Uno de los mensajes que mandó Máximo Kirchner durante el acto en Avellaneda el fin de semana pasado, advirtió sobre una secuencia que frecuentemente en off the record o por terceros solía trascender: que los caminos o planes de Axel Kicillof y del líder de La Cámpora no siempre van en el mismo sentido. “No hay que bajar al territorio, compañero gobernador. Hay que subir a la militancia a los lugares de decisión de una buena vez por todas y ahí vamos a ver cómo se negocia”, había dicho Kirchner sobre el escenario del plenario “Luche y Vuelve”. Tras el volumen que tomó esa declaración, en el gobierno bonaerense buscan bajar el tenor. Asoman, sin embargo, objetivos contrapuestos.
Es cierto que la frase generó un poco de sorpresa, en ese ámbito y ante miles de militantes que en definitiva estaban ahí para empujar la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. “Al Gobernador le parece una pérdida de tiempo seguir hablando de ese tema”, deslizaron desde el entorno de Kicillof a Infobae. Días atrás en distintas entrevistas, el Jefe de Asesores del gobierno bonaerense y mano derecha del mandatario, Carlos Bianco, fue consultado por este contrapunto. “Me animo a decir que este debe ser el gabinete más militante de la historia en la provincia”, contestó y evaluó: “Nuestros ministros y subsecretarios son todos militantes que vienen desde distintas extracciones barriales, sindicales, organizaciones políticas de la militancia histórica universitaria”.
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En la contestación de Bianco también hay un subtexto. Si el pedido de Kirchner fue para que el gobernador “abra” su gabinete y que, acaso, haya más lugar para otras expresiones, el funcionario lo dijo sin decir. La Cámpora, por ejemplo, controla los ministerios de Salud, Desarrollo de la Comunidad, Ambiente, el IOMA, el IPS, el Instituto Cultural, el Organismo Provincial de Contrataciones, y tiene presencia en subsecretarías dentro de otros ministerios. Quienes controlan estas áreas se reconocen militantes y que están en el territorio.
Kicillof busca no pisar ese terreno. Ante la consulta de este medio, aseguran que el mandatario está enfocado en la gestión. Esta semana, anunció la reglamentación de la Ley de instrumentación quirúrgica junto al ministro de Salud, Nicolás Kreplak, inauguró una usina eléctrica en la Isla Martín García donde también entregó notebooks y participó de la puesta en marcha de obras en la plaza pública, en el marco su aniversario 209 y, finalmente, este viernes llevó a parte de su gabinete hasta la localidad de Alberti donde junto a su intendente, Germán Lago, entregó 30 viviendas en un acto del que participaron al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Santiago Maggioti y su par bonaerense, Agustín Simone, además de la ministra de Ambiente provincial, Daniela Vilar.
Máximo Kirchner, en tanto, pone el foco a mediano plazo en lo que será la marcha del próximo 24 de marzo. Allí, podría haber una foto de ambos dirigentes marchando juntos en algún momento de la larga procesión y así dejar atrás el entredicho generado superficialmente casi por ribetes gramaticales.
Pero en vistas a las elecciones también hay una línea exploratoria en lo que hace a la estrategia del Frente de Todos o, mejor dicho, del kirchnerismo. El último fin de semana Máximo Kirchner no habló de la candidatura presidencial de su madre, aunque sí de generar las condiciones -lo que sería “romper la proscripción”- para que pueda definir sin ataduras la mejor estrategia electoral del espacio. La definición pasará por Cristina Kirchner, como así también el rumbo sobre cuál es la mejor estrategia para la provincia de Buenos Aires.
Kicillof tiene todos sus cañones apuntados a la reelección. Para eso trabaja y eso le piden algunos intendentes ya no solo del interior provincial, sino también del conurbano bonaerense. Pero no está cerrado. Una pista de esto la dio Martín Insaurralde días atrás cuando en redes sociales advirtió que será el primero en acompañar a Kicillof en la reelección si CFK así lo dispone. Insaurralde, por ahora guardó su carta a la gobernación pero siempre la tiene a tiro, se mueve en tándem con Máximo Kirchner que, como contó Infobae, también empezó a meterse de lleno en la campaña bonaerense, generando reuniones con los presidentes de los PJ de distritos donde el Frente de Todos no gobierna. Un mecanismo que, pasado el 24 de marzo, volverá a hacer andar.
El plan es retener la provincia de Buenos Aires. Hoy, según varias encuestas, Kicillof podría conseguir ese objetivo entendiendo que la elección en territorio bonaerense se gana por un voto y no hay ballotage. Pero la incertidumbre de la elección nacional enciende algunas alarmas. Si Kicillof se fuera a competir por una candidatura nacional, como empujaron tiempo atrás un grupo de intendentes para darle lugar a Insaurralde garantizándose el aval de Máximo Kirchner, el poder dentro del peronismo en la provincia de Buenos Aires se reconfiguraría. Es lo que determina, en parte, la relación actual -que dicen que es fluida y buena- entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner: dos polos de poder. Por ahora, intenta imperar la paz.
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