El escritor y periodista Jorge Asís sorprendió con una descripción original y no exenta de controversias sobre la actualidad política argentina. Dueño de un estilo desapegado de tabúes y prejuicios, afirmó que Alberto Fernández transita por el “año de Bignone”, en referencia al último dictador que entregó hace 40 años el gobierno a Raúl Alfonsín, el primer presidente de la democracia recuperada.
En una entrevista con Infobae, el autor de “Flores robadas en los jardines de Quilmes” hizo ese paralelismo para graficar el momento político que enfrenta el primer mandatario, asediado por las internas de la alianza de gobierno, sobre todo con Cristina Kirchner y un gestión marcada por la pandemia, la invasión rusa a Ucrania y, ahora, por una sequía histórica en Argentina y la crisis bancaria norteamericana.
Además, sugirió que La Cámpora podría dejar en un plazo por ahora incierto los cargos que ocupan en el gobierno del Frente de Todos y planteó que Juntos por el Cambio atraviesa un momento de mayor desorden que el oficialismo que podría complicar sus chances electorales. Como viene planteando en su portal, Jorge Asís Digital, reiteró que a su juicio la política está dominada por cuatro dirigentes y “el resto es paisaje”. Se trata de la vicepresidenta (que evoca como “la doctora”), Sergio Massa, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta.
En ese contexto es que mencionó que Alberto Fernández, aunque tiene “los fierros institucionales del Estado”, no tiene posibilidades de ser candidato, aunque sí pueda “atormentar a sus adversarios”. Para Asís, el presidente “es un Bignone” también porque el kirchnerismo “se lo quiere sacar de encima de manera desprolija”.
Reynaldo Bignone asumió el Poder Ejecutivo en 1982 después de la derrota militar en Malvinas y condujo un etapa breve que clausuró el oscuro ciclo de golpes de Estado y democracia tutelada que signó el siglo XX. Con Bignone, que murió en 2018 condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad, terminó la más sangrienta de las dictaduras militares argentinas: entregó el mando a instituciones democráticas que, con fragilidades y carencias, siguen en pie 40 años después.
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- Una definición tuya generó mucho revuelo. Hablaste del “año de Bignone” y de que el propio Alberto Fernández es “un Bignone”. ¿Qué significa este nombre y este símbolo?
Es la instancia en la que prácticamente todo está jugado. “El año de Bignone” se repitió en la historia argentina: fue para Raúl Alfonsín, después del triunfo de Antonio Cafiero sobre Juan Manuel Casella en la provincia de Buenos Aires, donde quedó absolutamente todo jugado. Fue un año que piadosamente se puede decir de transición, pero que expresa el tiempo que se vive cuando un ciclo se agota. O que se agota antes, de manera prematura.
“El año de Bignone” tiene que ver, después de la Guerra de Malvinas, con lo que se dio en llamar la comisión de liquidación del Proceso Militar, que después todos iban a llamar dictadura. Era el año en el que estaba todo listo. Hoy te diría que Alberto Fernández tiene por delante meses de Bignone. Y cuando se dé todo el ciclo electoral se lo va a poder tomar como “el año de Bignone”.
Es comprensible de parte de Alberto Fernández -y te diría que lo hace con acierto- poner expectativas en su propia persona, porque la precipitación un tanto desprolija de querer sacárselo de encima lo hace más Bignone todavía. Estamos con un presidente que, por supuesto, no tuvo un gran gobierno -más bien fue bastante flojito- pero tiene todos los fierros institucionales del Estado, como presidente de la República, para atormentar a sus adversarios internos.
Imagino que el cuadro que se arma el presidente debe ser más o menos este: si la doctora (Cristina Kirchner) lo designó con un tuit un 18 de mayo ¿por qué él tiene que abandonar toda posibilidad de ser candidato, por qué tiene que bajarse en el mes de marzo? Intuyo que este Bignone, en “el año de Bignone”, es lo suficientemente lúcido como para darse cuenta de que no tiene la menor posibilidad de ser candidato.
Pero él cree que no aparece alguien que sea mejor, con lo cual puede perfectamente estirar esa indefinición. Quizá, según mi información, él puede proponer o pensar que hay un candidato que lo puede representar, que sería Daniel Scioli. Y Daniel Scioli hoy tal vez es víctima de esa estrategia de su candidatura eventual. Sin embargo, ya dije que Scioli para mí es un pescado enmantecado: es difícil tener a Scioli agarrado.
- ¿Cuando creés que empezó “el año de Bignone” para Alberto Fernández?
