“Es la apertura de su último año de mandato. Sería muy raro que no diera una señal política fuerte”. La frase, pronunciada ayer por la tarde por un funcionario nacional del kirchnerismo, representa la expectativa de la mayor parte de los referentes del Frente de Todos ante la Asamblea Legislativa que comandará hoy, a partir de las 11, Alberto Fernández. Su discurso, creen, funcionará como punto de inflexión en la previa del cierre de listas, cuando la principal incógnita gira en torno a su resistida candidatura a la reelección. Sin embargo, en la Casa Rosada aseguran que será un repaso de la gestión y que “hay tiempo” para las definiciones de nombres para las PASO.
El interés principal en el discurso del Presidente, de parte de la dirigencia peronista y kirchnerista, se basa en conocer sus intenciones frente a las primarias, mientras Alberto Fernández ignora los pedidos de certezas sobre sus pretensiones, y emite, desde hace meses, señales ambiguas sobre si se presentará o no para un segundo mandato. Sin embargo, en el entorno presidencial hacen oídos sordos a los reclamos y aseguraron que hoy no cambiará nada. “Que esperen sentados, hay mucho tiempo hasta junio”, dijo un funcionario que dialoga a diario con el primer mandatario, en referencia a la fecha límite para presentar las nóminas formales con los nombres de los postulantes, fijada para el 24 de ese mes en el calendario electoral.
Alberto Fernández prepara desde el fin de semana sus palabras para la primera plana del oficialismo y la oposición y que se leerán principalmente en clave de la interna. Ayer se recluyó en Olivos durante todo el día para darle las últimas pinceladas y sólo lo visitaron algunos de sus colaboradores más fieles, entre ellos, el secretario general, Julio Vitobello. En su círculo mantenían bajo siete llaves el contenido de la alocución, algo entretenidos con la multiplicidad de especulaciones que generaba. “Arruinaríamos el efecto sorpresa”, se excusó uno de sus alfiles, que se limitó a adelantar que el mensaje se basará en destacar la gestión hasta ahora y no en adelantar jugadas a futuro.
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El kirchnerismo es el espacio más interesado en que se baje de la carrera, y el que expresa con mayor claridad e intensidad su rechazo a la figura del Presidente. En la mesa política del jueves 16 se lo pidieron, en persona, los principales escuderos de Cristina Kirchner, entre ellos Máximo Kirchner y algunos gobernadores e intendentes afines. Y los más duros redoblaron la presión en los últimos días.
El primer mandatario mantiene en pie la hipótesis de su candidatura. Ayer, su mano derecha, el canciller Santiago Cafiero, que se había corrido de la discusión pública por fuera de administración de su ministerio, volvió a pisar la arena de la política interna con una frase que resonó en el espacio oficialista: “Alberto Fernández es el mejor candidato que tenemos”, lanzó. Después, cerca del Presidente confirmaron que el mensaje, no casualmente en la voz de su principal soldado, fue una manera de bajar las expectativas de un corrimiento.
Esta mañana no habrá reunión previa entre gobernadores y ministros en el Salón de los Escudos de la Casa Rosada, como sí ocurrió en 2021 -y en gestiones anteriores. En cambio, la Presidencia convocó a los ministros a encontrarse en Balcarce 50, a las 9.15, para partir rumbo al Congreso en combis a las 9.30. La recepción será a las 10, en el Salón de los Escudos del Congreso, donde esperarán el llamado para presentarse en el recinto de Diputados.
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Entre ellos estará el recién asumido jefe de Gabinete, Agustín Rossi, dijeron desde su oficina, pero pocos ministros confirmaron presencia en el encuentro previo. Por caso, Eduardo “Wado” de Pedro, soldado de Cristina Kirchner y principal disidente dentro del Gabinete, evitó avisar si estará junto a sus pares. Sí confirmó que estará presente en la Asamblea, a diferencia del 2022, cuando viajó viajar a España justo para el 1ro de marzo. Hoy, las relaciones con el ministro político no están mejores que hace un año, pero el ministro del Interior procurará asistir para resguardar la institucionalidad.
El principal dato político de este mediodía será el encuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que no protagonizan un acto público juntos desde hace nueve meses. El último escenario que los unió fue el de Tecnópolis, por el festejo de los 100 años de YPF, donde la Vicepresidenta marcó a fuego la historia de la interna del Frente de Todos al pedirle a su delfín devenido en enemigo interno que “usara la lapicera”. Desde entonces, sólo se vieron en persona una vez, en septiembre, cuando el Presidente la visitó en su departamento de Recoleta tras el intento de magnicidio, para brindarle apoyo.
Desde ese día, los máximos referentes del FdT sólo hablan ocasionalmente, vía chat de Telegram. Y quienes dialogan con ambos aseguran que la relación está totalmente quebrada. Así las cosas, buena parte de la atención, a falta de diálogo, estará centrada en la actitud de la titular del Senado frente al jefe de Estado.
En la Casa Rosada, conscientes de las repercusiones que generan los gestos de Cristina Kirchner cada 1ro de marzo, se preparan para las posibles interpretaciones de sus mohines. Esperan desde un abierto desaire a un gesto forzado de conciliación, pero no creen que se vayan a producir mayores sorpresas, ni desde el atrio ni desde los balcones, donde se sentará la dirigencia militante. “Todo va a ser normal, las reuniones que hemos tenido con la gente de Cristina en el Senado fueron en buenos términos, sin problemas”, le bajó el tono a la disputa un estrecho colaborador del jefe de Estado.
Cristina Kirchner regresó ayer del Sur, donde se recluyó durante los últimos días; y no habla desde hace meses de temas ajenos a su situación judicial, en sus distintas aristas, ya sea como acusada, o como querellante. Pero sus principales laderos salieron en los últimos días a renovar las críticas contra el primer mandatario y a retomar la reivindicación de la Vicepresidenta como mejor candidata del espacio para ocupar el sillón de Rivadavia.
Los mensajes emanaron principalmente desde el corazón de La Cámpora. Andrés “Cuervo” Larroque instó al Presidente a que hable de la “proscripción”; De Pedro criticó, aunque sin nombrarlo, a uno de los ministros más fieles al mandatario, Aníbal Fernández; y Máximo Kirchner pidió, sugerente, que desde diciembre gobierne “un buen peronista o una buena peronista”.
Por lo bajo, deslizaron que aguardan, sin falta, una señal de Alberto Fernández hacia CFK. “Tienen que haber centros a Cristina, no puede manifestar una fractura en su último discurso de la Asamblea Legislativa”, dijo un referente del cristinismo, aunque arriesgó que probablemente el primer mandatario busque “algún eufemismo” para hablar de -lo que ellos denominan- “su proscripción”. En la sede del Gobierno evitaron adelantar si se referirá, o cómo, al tema que más preocupa al kirchnerismo.
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