Cuando Alberto Fernández se fue del Congreso decidió invitar a su círculo de colaboradores más chicos a almorzar en su despacho, en la Casa Rosada, para analizar y hacer un balance de su discurso. En la mesa se sentaron la Portavoz, Gabriela Cerruti; el Jefe de Gabinete, Agustín Rossi; el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos y el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello.
Hubo satisfacción por la defensa de la gestión en forma detallada. Fue ese mensaje, con números y precisiones, el que también dejó conforme a los ministros del Gabinete, que hace tiempo protestan porque la interna del Frente de Todos se come lo que consideran que son los logros de la gestión.
“El balance es totalmente positivo. Se puso en valor la gestión y se marcó el rumbo”, aseguró uno de los funcionarios más cercanos al Presidente, que se quedó conforme con haber expresado todos sus cuestionamientos a la Corte Suprema con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz sentados a pocos metros.
“Estuvo muy enfocado y decidido a contar su gobierno, pero reconociendo todo lo que queda por hacer”, sintetizó un importante ministro. El Presidente defendió con uñas y dientes su gestión, aunque evitó aprovechar el discurso para anunciar medidas concretas, como ha hecho en otras oportunidades.
En uno de los despachos oficiales resaltaron “el nivel de detalle de las cosas que se hicieron pese a las dificultades” y lo que mostró vinculado “al crecimiento del PBI, el empleo y la inversión”. “Hizo un resumen del período que le tocó gobernar con enormes condicionantes y grandes logros en función de eso”, señalaron.
Puertas adentro de la Casa Rosada hay “absoluta conformidad” con cómo salió el discurso, con la forma en que el Jefe de Estado interpretó el guión estudiado durante la jornada de ayer, en la Quinta de Olivos, junto Cerruti, Rossi y Olmos.
Fernández alambró su gestión en forma discursiva con el fin de mostrarse compacto, sin fisuras, pese a que su gobierno está completamente atravesado por la grieta interna. Esa división ha perjudicado el andar de la gestión y le ha desgastado la autoridad, pero aún así, en la asamblea de hoy, buscó empatizar con la sociedad mostrando algunos logros puntuales.
A lo largo de su discurso puntualizó en un caso específico de progreso y lo hizo mirando a un palco donde estaban sentados los protagonistas de ese caso. La idea de destacar los logros de la gestión de esa forma fue de Cerruti, que siguió de cerca los detalles del extenso discurso y su ejecución en el recinto. En los últimos días le pidió a cada ministerio que le marcara una política central de la gestión y un protagonista.
Con todos lo nominados sentados en un palco, el Presidente empezó a repasar y detallar los casos específicos. Nombró a un ex combatiente de la guerra de Malvinas que se pudo jubilar gracias a un régimen especial, a un trabajador de una compañía argentina de biotecnología que sostiene un proceso de inversión en el país y a una mujer que pudo obtener, junto a su familia, una casa propia, entre otros ejemplos que fue destacando a lo largo de las casi dos horas de discurso.
En Balcarce 50 resaltaron la “solidaridad” que hubo con Cristina Kirchner a pesar de no haber hablado de “proscripción” como quería el kirchnerismo. El Presidente buscó una forma distinta de expresarlo que no tenga el mismo impacto que el término que se busca instalar desde el corazón K. Habló de “inhabilitación política”, lo que resultó ser un guiño para la Vicepresidenta.
“Una palabra no hace la diferencia”, destacaron cerca del jefe de Estado. El objetivo se cumplió. Fernández no se movió ni una coma de su idea principal que era apuntar con dureza contra la Corte Suprema, asegurar que Cristina Kirchner está siendo perseguida y defender la gestión como símbolo de su conducción en el Gobierno.
En un tono más picante y con cierta ironía, un funcionario nacional defendió la decisión presidencial. “La Cámpora está huyendo de la palabra proscripción, ¿si no cómo levantan la candidatura de CFK?”, se preguntó, haciendo referencia al operativo clamor para que la Vicepresidenta compita en las próximas elecciones.
Otro funcionario resaltó la “cohesión que hubo con lo que expresa el Frente de Todos” ya que Fernández señaló “la injerencia de la Corte en la independencia del Poder Judicial” y planteó “los temas que el Congreso no trató” respecto a la agenda judicial que tiene el oficialismo. “Habló en representación de la base de sustentación del gobierno”, indicó.
Desde el despacho de uno de los ministros más cercanos al Presidente destacaron cuatro ejes fundamentales del discurso en el Congreso. “Mostró los puntos fuertes de la gestión con números concretos, arrinconó a Juntos por el Cambio en suelo porteño y no metió la pata”, expresaron, con un dejo de gracia.
Durante todo su discurso Alberto Fernández no dio ninguna señal electoral. No se bajó de su candidatura ni inclinó la cancha hacia un candidato específico. Lejos de hacerlo, resaltó cada dato de su gestión como una forma de capitalizar esos logros en su conducción. En definitiva, su gestión de gobierno es la única plataforma electoral que tiene para soñar con una reelección.
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