Alberto Fernández se tomó revancha anoche, y puso la mesa en Olivos para 24 de intendentes del conurbano. La cena política tuvo lugar una semana después del encuentro que encabezó Máximo Kirchner con varios de ellos para forzar la creación de una mesa de diálogo interno en el Frente de Todos. La diferencia estuvo en la composición política: sólo hubo un representante del kirchnerismo duro en la quinta presidencial. Otra muestra, como si hiciera falta, de las divisiones en el espacio, como las declaraciones del alfil K, Eduardo “Wado” de Pedro, que esta tarde redobló la apuesta frente al primer mandatario, desde Moreno.
En la Casa Rosada estaban conformes con la convocatoria, sobre todo porque se encuentran en plena negociación con el sector duro en la antesala de la mesa de diálogo del Frente de Todos, que se fijó para el jueves 16 y cuyo formato (no podía ser de otra forma) ya genera rispideces entre el kirchnerismo y la Casa Rosada. El Presiente reunió a 24 de los 33 intendentes del PJ -o sus enviados- de la primera y la tercera sección electoral.
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Estuvieron Mariano Cascallares (Almirante Brown); Alejo Chobornoff (Avellaneda); Juan José Mussi (Berazategui); Fabián Cagliardi (Berisso); Gustavo Arrieta (director de Vialidad de Cañuelas); Mario Secco (Ensenada); Carlos Ramil (intendente interino de Escobar); Alejandro Granados (Ezeiza, de licencia); Andrés Watson (Florencio Varela); Juan Zabaleta (Hurligham); Alberto Descalzo (Ituzaingó); Mario Ishii (José C. Paz); Javier Osuna (Las Heras); Marina Lesci (intendenta interina de Lomas de Zamora); Joaquín Garitondia (interino de Marcos Paz); Mariel Fernández (Moreno); Lucas Ghi (Morón); Facundo Diz (Navarro); Blanca Cantero (Presidente Perón), Leonardo Angueira (Punta Indio); Juan Andriotti (San Fernando); Fernando Moreira (San Martín); Nicolás Mantegazza (San Vicente); Julio Zamora (Tigre).
Sólo Secco y Ghi pueden considerarse, de esta lista, como dirigentes k de la primera hora. El primero ratificó su afinidad recientemente, cuando le pidió a Cristina Kirchner que se presente en las próximas elecciones a pesar de todo. El segundo preside Nuevo Encuentro, el partido fundado por Martín Sabbatella, ex titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) durante el segundo mandato de CFK que construyó poder desde Morón. El resto de los caciques K prefirió no asistir, aunque varios estaban invitados. La quilmeña Mayra Mendoza, muy cercana a Máximo Kirchner, inclusive había deslizado que iría, pero se bajó a último momento.
En el entorno de Alberto Fernández aseguran que convocaron para escuchar las demandas de los intendentes y ofrecerles obras. A cambio, piden apoyo, aunque esa condición no esté escrita en ningún lado. El Presidente busca sumar adhesiones a su proyecto político, basado en su reelección. Un intendente había adelantado a Infobae, por la tarde, que lo habían llamado a la residencia oficial para hablar de los programas nacionales en los municipios y los recursos, y que “seguramente se iba a meter el tema electoral”.
Alberto Fernández estaba acompañado por algunos de los ministros leales con base en la Provincia: Gabriel Katopodis, ministro de Obra Pública, de San Martín; y su par de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, de La Plata, que desde el comienzo del año electoral recorre sistemáticamente el territorio bonaerense, sola, o con el Presidente. Un dato importante: el titular de Economía, Sergio Massa, se puso el traje de jefe del Frente Renovador y dijo presente. Hace una semana, también había posado para la foto en Merlo con el hijo de Cristina Kirchner y sus aliados.
El tigrense llegó muy tarde, pasadas las 21.30 (el cónclave estaba citado a las 19). Pero, a diferencia del resto de los actos del primer mandatario a lo largo de enero, al menos se presentó. El ministro, eventual presidenciable -aunque aún no confirmó cuáles son sus intenciones- juega “como pivot” entre el albertismo y el kirchnerismo, mientras intenta mostrar resultados en su ámbito de incumbencia, antes del cierre de listas.
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El encuentro de Máximo Kirchner, en Merlo, el martes pasado, terminó de forzar la creación de una mesa de diálogo del Frente de Todos que Alberto Fernández resistía. Aunque cedió, el primer mandatario, que reniega de las intenciones de ganar espacio en la gestión de parte del kirchnerismo, quiere tener poder de decisión sobre ese ámbito de discusión, y limitar su alcance. Para ello, busca sumar músculo político en la previa. Y la comida de anoche se orientó en ese sentido.
El Presidente, a contramano del ala K, que prefiere una negociación interna, quiere defender las PASO, para que, dice, cualquiera que lo desee -incluido él mismo- pueda ser candidato. Ante sus interlocutores habituales suele aclarar que quiere competir, pero que está dispuesto a bajarse y dejarle lugar a otro dirigente de peso -posiblemente Massa, o Daniel Scioli- si es lo que le conviene al espacio en su conjunto para vencer a Juntos por el Cambio en las Generales.
Muy activo en su propio armado antes de que llegue el momento de sentarse a la “mesa” conjunta con el kirchnerismo, Alberto Fernández convocó también a los gobernadores, el próximo sábado, una vez más, en la Quinta presidencial. Posiblemente los jefes provinciales vayan al mediodía, para hablar de temas similares pero a escala país. La lista de presentes, al igual que el lunes por la tarde con los intendentes, no será confirmada hasta último momento. Pero los armadores del jefe de Estado buscarán que tenga el mayor volumen posible. Una tarea difícil si se tiene en cuenta que los gobernadores vienen mostrándose reticentes a darle apoyo a un Presidente, que aparece golpeado en las encuestas y está cada vez más debilitado dentro de la coalición por las presiones internas, a pesar de que está en plena campaña.
La pelea con la Corte Suprema por la coparticipación, sin embargo, le garantizó cierto apoyo, que buscará cosechar antes de enfrentar a los representantes del kirchnerismo en la sede del PJ nacional, dentro de 10 días. Cristina y Máximo Kirchner ya avisaron que no irán, y aún no decidieron a quiénes enviarán como emisarios. Al margen de los nombres, está claro que el FDT tiene un fractura expuesta que complica su estrategia electoral a pocos meses de los comicios.
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