La relación entre el Alberto Fernández y Cristina Kirchner no pasa su mejor momento. No se veían en público desde junio del año pasado, en Tecnópolis, y dirigentes cercanos a la vicepresidenta no ocultan sus críticas al Presidente por el rumbo de la gestión. Ese malestar quedó reflejado en el acto de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, donde donde la titular del Senado se mostró distante durante las dos horas que duró el discurso presidencial
Aunque cumplió con el protocolo y recibió al titular del Ejecutivo con una sonrisa y un beso, Cristina Kirchner dejó en claro la distancia que los separa desde un principio: mientras Fernández saludaba a las primeras personas que se encontraba, ella apuró el paso y dejó que Cecilia Moreau, presidenta de Diputados, y Claudia Ledesma Abdala, presidenta provisional del Senado, lo acompañaran.
Los esperó en donde parecía que el protocolo no la dejaría continuar, en la firma de los libros de honor, pero a la hora de la foto decidió recostarse sobre el brazo de Moreau. La distancia se evidenciaba más que -quizás- quedó expuesto a minutos de entrar en el recinto cuando el presidente Alberto Fernández le ofreció agua mineral a su compañera de fórmula en 2019, quien no aceptó y, frente a la insistencia, replicó que no y espero que su secretario le acercara su propia botella.
Durante las dos horas que duró el discurso de Alberto Fernández, la vicepresidenta no mostró ningún tipo de gesto. Sólo sonreía y saludaba a legisladores, invitados y a las personas que el Presidente fue mostrando como ejemplo de las políticas públicas que llevó adelante el Gobierno. Ni siquiera aplaudió en el pasaje cuando arremetió contra los jueces de la Corte Suprema. En esos momentos, como cuando se hizo referencia a su inocencia y a la persecución judicial, se mantuvo con la mirada hacia adelante y el gesto impertérrito.
Según confiaron diferentes fuentes a Infobae, Cristina Kirchner no tuvo acceso previo al discurso de Fernández. Aunque sabía los lineamientos generales, no sabía el detalle de lo que iba a decir el Presidente. Quizás esa fue la razón por la cual, en los únicos momentos en que lo miraba, lo hacía para mirar las hojas del discurso.
Esa frialdad también quedó plasmada en la ausencia de dos representantes del sector que responde a la Vicepresidenta. Por un lado, el diputado Máximo Kirchner decidió ausentarse cuando desde su entorno habían adelantado que iba a asistir, como lo hizo el año pasado. En el 2022, la excusa fue el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Este año parece que fue solo la falta de diálogo. En la sesión del día anterior sí había estado presente para dar quorum y tomó la palabra luego de un año de silencio en el recinto.
Otro que también había comprometido su asistencia, y que no estuvo en la Asamblea Legislativa, fue el gobernador Axel Kicillof. En este caso la excusa podría ser que el gobernador bonaerense hoy tiene su propia apertura de sesiones, pero eso no iba a suceder hasta cuatro horas más tarde de que terminara Alberto Fernández. La frialdad del sector kirchnerista se vio arriba y abajo.
Un espectador
Otro dato alimenta el rencor entre el Presidente y el sector más ligado a Cristina Kirchner, que cuestionó el contenido del discurso. “Parecía un espectador de la realidad, como alguien que la cuenta, no dijo nada de cómo resolver la inflación ni que medidas tomará hacia adelante. No es un espectador”, explicó a este medio una persona con acceso diario a la Vicepresidenta.
“Los ferrocarriles, las casas, las escuelas, está bien, y es cierto que los medios no cuentan las cosas buenas, pero el tema de la gente es la inflación. Es la nube que tapa todo lo demás y hasta que no se resuelva eso lo otro está bien pero no alcanza. Hizo un discurso muy a su estilo, un discurso. No hay medidas, no dijo qué iba a hacer hasta el 10 de diciembre para resolverlo. No sirve”, agregó otro encumbrado kirchnerista mientras se iba a paso lento del Congreso.
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