Todo este año entero es para Alberto Fernández “el año de Bignone”. Él tiene por supuesto la lealtad de dos o tres amigos que están con él, porque son sus amigos, y me parece perfecto. Aníbal Fernández es un histórico verticalista y siempre fue absolutamente verticalista y leal a todos los presidentes a quienes sirvió, razón por la cual es bastante notorio también su apoyo hoy.
Y después están con Alberto Fernández las tres damas que son las que le armaron hasta en el verano alguna agenda importante. Por ejemplo, según mi información, Victoria Tolosa Paz descubre Chapadmalal como un buen lugar para hacer política y ahí le armaron alguna agenda e hizo algunas cosas. Y también, por la misma portación de los fierros institucionales del Estado, tuvo algunos viajes importantes. Aun siendo “el año de Bignone”.
- ¿Quiénes son las otras dos damas de Alberto Fernández?
Vilma Ibarra y Gabriela Cerruti, con las internas que pueden tener todos entre sí también, pero son las damas que tiene Alberto. Después no tiene una gran inserción para imaginar que pueda ser un candidato, pero tiene todo su derecho a serlo. Me parece una torpeza querer precipitarlo desde los medios de comunicación.
- En última instancia lo terminan fortaleciendo al darle la oportunidad de resistir esas embestidas.
Por supuesto, él va a seguir con su postulación hipotética hasta mayo, que es lo que calculo. E incluso hasta es probable que para el mismo aniversario de los cuatro años de su designación por un tuit -tal vez con cierta perversidad- utilice esa fecha. Puede ser una conjetura más que información.
Pero no están en condiciones de hacerlo bajar, porque en realidad si ya Bignone dice “no soy más candidato”, no hay ninguna posibilidad de mucho más. Después va a costar que le lleven el café, que lo tomen prácticamente en serio para algo.
Ahora, él dice “si hay otros candidatos, bueno, compitamos”, y es una manera también de precipitar decisiones de la doctora. Porque hoy todo se arma alrededor de la doctora, como ese operativo clamor que, en realidad, es más una consigna política que tiene más que ver con la permanencia y sobrevivencia de ese sector político que con una proyección real de la doctora. No creo que la doctora quiera ser candidata a presidenta.
- ¿Y sino es ella, quién?
El único candidato de ese sector, y que también la doctora lo tiene in pectore e inteligentemente el sujeto dice que no es, es Sergio Massa. Es candidato pese a que la economía no termine de funcionar del todo. Pero él no está ahí para resolver toda la cuestión económica y menos para resolver la inflación: él está ahí para evitar el estallido y, en realidad, ya se evitó el estallido.
Hoy no hay ninguna bomba económica y tampoco va a haber una bomba económica para el próximo gobierno. No hay peligro de bomba económica. En realidad, hoy creer y apostar por la remontada de la Argentina no es acto de fe, es un negocio. Y como es un negocio, hay mucha gente muy capitalizada en bonos que pueden ser papel si pasa todo lo que creen algunos opositores que va a pasar en Argentina.
Según mi información -probablemente mala- no hay ningún interés en que esto explote, razón por la cual explosión no va a haber. Hay confianzas en algunas fechas: a mediados de junio, la primera parte del “Gasoducto El Furia”, como lo llamo yo (NdR: Gasoducto Néstor Kirchner), podría empezar a funcionar; y puede ser que en septiembre se pueda exportar de una manera interesante. Son datos que los que tienen que mirarlos lo ven.
- Ser optimista con Argentina, en este contexto, es al menos contra intuitivo.
Lo que pasa es que esto se da en medio de un panorama político electoral complejo. Por eso insisto que el problema de la Argentina no es económico, que el problema es político. Si vos lográs generar una política con credibilidad y sólida, las cuestiones económicas pueden empezar a resolverse de otro modo.
Lo que pasa es que los dos espacios políticos están muy desordenados. E insisto, y esto está en mi portal y es una miniserie que publiqué en jorgeasisdigital.com, que se llama “Son cuatro. El resto es paisaje”. Son cuatro: la doctora, Mauricio Macri, Sergio Massa y Horacio Rodríguez Larreta. Me parece que alrededor de estos cuatro personalidades, de estos cuatro vértices de este rectángulo, hay que analizar la política argentina.
Algunos me dicen ¿y Patricia Bullrich? Patricia Bullrich también está en condiciones de ser parte de ese rectángulo y quizás transformarlo en un pentágono, pero ella depende específicamente de la decisión de Mauricio Macri.
- Tendría que emanciparse en términos políticos.
