Tras más de cinco horas de reunión, pasadas las 2 de la madrugada de este viernes, finalizó el encuentro de la mesa nacional del Frente de Todos en la que el Gobierno comenzó a definir su estrategia electoral. Los referentes del oficialismo dieron a conocer el comunicado consensuado entre las distintas partes en el que apoyaron la denuncia de proscripción contra Cristina Kirchner.
El hecho que marcó el cónclave fue el pedido que hizo el titular del sindicato La Bancaria, Sergio Palazzo, de formar una comisión para ir a ver a la Vicepresidenta, rechazar la proscripción que entienden que pesa sobre ella, pedirle que revea su posición y que sea candidata a presidenta en las próximas elecciones. La propuesta tuvo el aval de todos los sectores, incluso de Alberto Fernández.
Durante la reunión hablaron la mayoría de los presentes. Según pudo reconstruir Infobae, el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, planteó que no es viable “hacerle una interna al Presidente” durante unas PASO. El Jefe de Estado tomó esa afirmación y aseguró que buscará su reelección, pero aclaró: “Si aparece uno mejor, yo me bajo”. De alguna manera empezaron a aclarar la hoja de ruta electoral.
Más allá de las candidaturas, el Frente de Todos acordó poner el foco en alcanzar “un programa común” para desarrollar hacia adelante si logran retener el poder en las presidenciales. Todos adentro, nadie afuera. De Matheu 130 salió un mensaje de unidad por convicción y por necesidad. Separados, la derrota estará asegurada.
El plan común es la búsqueda de un punto de unidad. Lograr lo que el peronismo no pudo concretar una vez que llegó al poder bajo el paraguas del Frente de Todos. La lógica que se impone es que si hay PASO, previo al momento de la competencia haya un acuerdo para que todos respalden un programa político y económico común, que evite las grietas internas que se generaron en el actual gobierno.
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Por otra parte, en los próximos días, el Presidente se pondrá en contacto con los partidos minoritarios que integran la coalición para transmitirle estas ideas, por lo que es probable que reuniones como las de ayer vuelvan a repetirse en un corto plazo. En definitiva, se trata del peronismo intentando resguardar el poder.
Titulado “Democracia sin proscripciones. Unidad para transformar”, los representantes de los diversos espacios que integran la coalición oficialista difundieron el texto oficial en el que explicaron que el objetivo del encuentro consistió en “poner en común las estrategias necesarias para hacer frente a los desafíos que tenemos por delante”.
“Estamos en un contexto internacional de incertidumbre a partir de las consecuencias de la pandemia, las guerras y los conflictos por la hegemonía mundial”, comienza el comunicado, planteando un escenario en el que “los poderes concentrados” quieren “convertir una situación global muy adversa en un fatalismo del que no hay salida”.
“En 2023 se enfrentarán dos modelos de país”, señalaron, y dejaron en claro cuáles son: “La Argentina de un progreso compartido, democrática e igualitaria; y el anacronismo de una derecha que concibe al país como una plataforma de negocios para unos pocos”. En esa línea, consideraron que la oposición “no tiene nada nuevo para decir” y “repiten fórmulas que han fracasado hace décadas, salvo para enriquecer a pequeños grupos privilegiados”.
Por ello los referentes de la coalición gobernante consideran que tienen “la responsabilidad disponer las acciones necesarias para impedir la proscripción de la compañera vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuyo liderazgo y potencia electoral no nos puede ser arrebatado”.
De esta forma, el kirchnerismo logró su cometido de incluir “la proscripción” a la jefa del espacio como un punto nodal del comunicado final y así oficializar el operativo clamor. “No hay, o no debería haber, ningún poder económico, mediático o judicial capaz de decidir por encima de la voluntad popular”, se agregó resaltando una vez más “la unidad en la diversidad” del Frente.
“Somos plenamente conscientes del particular momento que vive nuestra sociedad. Conocemos todas las demandas económicas y sociales de las que aún tenemos que dar respuestas concretas”, reconoció el Gobierno asumiendo que deben “continuar los esfuerzos para reducir la inflación, aumentar el poder adquisitivo de los salarios y trabajar en cada una de las políticas públicas necesarias para que nuestra gente viva mejor”.
Otro triunfo del kirchnerismo en el texto final: se auditó la gestión de Alberto Fernández y se recordó que “ese fue el contrato electoral” acordado “de cara a la sociedad” en 2019. Los K marcaron la cancha desde el momento en que Máximo Kirchner apareció en escena en forma inesperada, hasta las líneas finales del comunicado.
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El Gobierno continuó reforzando la idea de unidad “para evitar un retorno de la derecha” y destacó que “las PASO son la herramienta institucional para abrir la participación de los partidos y sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común”.
“Nuevamente en 2023 el futuro del país está en juego. El Frente de Todxs, unido, reafirma su orgullo por las luchas y los logros del pasado; su compromiso con este complejo presente; y su voluntad indeclinable de construir una patria libre, justa y soberana”, concluyó el comunicado que vio la luz en la madrugada de este viernes.
Después de una semana de intensa rosca política y negociaciones cruzadas para lograr un acuerdo sobre el temario y el formato, la mesa nacional convocada por Alberto Fernández se reunió y logró dar el primer paso en la discusión electoral del oficialismo.
En autos polarizados, con custodia o voceros caminando a sus costados, llegaron gobernadores, sindicalistas, legisladores, funcionarios y dirigentes sociales. Nombres propios que siempre están presentes en los mítines importantes del peronismo. Señal de que la reunión terminó teniendo una relevancia que, en un principio, nadie del oficialismo le adjudicaba.
La sorpresa de la jornada la aportó el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, quien había anticipado en dos oportunidades que no iba a concurrir. Cambió de opinión en las últimas horas y llegó junto al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. La voz de Cristina Kirchner estuvo presente. y se hizo notar.
“Es un gesto positivo como siempre los ha tenido en el armado. Un gesto de diálogo y unidad”, destacaron cerca del dirigente camporista, que no compartía una reunión con Alberto Fernández desde antes que el ex ministro de Economía Martín Guzmán dejara el gobierno. La relación entre ambos está quebrada pero, con las elecciones por delante, la unidad política del peronismo se vuelve imprescindible.
El anteúltimo en llegar al PJ fue Sergio Massa. Con gesto adusto y mirada seria se bajó de la camioneta en la que se suele movilizar. Minutos después arribó el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, y terminó de armar el rompecabezas peronista. No hubo foto de familia. Extraña decisión.
En el primer piso del PJ se sirvió un catering variado y saludable, con café, agua, sándwiches, medialunas, brownies, tartas, jugo de naranja, fruta y frutos secos. El encuentro se realizó en el auditorio del edificio, que terminó de ser remodelado hace pocos días.
Tres horas antes de que arranque la reunión de la mesa nacional en la sede histórica del PJ, un grupo de militantes se acercó a la puerta de Matheu 130 y en las paredes cercanas pegaron carteles con la imagen de Cristina Kirchner y una consigna clara: ¡Proscripción un carajo! Cristina 2023. La Patria es el otro.
El kirchnerismo impuso su mirada en la reunión peronista. Cristina Kirchner volvió a ganar centralidad impulsada por todo el oficialismo. El operativo clamor está en marcha nuevamente. En paralelo, Fernández juega su propio partido. Se mantiene firme en su posición de competir en unas PASO. En el fondo, sabe que es muy difícil que su compañera de fórmula acepte volver a jugar por la presidencia.
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