Se trata sólo de una versión, pero en las últimas horas agitó la interna del PRO: Horacio Rodríguez Larreta viajó cuatro días a San Martín de los Andes para descansar, pero podría recorrer 100 kilómetros hasta Villa La Angostura para reunirse con Mauricio Macri y tener así la foto que le falta, precipitada por la imagen del ex presidente posando con Patricia Bullrich en el country Cumelén.
En el larretismo lo desmienten con énfasis: en su entorno afirman que el jefe de Gobierno quería desenchufarse antes del lanzamiento de su candidatura presidencial, a fines de febrero o principios de marzo, y viajó a aquella ciudad neuquina con su novia, Milagro Maylin, pero “no tiene previsto” ver a Macri, “al menos por ahora”. Se fue el miércoles a última hora y regresará este domingo.
Cerca del alcalde porteño consideran que la difusión de la posibilidad de un nuevo encuentro Macri-Larreta en el sur está dirigida a perjudicarlo: es que cuando ambos se vieron en cuatro oportunidades en Cumelén, entre el 31 de diciembre pasado y el 5 de enero, estuvieron a solas para hablar sobre la interna del PRO, pero no hubo ninguna foto que graficara la existencia de la charla.
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Bullrich, en cambio, fue la destinataria de algunos gestos privilegiados por parte del ex mandatario: la invitó a pasar dos días en su casa de Cumelén, el lunes y el martes pasados; le pidió especialmente que fuera acompañada por su esposo, Guillermo Yanco; accedió a sacarse una foto de ambos con sus parejas, que incluso publicó en su cuenta de Instagram, y hasta le solicitó a la titular del PRO que postergara unas horas su regreso a Buenos Aires para seguir conversando y almorzar juntos.
El bullrichismo celebró ese trato preferencial de Macri hacia su jefa política, muy distinto al que tuvo hacia Rodríguez Larreta. ¿Significa que el ex presidente quiere transmitir que apoyará la candidatura de la ministra de Seguridad de su gobierno? No, y en las filas de la propia Bullrich admiten que Macri le dejó en claro en Cumelén que no le levantaría la mano a ningún presidenciable, pero creen que la foto “familiar” que se llevó su líder política tiene más valor político porque Larreta no la consiguió.
Cerca de Macri y de Rodríguez Larreta hay coincidencia: esa foto no existió porque no fue pactada entre ambos. “Fue una reunión, no una exhibición de poder”, dijo un larretista, ofendido por la importancia que se le está dando a las imágenes que inmortalizan los contactos del ex presidente.
Con una lógica implacable, el allegado al jefe de Gobierno interpretó que buscar ahora una foto con Macri sería un error político: implicaría reconocer que está en desventaja ante su rival interna y, en la práctica, sería una admisión de su debilidad por no haber tenido una postal de Cumelén. “Patricia construyó su imagen con fotos; Horacio, con hechos de gestión y construcción política”, añadió.
A diferencia de lo que sucedió en su contacto de este año, ambos aceptaron una foto cuando se vieron en Cumelén en enero de 2018, e incluso Macri la publicó en Twitter, pero en 2022 y 2023 no fue así. Ambos mantienen un hermetismo absoluto sobre los encuentros que mantienen a solas. Hay quienes interpretan que las fotos revelan la comodidad que mantienen entre sí los interlocutores y que, este año, la relación Macri-Larreta atravesaba un momento de frialdad antes de verse en el sur.
Hubo varios cortocircuitos de los dos a lo largo del año pasado. Macri baja la línea de “somos el cambio o no somos nada”, que Larreta interpreta como una crítica hacia su estilo moderado. Y el ex presidente gestó la foto de Bullrich y Jorge Macri, preocupado por la posibilidad de que el jefe de Gobierno hiciera un acuerdo con el radical Martín Lousteau en la ciudad de Buenos Aires, lo que generó la reacción de Rodríguez Larreta de lanzar otros candidatos propios para sucederlo, como Fernán Quirós, Soledad Acuña y Emmanuel Ferrario. Macri criticó en privado la designación de “un asesor massista” como Martín Redrado en el gabinete porteño de Rodríguez Larreta. No fueron los únicos episodios que tiñieron de tensión un vínculo personal y político que lleva décadas.
También contribuyó a acentuar las intrigas la deliberada ambigüedad de Macri acerca de su candidatura presidencial, que no confirma ni desmiente. “Estoy en el ring y voy a pelear”, fue la última definición del ex jefe del Estado cuando visitó Mar del Plata para presentar su libro.
Como anticipó Infobae, Bullrich se trajo de su reciente viaje a Cumelén la certeza de que Macri insiste en que las candidaturas presidenciales deben definirse en las PASO y que mantendrá su imparcialidad entre los postulantes de su espacios. Y, además, volvió con un indicio clave: el ex mandatario le dio a entender con claridad que no competirá en las próximas elecciones.
El jefe de Gobierno está decidido a competir en las PASO contra cualquier dirigente, incluso Macri, para convertirse en candidato presidencial. Por eso, aseguran sus estrategas, busca diferenciarse del ex mandatario, pero reconociendo su papel como fundador del partido que llegó al poder en 2015.
Por eso, insisten los larretistas, Rodríguez Larreta “no está obsesionado” con tener la foto con Macri, pero sí con la necesidad de “fijar reglas de juego claras y transparentes” para disputar la máxima postulación en las primarias que se harán el 13 de agosto. Eso también implica que el ex presidente tenga una posición neutral en la interna, sin expresar su preferencia por ninguno de los candidatos, para que no incline la balanza y permita “que sea la gente la que defina a quién prefiere”.
Por eso no es tan importante la versión sobre la foto Macri-Larreta, sino el efecto multiplicador de intrigas que está generando en un PRO al borde de un ataque de nervios electorales. Aun así, un nuevo rumor que circuló en las últimas horas entre “los halcones” promete reavivar la polémica: el ex presidente y el jefe de Gobierno finalmente volverían a verse, pero sería la semana próxima. “No sé bien qué día, pero sí que será en los próximos”, deslizó alguien que habla seguido con Macri.
Quizá la postura más acertada dentro del PRO haya sido la de María Eugenia Vidal, candidata presidencial del PRO, que le restó importancia a los supuestos gestos privilegiados de Macri hacia Bullrich y alertó sobre los encuentros en el sur: “Eso es mirar chiquito, es mirar mezquino”, afirmó al periodista Mariano Confalonieri, del diario La Nación. “Mauricio nos recibe a todos en su casa en Cumelén, cada vez que yo quiero hablar con él, él está -agregó-. Y no soy la única, la mayor parte de los dirigentes de PRO tiene esa posibilidad. Me parece que hoy si nosotros discutimos estas cosas, no entendimos nada. Frente a un presidente que dice que la inflación es algo autoconstruido, y con la peor inflación de los últimos 30 años, la gente está angustiada; si estamos discutiendo esas pequeñeces, de verdad no nos merecemos liderar el proceso de cambio en la Argentina”.
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