Un estudio de la Universidad Popular Barrios de Pie reveló el preocupante impacto que tiene el actual proceso inflacionario sobre la alimentación de las familias más pobres. La investigación estableció que la malnutrición afecta al 54,6%, niñas y adolescentes de los barrios populares de la ciudad de Buenos Aires. El índice aumenta al 61% entre los 6 y los 10 años.
Además, el estudio encabezado por los profesionales que integran el equipo de promotores de salud de la universidad, reveló que el 90% de las familias temen en poco tiempo no poder alimentarse por falta de recursos. Mientras que el 58% dijo que tuvo que achicar las porciones de las personas adultas que integran el grupo familiar y el 45% debió incluso hacerlo con los niños.
Como también se determinó en un estudio anterior, pero a nivel nacional, el 49% afirmó que al menos un adulto dejó de realizar alguna de las comidas diarias y en 1 de cada 3 hogares esta situación alcanzó también a los niños y niñas.
El relevamiento se realizó en diez barrios populares porteños: Barracas, Bajo Flores, Cildañez, Fraga, Villa Soldati, Villa Lugano, Ciudad Oculta, Pirelli, Retiro y Piedra Buena, entre agosto y septiembre de 2022, y relevó a 179 familias y 1752 chicos y chicas que concurren a distintos espacios comunitarios.
El trabajo fue presentado por la legisladora y presidenta de la Comisión de Políticas de Promoción e Integración Social, Laura Velasco, en el Salón Alfonsín del palacio legislativo.
“Debido a la emergencia social que vivimos, los y las promotoras de salud están realizando una campaña nacional contra la malnutrición y por la soberanía alimentaria”, explicó Velasco y afirmó que “esta campaña tiene su origen en la preocupación por el fuerte incremento de la inseguridad alimentaria en los barrios más humildes, producto del aumento indiscriminado de los precios de los alimentos”. Por esa razón, para la legisladora “vuelve a ser fundamental el aporte de las redes de cuidado y solidaridad en nuestros barrios tanto para garantizar la asistencia alimentaria como el acceso al sistema sanitario de miles de niños y niñas en situación de malnutrición”.
Los resultados sobre la malnutrición en los sectores más vulnerables está íntimamente relacionado con la alimentación. Por ejemplo, sólo el 12% de las familias come carnes o huevo una vez al día y 1 de cada 5 familias sólo consume carnes con alto contenido graso y bajo en proteínas; así, el aporte proteico es bajo y con grandes proporciones de grasas saturadas, destaca el trabajo.
Por otra parte el consumo diario de verduras alcanza apenas al 12,8% de las familias, mientras que el 20,1% las come 1 vez a la semana o menos; respecto a las frutas, es diario en el 21,2% de los casos, mientras que el 12,8% las consume 1 o menos veces a la semana. El acceso a productos lácteos también es deficitario: apenas el 20,6% los consume diariamente.
Cuando se consultó sobre la variaciones en el consumo de esos alimentos durante el último año, el 60,9% de las familias respondió haber tenido que disminuir el de carne; el 51,4% el de frutas; el 48,6% la ingesta de verduras y el 51,4%, los lácteos.
En concreto, cuando se investigó el consumo de carne vacuna, los profesionales se encontraron con que los cortes que son más consumidos por las familias son aquellos altos en grasa y de menor costo, como falda, picada, osobuco y espinazo (80,0% de las familias).
En cuanto al pollo, el 46,8% de las familias comen alitas, carcasa y menudos, todos cortes de alto contenido graso. El relevamiento determinó también que estos cortes son el único aporte de pollo para el 24,5% de las familias. Ahora, si se cuentan las familias que solamente consumen cortes de vaca o pollo de estas características, el número alcanza al 21,1% de las familias. O sea, 1 de cada 5 familias solo consumen carnes de vaca y pollo con alto contenido graso y bajo en proteínas.
Talla y peso
Cuando se profundizan sobre las consecuencias que tiene la malnutrición sobre los niños y adolescentes, el estudio arroja que las alteraciones más frecuentes fueron el sobrepeso 22,4% y la obesidad 31%. Al mismo tiempo se determinó que la franja etaria con mayor índice de malnutrición es la que va de los 6 a los 10 años.
Por otro lado, la baja talla, que suele ser producida por desnutrición crónica, alcanza el 4,8% con un fuerte predominio en menores de 2 años.
“Hoy, uno de los sectores más concentrados de nuestra economía, como es el de los alimentos, le vuelve a sacar el pan de la boca a los y las que menos tienen”, opina la legisladora SOMOS en el Frente de Todos.
Hace menos de dos meses, como informó este medio, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, recibió un extenso trabajo de investigación que la misma Universidad Popular Barrios de Pie realizó sobre los sectores más desprotegidos de todo el país, y los datos obtenidos fueron igual de alarmantes.
“La falta de estadísticas acerca de la situación nutricional de las niñeces y adolescencias más humildes impide generar políticas públicas efectivas y eficaces para abordar la situación. Por eso desde las organizaciones sociales nos pusimos al hombro esta tarea a fin de contar con información confiable para interpelar y poner en discusión estrategias en articulación con el Estado que nos permitan revertir la situación”, le explicó la legisladora porteña a Infobae.
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