La mesa nacional que Alberto Fernández decidió armar para discutir la estrategia electoral del Frente de Todos tiene el aval de la mayoría de los gobernadores, aunque no fueron avisados sobre el armado. Es decir, creen que será positiva, pero aún no fueron contactados para formalizarla.
La idea parece no estar del todo clara en las arterias del peronismo. Hay dirigentes que creen que se trata de una mesa donde se podrá discutir la gestión, mientras que la mesa que está pensando el Presidente es exclusivamente para debatir la estrategia electoral del Frente de Todos.
Tal es así que hay dos condicionamientos que Fernández tiene para que ese espacio de diálogo se efectivice: la mesa no debe ser para discutir el rumbo de la gestión o las candidaturas para las PASO. Es para debatir el futuro del armado nacional, la situación en las provincias y el camino que debe recorrer la alianza política para llegar unida a las elecciones, ya que la posibilidad de un quiebre es uno de los riesgos que más temor generan en el oficialismo.
“Es una herramienta para delinear la estrategia política del espacio”, sostuvo uno de los gobernadores con más peso político en el peronismo, reforzando la idea que emana de los pasillos de la Casa Rosada. En el kirchnerismo, en cambio, hay quienes creen que, a través de esa mesa, podrán influir en el rumbo de la gestión durante el año electoral. No es la idea en Balcarce 50.
La diferencias que hay en la interpretaciones sobre el objetivo concreto de la mesa nacional pueden traer un nuevo momento de tensión en la coalición. ¿El motivo? El kirchnerismo entienden que debe ser para discutir gestión y candidaturas. Justamente lo que Fernández no está dispuesto a discutir. Choque de planetas.
“Cuando vean que la expectativa de Alberto no es la de ellos, la mesa va a terminar generando más ruido”, aseguró un funcionario que tiene buena llegada a ambos lados del mostrador. La imposibilidad de lograr acuerdos básicos es uno de los grandes problemas que afecta al oficialismo.
En la mayoría de las provincias está instalada la sensación de que la conformación de la mesa puede servir para aplacar la interna peronista, que volvió a explotar la semana pasada con el enfrentamiento entre el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y Alberto Fernández, por la invitación a una reunión con los organismos de Derechos Humanos durante la visita de Lula da Silva.
Los gobernadores creen que la mesa política será un espacio de unidad y un punto de encuentro para discutir el futuro del peronismo. Sin embargo, no hay claridad sobre el alcance real que tendría. ¿Por qué? En gran medida, porque la relación entre Fernández y el kirchnerismo está tan agrietada que no hay confianza en que pueda crearse en un plazo breve y sostenerse en el tiempo.
“La construcción de la mesa va a mejorar la situación interna que, en definitiva, es del conurbano. En el interior no existe esa pelea que hay en Buenos Aires”, aseguró un gobernador del norte grande. Los mandatarios provinciales siempre se escaparon de la interna palaciega del oficialismo y lograron quedar afuera del fuego cruzado. Miran desde lejos por conveniencia y por convicción.
A los mandatarios les faltan detalles sobre la iniciativa y esos datos deben salir de Alberto Fernández que, en definitiva, es quien va a encabezar la mesa. Miden sus pasos y sus palabras. Quieren estar o tener un representante, pero necesitan saber más sobre el contenido real que va a tener, para poner los dos pies en el plato.
Hay provincias donde son más resistentes o tienen más dudas sobre el armado de la mesa. “Los gobernadores no se van a sumar a un armado parcial. ¿A qué mesa se van a sumar? ¿A la de La Cámpora, a la de Massa o a la de Alberto?”, retrató la mano derecha de un gobernador con buena llegada a la Casa Rosada.
En esa misma línea se expresaron cerca de un mandatario que tiene buen vínculo con toda la cúpula del poder peronista. “La mesa es positiva si se puede avanzar en achicar las diferencias, si están todos presentes. Si es una mesa para sectorizar algunos temas, entonces no tiene sentido. Hay que superar la grieta interna”, indicaron.
En otra provincia advirtieron que meterse en la discusión nacional y que se hagan públicas con todos los sectores de la coalición, lo único que haría sería entorpecer la provincialización de las elecciones. Que consta en diferenciarse de los comicios nacionales y abstraerse de las problemáticas de todo el país, para alambrar la provincia y discutir los problemas concretos del ámbito local.
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