Claro. Emanciparse de la decisión de Mauricio Macri. Por eso yo pienso, intuyo y evalúo, según mis datos, que Mauricio Macri está disimuladamente desesperado por volver a ser presidente. Y que todavía no está para ser descartado. Incluso, este espacio de Juntos por el Cambio está más desordenado que el oficialismo.
Sobre todo porque tiene un lugar, a mi criterio, que es el decisivo y sustancial que tienen que cuidar, que es la Capital, el Maxikiosco, la sucesión en el Maxikiosco. Esto es algo que no tiene que resolverse en las PASO, como creen tantos demócratas de utilería. Esto es una reunión decisoria que deben tener Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, dos de los cuatro que son. Todo esto lo escribo en mi portal desde hace tiempo.
- También le sugeriste a Alberto Fernández que vaya buscando reemplazantes para las posiciones ocupadas por La Cámpora. ¿Esto es inminente?
Yo no sé si por el hecho de haberlo revelado se puede evitar, acentuar o demorar esta decisión. Según mi información, se planifica que todos los alfiles del kirchnerismo vinculados a La Cámpora o que tengan que ver con el espacio que se reporta a la doctora abandonen a Bignone. Se planifica dejar el gobierno de Bignone.
Es un problema para Alberto Fernández, Bignone, tener que pensar hoy en alguien que sepa de aviones para Aerolíneas Argentinas, tener que pensar hoy en alguien que sepa de ANSES, alguien que tenga capacidad para manejar el PAMI, YPF, buscar un buen ministro del Interior. Porque vos podés tener candidato para ministro del Interior cuando arrancas una gestión, que tenés cuatro años por delante, no cuando te vienen estos “meses de Bignone”, que el Presidente no los quiere asumir.
Explicablemente no los quiere asumir y quiere hacer creer que todavía tiene algunas posibilidades. Eso, humanamente, hasta me parece perdonable.
- ¿Qué gobierno quedaría si se produce un retiro masivo de estos lugares que ocupa La Cámpora? ¿No quedaría a la vista de todos un gobierno vaciado?
El gobierno ya está vaciado. En el oficialismo, es como esos matrimonios donde ya está todo desgastado y para justificar la permanencia dicen “por los chicos”. Es “por los chicos” que más o menos se mantiene esta precaria integridad, pero tengo entendido que no por mucho tiempo, según esta información que tengo y lancé y que tiene base sólidas.
- Tuvo un impacto inmenso este anticipo.
No sé si tuvo un impacto inmenso. Me parece que si tardan tanto en desmentirla o darla como válida, algo de eso hay. Pero en la práctica este gobierno ya está partido. Y “el año de Bignone” viene con un oficialismo fragmentado y una oposición bastante desprolija, desordenada, que no tiene un ordenador perceptible.
Dos de los cuatro que son fundamentales, la doctora y Mauricio, tienen que ser los encargados de ordenar sus respectivas coaliciones. Pero en cuanto lo ordenen van a perder inmediatamente un poco de prestigio y de poder.
- Igualmente están complicados para poder definir una sucesión o poner algún delegado en el futuro gobierno.
Me parece a mí que la experiencia Alberto Fernández marca el final de los presidentes delegados. No hay lugar en la Argentina para presidentes delegados. Puede ser un buen candidato Wado (Eduardo De Pedro) si es un candidato absolutamente emancipado, independiente. Como es un buen candidato Rodríguez Larreta, si Rodríguez Larreta se emancipa y no te digo que sea el parricida, pero que evite que Mauricio sea un filicida. Porque hay algo de eso.
Mauricio hoy tiene una gran decisión que tomar, porque su decisión es muy importante para su espacio, pero insisto, más importante que la elección nacional, para PRO es asegurarse la sucesión en el Maxikiosco. Me parece que ya Mauricio eligió a su candidato, que es Jorge Macri.
Quizás por alguna travesura del propio Mauricio -que acercó a Jorge Macri a Patricia Bullrich- motivó también una reacción de Horacio Rodríguez Larreta, que tiene que ver con una eventual alianza con los radicales, porque acá los radicales existen. Los radicales ya no son meros complementos escenográficos para las fotografías, los radicales eran tomados como complementos escenográficos para la fotografía, como si tuvieran una gran vocación vicepresidencial. De eso exceptúo a Facundo Manes que intentó llevar al radicalismo otra vez hacia los puestos de máxima responsabilidad.
Hoy está Rodríguez Larreta con una alianza también con los radicales de Martín Lousteau, que en realidad son de Emiliano Yacobitti. Por supuesto, esto irrita a Mauricio por muchas cuestiones del espíritu, después de haber gobernado desde 2007 hasta hoy, el Maxikiosco necesita imperiosamente que sea alguien de PRO el que lo gobierne.
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