En la últimas horas Alberto Fernández decidió avanzar en la conformación de una mesa nacional donde se discuta la estrategia electoral del Frente de Todos. Cedió ante el pedido del kirchnerismo, aunque el reclamo principal estaba basado sobre un punto de encuentro donde se discuta la gestión, y la mesa que analiza armar el Presidente es para debatir los pasos a seguir de cara a las elecciones.
Fue una señal de apertura del jefe de Estado, que aunque no combate en persona, está inmerso en la interna del oficialismo. Tal es así que hasta hace tan solo dos días el Gobierno estaba atravesado por un nuevo conflicto interno generado por el enojo del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, por haber quedado excluido de una reunión que desató la ofensiva de los ministros albertistas.
En ese contexto, Fernández ajusta su estrategia de gestión que tiene un impacto electoral. En sus últimas dos actos decidió visitar territorios donde gobierna el kirchnerismo y hacerlo con funcionarios cercanos a él y algunos que responden a Sergio Massa. Unidad en la gestión.
Este miércoles viajó a Chaco para inaugurar un Centro de Desarrollo Infantil y entregar viviendas. Al igual que en Ensenada, aterrizó en una provincia gobernadora por un kirchnerista. Jorge “Coqui” Capitanich es uno de los pocos mandatarios provinciales que tiene sintonía fina con la Vicepresidenta.
Hasta esa provincia Fernández viajó con dos de sus ministros leales, como son Victoria Tolosa Paz y Gabriel Katopodis (Obra Pública), y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggiotti, dirigente del interior bonaerense que es parte del grupo de intendentes más importantes en la provincia de Buenos Aires. Además, viajaron dos de sus funcionarios más cercanos: la Portavoz, Gabriela Cerruti, y el secretario presidencial, Julio Vitobello.
Durante el acto en el impenetrable chaqueño, el Presidente no hizo alusión a la interna, ni a su ausencia de ayer en Merlo, donde se juntaron las principales figuras del Frente de Todos con los intendentes de la primera y tercera sección electoral. Gestión y más gestión. Ese es el discurso que quiere imponer Fernández para esquivar las guerras internas.
La unidad en la gestión también tiene interferencias. Hay decisiones que marcan distancia con algunos nombres propios, como el caso de Axel Kicillof. El Presidente tiene una relación distante, pero cordial con el gobernador de Buenos Aires.
El lunes, por ejemplo, el mandatario bonaerense no fue invitado por presidencia al acto que encabezó Fernández en Ensenada, tierra kirchnerista, donde gobierna el intendente ultra K Mario Secco. La invitación le llegó a través de YPF, pero la agenda del día ya estaba armada.
El desembarco del mandatario en ese municipio del conurbano es una muestra del equilibrio que, por momentos, intenta ejercer en la gestión. Sobre todo en este tiempo donde su voluntad política es lograr que el Gobierno sea competitivo en las elecciones, más allá de la definición de las candidaturas.
Fernández inauguró nuevas obras de la Central Térmica de Ensenada. Lo hizo junto a Secco, uno de los jefes comunales más cercanos a Cristina Kirchner; la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, de su riñón político; y la secretaria de Energía, Flavia Royón, que responde a Sergio Massa.
Mañana Fernández tiene planeado viajar a Tucumán con otra delegación que aún no está definida. En ese caso, irá a un territorio del norte grande, que gestiona Osvaldo Jaldo, parte de la liga de Gobernadores peronistas. Los viajes, en definitiva, son parte de una idea de mostrar la gestión y hacerlo pegado a los gobernadores.
El Presidente está decidido a ir por su reelección y sus giras por el interior del país y el conurbano bonaerense se dan en clave electoral. Emite discursos lineales, sin confrontación, en los que resalta logros de ciencia y tecnología, obra pública e infraestructura. Son una parte de la vida política de Fernández. La otra parte lo muestra enemistado con Cristina Kirchner, agobiado por las críticas constantes de La Cámpora, pero firme en su vocación de no torcer el brazo frente a las presiones internas.
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