Los femicidios atraviesan la Argentina de Norte a Sur. Son 300 crímenes de género que se repiten año tras año y que no distinguen clases sociales. No es una problemática exclusiva de las grandes ciudades ni de las áreas rurales. Sin embargo, pese a que ninguna localidad del país está exenta de estas situaciones traumáticas, algunas regiones muestran estadísticas más preocupantes: el Norte argentino es la zona que registra las tasas más altas de femicidios en los últimos años, mientras que en Rosario la situación empeoró en 2022 como nunca antes.
Tres de las cuatro provincias argentinas con peores tasas de femicidios en los últimos 15 años están en el NOA argentino, según un relevamiento realizado por Infobae sobre los datos del Observatorio Lucía Pérez. Tucumán, Santiago del Estero y Salta figuran como las provincias de esa región con más cantidad de crímenes de mujeres cada 100.000 habitantes. También aparecen distritos del NEA entre las provincias con una situación preocupante durante 2022.
“El Norte argentino es un gran desafío porque es la región que mantiene constantes altas tasas de femicidios. Son provincias machistas con tradiciones muy arraigadas. Estos factores hacen que sea más difícil terminar los vínculos violentos para las mujeres, pero también para las jóvenes que ya se inician en vínculos violentos con el mandato de su familia”, explicó Victoria Vaccaro, experta argentina del Fondo para Poblaciones de la ONU.
Casi todas las provincias del NOA y NEA aumentaron la tasa de femicidios durante 2022 en comparación con el promedio histórico de los últimos 15 años. La situación fue especialmente sensible el año pasado en las provincias de Chaco y Misiones, con 11 y 12 casos respectivamente según los datos no oficiales. Las últimas estadísticas oficiales de 2021, relevadas por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, coinciden en el enfoque: Tucumán, Santiago del Estero y Chaco aparecen como las provincias con más alta tasa de femicidios.
Pilar González Sastre, directora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres de la provincia de Salta, ratifica que la cultura del Norte es uno de los principales problemas de esa región. “Nos afecta mucho lo cultural y lo social. El conservadurismo es lo que más influye en la violencia de género, sobre todo para las nuevas generaciones. La mayoría de las denunciantes en Salta tiene entre 30 y 39 años, que es una generación de mujeres que ya se permite otro tipo de disolución de vínculos muy distinto a lo que ocurría hace décadas. Acá todavía importa mucho el qué dirán”, sintetiza la abogada que dirige este organismo público autárquico.
Las estadísticas coinciden con algunas de las características sociológicas del Norte antes mencionadas. Si los femicidios son perpetrados, en su mayoría, por hombres que mantenían una relación sentimental con la víctima, esta situación se agudiza en las provincias del NOA, que están por encima del promedio nacional.
Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, añadió otra razón para entender la violencia contra las mujeres, como las dificultades económicas que existen en la región más postergada del país. “La tasa de femicidios en lugares con peores indicadores socioeconómicos no sorprende porque si bien no hay una relación directa entre la pobreza y las experiencias de violencia (los datos muestran que es un problema de todas las clases sociales), la pobreza puede agravar las condiciones materiales con las que se le hace frente a la violencia”, advirtió. La experta agregó que “cuando hay una dependencia económica del agresor son mayores las dificultades para denunciar, buscar otras alternativas de vida, acceder a la justicia y, así, salir de una relación violenta”.
Entre las zonas con la tasa más alta de femicidios en el Norte durante 2022 fueron Salta Capital, San Miguel de Tucumán y el departamento chaqueño de San Fernando, que incluye a la ciudad de Resistencia. La tasa de crímenes contra mujeres también fue alta durante el año pasado en lugares más alejados de las ciudades, como el departamento salteño de San Martín (35 crímenes en 2022), en la frontera con Bolivia, y los pequeños distritos santiagueños de Moreno (10 femicidios) y Copo (9).
“Imaginate la postergación y las limitaciones que sufren las zonas más alejadas de las ciudades. Hay muchas zonas de las provincias en el Norte que están alejadas de centros donde las mujeres puedan pedir ayuda. El 26% de la totalidad de las denuncias por violencia de género está concentrado entre los departamentos de San Martín y Orán, cuando la gran mayoría de la población vive en Salta Capital. Todas estas situaciones violencia están concatenadas con los femicidios”, detalló la funcionaria salteña González Sastre.
La problemática con los femicidios en el NOA despertó el interés de la ONU, que incluyó en su programa global Spotlight a las provincias de Salta y Jujuy. El organismo internacional hizo una alianza con los gobiernos locales, así como con las organizaciones de la sociedad civil de esos distritos para concretar distintas acciones preventivas para la violencia de género. También incluyó dentro de esta iniciativa a la provincia de Buenos Aires para trabajar especialmente en distintos municipios del conurbano bonaerense.
Rosario, la ciudad más peligrosa
Rosario es la ciudad con más homicidios del país. Las estadísticas señalan que las mujeres ya no se mantienen al margen de la violencia que genera el narcotráfico. Santa Fe se convirtió en la provincia con la tasa más alta de femicidios del país, atada principalmente al crecimiento de los crímenes de género en Rosario, pero también en la capital provincial.
Rosario fue el distrito con más femicidios del país: fueron 64 muertes violentas en 2022, según el relevamiento realizado por el Observatorio Lucía Pérez. Los números reflejan un crecimiento asombroso de los crímenes de género en esta ciudad. Se habían registrado 17 femicidios en 2020, pero el número creció hasta 27 en 2021 y este año se triplicó.
A diferencia de lo que ocurre con esta problemática a nivel nacional, los asesinatos de mujeres tienen otras características en esta ciudad, más propias de las disputas entre bandas del crimen organizado que alimenta el narcotráfico. Los femicidas ya no son las parejas o ex parejas de las víctimas, como ocurre habitualmente en este tipo de crímenes. Tampoco se trata de crímenes extremadamente violentos, con el uso de armas blancas o con especial saña contra la víctima. El 80% de los asesinatos ocurridos en 2022 en Rosario fueron ejecutados por sicarios. Todos estos femicidios fueron con armas de fuego.
La especialista Anabella Arrascaeta explicó que desde el Observatorio Lucía Pérez calificaron como “femicidios territoriales” a los crímenes de mujeres que ocurren en Rosario. “Hay zonas con determinadas características de crimen organizado en el que hay un Estado implicado por omisión. Se trata de territorios dominados por organizaciones narcos donde el cuerpo de la mujer es parte de las disputas de estas bandas”, asegura. Y detalló que, en este tipo de femicidios “quedan mucho más en la impunidad porque las investigaciones judiciales implican situaciones más complejas”.
Valeria Haurigot, jefa de la Unidad Fiscal de Balaceras de Rosario, está convencida de que algo cambió durante los últimos meses en esta ciudad. La funcionaria judicial dijo durante una entrevista con La Vaca: “La mayoría de los asesinatos de las mujeres, hasta el año pasado, se daban en un contexto de relación de pareja. No superaban más de 10 femicidios por año. La diferencia es que, hasta diciembre pasado, ya teníamos 54 asesinatos de mujeres, lo cual representa el 22% del total de las muertes de Rosario y la gran mayoría de los casos tienen otro contexto. De hecho, los que pueden clasificarse como femicidio íntimo son solo cuatro casos. Todos los demás podrían tener que ver con estos contextos de criminalidad organizada. Es otro tipo de femicidio que no era el habitual en la ciudad de Rosario”.
Procesamiento y visualización de datos: Andrés Snitcofsky
Seguí leyendo