A tres días de la primera reunión de la mesa del Frente de Todos, en la Casa Rosada admiten que cualquier definición de candidaturas quedó postergada indefinidamente. Reconocen que, más allá de que se hayan aceptado las PASO como herramienta, cualquier postulación está supeditada a la decisión de Cristina Kirchner, como “dueña” de la mayor parte de los votos, de competir, o correrse para dejarle el lugar a otro, con su aval. Además, contemplan el factor económico, para el cual, a su pesar, también necesitan tiempo. Los seis puntos de inflación de enero confirmaron sus peores sospechas: Sergio Massa, eventual presidenciable, está perdiendo la “guerra contra la inflación”, lo cual también los obliga a patear las definiciones de nombres.
Ninguno de los dos sub-espacios tiene claro cuándo volverá a reunirse la “mesa”. En seis horas, el jueves apenas lograron ponerse de acuerdo en el presente, y nadie se atrevió a plantear una proyección ni una operativización. Nadie sabe responder, hoy, si este tipo de mitin político tendrá periodicidad. Y por ahora, cada lado sólo tiene definidas sus propias prioridades, que podrían coincidir con la agenda del otro, o bifurcarse.
La Cámpora se puso como meta central llevar a la práctica la comisión que plantearon crear para pedirle a la vicepresidenta que se presente a pesar de su “proscripción”. Aunque firmaron el documento que abraza las PASO y la libertad de competencia, el sector duro está convencido de que la mejor estrategia es jugar la carta de la candidatura de la vicepresidenta y encolumnarse en la pelea contra la Justicia Federal por la persecución de su principal líder.
Por ahora, no hay nada concreto. Ni fechas, ni integrantes. Ni siquiera hubo una respuesta de parte de CFK. Pero en altos despachos manejados por el camporismo dejaron trascender que pondrán en marcha “lo antes posible” la generación de la comisión que propuso el líder gremial de los bancarios, el kirchnerista Sergio Palazzo (que, al mismo tiempo, prepara un paro para el próximo miércoles).
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En la Casa Rosada también tienen sus propios planes: continuar con la campaña del Presidente será el principal. Después de la mesa, sienten que se sacaron un peso de encima, y que pueden avanzar con las recorridas sin la amenaza de eventuales represalias de los disidentes. Inclusive, luego de dos años de rechazo de parte de Alberto Fernández a generar ese tipo de espacio, los propios alfiles del Presidente admiten que era necesario reunirse. “No murió nadie, no fue la casa del horror”, dijo un alto funcionario con despacho en la sede del Gobierno. Las tensiones siguen latentes, reconocen. Pero en Balcarce 50 se “alegran” de haber podido defender la gestión frente al kirchnerismo, y de que se haya aceptado el uso de las PASO como herramienta.
Con talante optimista, creen que inclusive sería posible que, de ahora en más, los referentes del kirchnerismo no sólo cesen el fuego amigo, sino que se alíen al Presidente para defender la gestión nacional. El secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, mano derecha de Alberto Fernández, lo pidió de manera sutil durante su intervención en la mesa del jueves.
“Habló de unidad, de aceptar lo de la proscripción de Cristina. Pero también de ponerse en el lugar del otro para solidificar acuerdos y salir más fortalecidos. Hay que tener ganas de asociarse, sabiendo que esto no es Disney, pero tampoco un desastre”, reveló uno de los testigos del encuentro. La mano derecha del Presidente, que en general mantiene la reserva y deja la palabra a su jefe, esta vez exigió “poner en valor la gestión”, según pudo reconstruir este medio.
Por ahora, el kirchnerismo no dio ninguna señal en ese sentido, pero sí bajó el nivel de hostigamiento. Los moderados siguieron al dedillo cada una de las expresiones públicas posteriores al encuentro. Por un lado, resintieron que se enfocaran, al resumir la extensa charla, en la declaración sobre la situación judicial de Cristina Kirchner, que era el tema de su propia agenda. “Fueron seis horas de discusión, se habló de la gestión, de hacer competitivo al frente, comprimirlo a la proscripción es sesgado”, dijo un funcionario. Sin embargo, también celebró la merma en las críticas. “El Cuervo es el más duro, siempre. Y esta vez habló bien. Hay que reconocerlo”, evaluaron sobre una entrevista que brindó el ministro de Desarrollo Comunitario al día siguiente.
El entorno presidencial planea, como paso inmediato, convocar a un encuentro con el resto de los partidos que conforman el Frente de Todos, para evitar que se genere malestar por haberlos dejado afuera. Por ahora no hicieron una lista ni pusieron fecha, pero no creen que la nueva convocatoria se postergue más allá de febrero, para evitar que coincida con la Asamblea Legislativa del 1ro de marzo. Por lo pronto, en los próximos días el Presidente concretará el postergado viaje a la Antártida -previo paso por Ushuaia-.
Probablemente lo acompañe su nuevo jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que asumió el miércoles y al día siguiente participó del encuentro nacional de la coalición. Con perfil alto, buscará exhibir con mayor fuerza el lado positivo de la administración nacional, con el objetivo final de mejorar el posicionamiento del propio presidente, pero también, se atajan, del sello del FDT.
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“Las candidaturas, ahora que hablamos, son una cuestión de tiempo, no de voluntad”, dijo un miembro del entorno presidencial. Y comparó las dinámica de acciones del frente con la de un casino: “Cristina es la banca, tiene las cartas, y reparte. Alberto y Massa necesitan crecer, pero van a tener que esperarla a ella”, reconoció.
Por lo pronto, además de la creación de la comisión contra la “proscripción”, la convocatoria a los partidos chicos de la coalición, las distintas facciones seguirán midiéndose mutuamente. En la Casa Rosada esperan que se cumpla la promesa de darles mayor margen de acción, y creen que lo verán no sólo en los medios, sino en las definiciones políticas capilares. Con cada vez más frecuencia se sucederán las elecciones provinciales y municipales, y no descartan crear una “comisión de acción política” para enfrentarlas de manera cohesionada.
La prueba de fuego será el primero de marzo. Ese día, después de meses sin actuar en persona, Alberto Fernández y Cristina Kirchner se verán de nuevo las caras. En el Frente de Todos saben que un simple gesto de la vice puede transformar la débil tregua en una nueva guerra interna.
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