Cristina Kirchner conserva el silencio público sobre su candidatura, luego de que el kirchnerismo desplegara una batería de pedidos para que revea su decisión de no competir en las elecciones de este año. Juega al misterio y deja crecer el operativo clamor que enaltece su figura al mismo ritmo que empequeñece a la de Alberto Fernández.
La fórmula presidencial que se conformó en el 2019 está completamente partida. El reencuentro en la apertura de sesiones del Congreso fue mejor de lo esperado dentro del oficialismo, pero quedó en el recuerdo como un fragmento irrepetible de un gobierno quebrado y completamente desgastado.
El kirchnerismo hace crecer cada día un poco más el operativo para que Cristina Kirchner acepte ser candidata a presidenta. La dirigencia trata de sepultar aquel discurso efusivo e histriónico que realizó la Vicepresidenta después de ser condenada en la causa Vialidad, en el que aseguró que en el 2023 no sería candidata a nada. Ni a presidenta, ni a gobernadora, ni a legisladora. A nada.
Desde ese momento a esta parte el kirchnerismo accionó un relato para instalar que la justicia federal y la Corte Suprema quieren proscribir a Cristina Kirchner. Que la quieren sacar de la cancha. No hay argumentos válidos para sostener la teoría porque la sentencia a 6 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos de por vida aún tiene dos instancias de apelación.
Es decir, sin sentencia firme, la Vicepresidenta está en condiciones de ser candidata y estar en cualquier boleta. El kirchnerismo ya creyó la teoría y la repite como un mantra. Lo hace con fuerza, como cuando logró instalar en la reunión de la mesa nacional del Frente de Todos la creación de una comisión para pedirle a CFK que sea candidata y el título del documento final en donde se hablaba de “proscripción”.
El último pedido formal lo hizo el Jefe de Gabinete del gobierno bonaerense, Martin Insaurralde, durante la mañana del domingo. “Queremos que Cristina sea la candidata a presidenta, es la persona más capacitada para gobernar la Argentina y construir un futuro mejor”, indicó. Contundente.
En el final del fin de semana fue el líder de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, el que volvió a insistir con la idea. “Cristina tiene que ser candidata”, sentenció. Desde algunos días que lo dirigentes del kirchnerismo corrieron a un costado de su discurso la posible voluntad de la Vicepresidenta frente a la decisión de competir.
Antes hablaban de “no pedirle todo a Cristina” y ahora instalan con fuerza la idea de que debe ser la candidata que compita este año. Hay datos objetivos que avalan la propuesta K. La Vicepresidenta es la figura del peronismo que más votos junta por su cuenta. Podría ser la candidata más votada en una PASO.
El problema que marcan los consultores es que en una elección general y, eventualmente, en un balotaje, CFK no es competitiva. Perdería contra cualquier candidato de la oposición. Con esos datos en la mano, muchos dirigentes especulan sobre el accionar de la Vicepresidenta y sus necesidades para conservar el poder territorial de la fuerza que lidera. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Este lunes el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, abrirá las sesiones ordinarias de la Legislatura. En las filas oficialistas esperan que haya algún gesto público del mandatario respecto a una posible candidatura de CFK, más allá de que ha sido de los primeros en expresar la necesidad de que sea candidata. El ex ministro de Economía es socio fundador del operativo clamor.
Esta semana Cristina Kirchner tendrá centralidad plena. El jueves el Tribunal Oral Federal 2, que condenó a la Vicepresidenta en la causa Vialidad, publicará sus argumentos. A partir de allí la defensa podrá apelar y el fallo pasará a ser revisado por la Cámara Federal de Casación Penal. Empezará a transcurrir una nueva instancia del proceso legal.
Aún se desconoce si el kirchnerismo movilizará o no ese día. Lo que se descarta es que habrá un apoyo masivo en las redes sociales y a través de los medios por parte de la dirigencia. Será la primera oportunidad de la semana para ratificar la idea de “proscripción” y para inflar con esmero el operativo clamor.
Un día después la Vicepresidenta viajará a Viedma para recibir un doctorado honoris causa en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). Aún se están ultimando los detalles pero será el momento en que CFK vuelva a sentarse frente a un micrófono y el Frente de Todos escuche con atención si brinda alguna señal sobre su posible candidatura.
Finalmente, el sábado el kirchnerismo duro está organizando un acto en Avellaneda bajo la consigna “Luche y vuelve”, la misma que utilizó el peronismo en tiempos donde el general Juan Domingo Perón había sido proscripto, lo que generó su decisión de que Héctor Cámpora compita en los comicios y sea su delegado en el poder. El plenario militante pedirá por “Cristina 2023″.
En paralelo, Alberto Fernández resiste el embate K contra la posibilidad de su reelección. El kirchnerismo avanza ferozmente contra la Casa Rosada y ejercen una fuerte presión para que el Presidente baje su candidatura. Lo quieren afuera de la cancha electoral lo más rápido posible, pero Fernández no está dispuesto a claudicar y estiraría la definición hasta mayo.
De nada sirvió los guiños que el Presidente le hizo al kirchnerismo durante la apertura de sesiones ordinarias. Los gestos no calmaron la avanzada K. En verdad, no hay absolutamente nada que la pueda frenar porque la relación con Fernández está totalmente deteriorada y no tiene futuro. Entonces, el objetivo es uno solo: que renuncie a su reelección en público.
Hay frases que irritan a los dirigentes K más duros. Una de ellas la expresó el Jefe de Estado durante una entrevista que brindó el fin de semana al canal C5N. “Si, me veo en las PASO. Todo es raro hasta que ocurre alguna vez”, indicó. Además, destacó que si hay uno mejor que él, se correrá. El Presidente empezó a jugar con el fastidio de sus rivales internos.
Puso como ejemplo la decisión del ex presidente Néstor Kirchner en apoyar a Cristina Kirchner en 2007, cuando se presentó por primera vez como candidata presidencial. “Era raro que un Presidente proponga que su esposa sea la candidata que lo suceda. Y ocurrió. Y Argentina evidentemente no le fue mal”. Les mojó la oreja.
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