Facundo Jones Huala, que permanece detenido en la cárcel federal de Esquel, pidió asistencia psicológica al enterarse que las altas instancias de la justicia de Chile aceptaron este martes el pedido de extradición en su contra.
El condenado, que permanece alojado en un pabellón de la unidad penitenciaria, sigue de cerca las noticias que surgen sobre su situación judicial.
Mientras que sus defensores recurren a distintos artilugios para intentar su liberación, Jones Huala se enteró este martes que la Corte de Apelaciones de Valdivia aceptó el pedido de la fiscalía de Río Bueno para que sea extraditado a Chile y, de esa manera, continúe cumpliendo con la condena que recibió en 2018.
La información no cayó bien en el recluso, quien en lo inmediato solicitó al Juzgado Federal de Bariloche, a través de sus abogados, un acompañamiento terapéutico para iniciar un tratamiento durante sus días en prisión.
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En la solicitud, pidió que sea un profesional chubutense – oriundo de la localidad de Trevelin- quien le brinde dicha asistencia. El planteo fue aceptado y Jones Huala comenzará el tratamiento este viernes, de acuerdo a datos que confirmaron desde su entorno.
El pedido de extradición deberá tramitarse a través de Cancillería, que cuenta con un plazo de 60 días para hacerlo, desde el momento de su detención. Fuentes judiciales confirmaron que a pesar de la repercusión que cobró la medida, aún no se formalizó el pedido. Hasta que ello ocurra, Jones Huala permanecerá detenido en la misma dependencia penitenciaria chubutense.
Los jueces que integran la Corte de Apelaciones de Valdivia emitieron un fallo unánime para solicitarle a Argentina la extradición de Jones Huala. De esa forma, y en caso de que se confirme la extradición, el dirigente mapuche continuará purgando en Chile la condena por los delitos de incendio de una vivienda y la tenencia ilegal de armas de fuego.
El líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), de la que no se conocen otros integrantes, adeuda 1 año, cuatro meses y 17 días de arresto para cumplir la condena que le impusieron por ambos delitos, contemplando el tiempo que estuvo detenido en Argentina, antes de ser extraditado y también en Chile.
Huelga líquida
Las autoridades penitenciarias de Esquel mantienen un estricto hermetismo sobre la estadía de Jones Huala en uno de sus pabellones. Sin embargo, desde su entorno aseguran que mantiene la huelga de hambre que inició en la comisaría 36º de Dina Huapi el 30 de enero pasado, cuando fue recapturado.
“Perdió varios kilos, se mantiene sólo con líquido”, dijeron desde su círculo más cercano.“Toma mate, té y agua”, aseguran.
Es una forma de protesta que, durante su detención anterior en la misma cárcel, le dio resultados. En mayo de 2018 forzó al juez Gustavo Villanueva a que lo autorice a celebrar el año nuevo mapuche durante su reclusión.
Tras más de 20 días, el magistrado lo autorizó a que realice la ceremonia aunque limitó las visitas que podían ingresar a la unidad para acompañarlo. Integrantes de otras comunidades participaron de la celebración desde el exterior.
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La mayoría de los celadores del Servicio Penitenciario Federal (SPF) conocen a Jones Huala y están al tanto de las medidas de rebeldía que impuso durante su estadía anterior, como evitar participar del conteo de internos y desacatar las órdenes de las autoridades carcelarias.
Sin embargo, durante sus primeros días de detención en Esquel “tiene un perfil muy bajo, con mínimo contacto con la población carcelaria y el personal penitenciario”.
Por ahora no realizó expresiones públicas sobre su situación judicial, aunque desde su entorno aseguran que “lo hará en breve, es una detención injusta y tiene mucho para decir”.
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