El embajador en Brasil, Daniel Scioli, pone en marcha su plan presidencial en el punto geográfico más poblado del país. Este lunes por la mañana visitará los municipios de Almirante Brown y Esteban Echeverría, en el conurbano bonaerense, el lugar clave cuando de elecciones se trata.
Dos días después de que el kirchnerismo lance el “operativo clamor” para que Cristina Kirchner sea candidata a presidenta en las elecciones de este año, Scioli da un paso importante para consolidar su precandidatura presidencial y se vuelca a recorrer Buenos Aires, la provincia donde se concentró su carrera política.
Lejos de esperar que se solidifique el pedido K en el escenario político, el ex gobernador avanza con paso firme y lo hace, fiel a su estilo, tratando de tener cintura y evitando generar resquemores hacia adentro del Frente de Todos, donde la grieta es cada vez mayor y el bombardeo interno es incesante.
Los dos municipios que visitará tienen sus particularidades respecto a la conducción política. Almirante Brown es gobernado por Juan Fabiani en forma interina. El jefe político del territorio e intendente en uso de licencia es Mariano Cascallares, que el sábado estuvo en Avellaneda para acompañar el lanzamiento del “operativo clamor” y este lunes se estrechará en un abrazo con el ex motonauta.
Más tarde, pasado el mediodía, cuando llegue a Esteban Echeverría será recibido por el intendente local, Fernando Gray, distanciado del kirchnerismo desde el momento en que se plantó ante la conducción de Máximo Kirchner en el PJ Bonaerense, lo que le valió quedar afuera de las reuniones K a las que solía ir.
En Brown visitará la empresa Aqualaf, de griferías, ubicada en el parque industrial de Burzaco, mientras que en su segundo destino estará en Treves, una empresa de revestimiento para el automotor. Scioli busca consolidar su perfil vinculado a la producción como parte de su estrategia presidencial.
El martes estará en Ezeiza, donde gobierna Gastón Granados, que el sábado también estuvo en Avellaneda pidiendo la candidatura de Cristina Kirchner. El actual intendente es hijo de Alejandro Granados, que sigue teniendo el poder real en el distrito y que fue funcionario en el gabinete bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli.
En tanto, es posible que la semana que viene empiece a viajar al interior del país con misiones comerciales. Su idea es acompañar a empresarios brasileños que tienen interés en invertir en algunas provincias argentinas. Esas visitas tienen una traducción electoral sintetizada en un puñado de fotos que verán la luz luego de esas actividades.
Después de confirmar su precandidatura presidencial, Scioli bajó el perfil y siguió su línea de trabajo en Brasil. Pero esta semana vuelve a subirlo para decir presente e instalar su nombre en la agenda política. “Acelerar a fondo faltando tanto para las elecciones es suicida. Aparece, golpea y sale”, indicaron en el círculo político del ex gobernador.
Al campamento sciolista llegó una información que desde hace un tiempo da vuelta por las arterias kirchneristas. Se trata de una nueva especulación electoral en la que Scioli podría convertirse en el candidato bendecido por Cristina Kirchner para liderar una boleta en la que la Vicepresidenta participe como candidata a senadora nacional y Axel Kicillof como candidato a gobernador bonaerense.
En el sciolismo evitan dar definiciones concretas y aseguran que “falta mucho tiempo” para el momento en que se cierren los candidatos. Lo cierto es que el kirchnerismo tiene una primera opción concreta que es la candidatura del ministro de Economía, Sergio Massa, quien en todas reuniones que tiene jura y perjura que no será candidato a presidente.
En algunos sectores de la terminal K sobrevive la idea de que “un candidato que ya perdió, no es un buen candidato”, y ahí encuadran a Scioli, que no pudo superar a Mauricio Macri en las elecciones del 2015. Sin embargo, aceptan que el peronismo tiene un enorme problema que es la falta de candidatos y que no hay tantos dirigentes dispuestos a competir. Al menos, a esta altura del partido.
Scioli hace caso omiso a los rumores y repite que él siempre estuvo parado en la misma vereda que el kirchnerismo. Es decir, que no le pueden cuestionar su lealtad. Asume también, que frente a algunos candidatos a los que le falta mayor conocimiento nacional, ese no es un problema que tenga que afrontar.
El ex monotauta avanza con su plan de acción mientras espera, al igual que toda la coalición oficialista, la definición de Alberto Fernández sobre la reelección, que está decidido a postergarla todo lo que haga falta, más allá de que el kirchnerismo multiplique la presión para que baje la candidatura.
Ayer la última estocada del fin de semana se la dio, una vez más, Andrés “Cuervo” Larroque. “Si el Presidente tuviera chance de reelegir ya estaría pegando afiches y el plenario del sábado era ‘Alberto reelección’. Pero no están esas condiciones, la realidad no lo representa”, sostuvo el dirigente de La Cámpora.
La interna no para ni un día. El Frente de Todos entró en un proceso bélico sin reglas de juego claras. Cristina Kirchner dispara, Alberto Fernández responde, Máximo Kirchner dispara y así sucesivamente. En el peronismo tiene en claro que el gran peligro de esta etapa tan ruidosa es que la gente, en el momento en que vaya a votar, les pase factura y les dé vuelta la cara.
La imagen que brindan hacia afuera es la de un Gobierno quebrado, histérico y sin rumbo. Una estructura de poder desmantelada, con nombres propios que asoman como precandidatos de un frente electoral completamente dividido. En medio de ese barro se abre camino Scioli. Un optimista sin límites.
Seguir leyendo