la invasión de Rusia a Ucrania generó una crisis energética y alimentaria en el Viejo Continente -y otras zonas del mundo-.
Para Uspallata eso supone una “oportunidad única” para concretar el tratado con la UE. Por el contexto, los europeos también están especialmente interesados en rubricarlo. En enero, Straface estuvo en París y en Bruselas en representación del alcalde porteño. Se reunió con autoridades de la cancillería francesa, la OCDE y de la Comisión Europea. El acuerdo con la UE fue uno de los temas presentes en su agenda.
En materia regional, Rodríguez Larreta apuesta a potenciar tanto el Mercosur como la relación con Brasil. En cuanto a los organismos internacionales, Rodríguez Larreta desdeña los Brics y anhela insistir en el ingreso de Argentina a la OCDE. No obstante, sus asesores reconocen que el proceso para estar en la lista de admisibilidad y cumplir con los requisitos exigidos para el acceso -en variables de institucionalidad y política económica- durará al menos un mandato presidencial.
Larreta tiene una mirada pragmática del sistema internacional. Con ese mismo antifaz promete desplegar su programa en política exterior si le toca llegar a Balcarce 50. “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”, solía decir el ex líder Chino Den Xiaoping. Es un proverbio que también conocen los asesores larretistas.
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