Se acabó el verano de tranquilidad en el Gobierno. Desde que comenzó el año, salvo algunas declaraciones de Andrés “Cuervo” Larroque que apuntaron contra Alberto Fernández - como tantas otras que ha lanzado en el 2022 - la interna oficialista se enfrío. Pero el calor intenso de enero le devolvió al Frente de Todos la dinámica combativa que carcomió la confianza del espacio político durante el año pasado.
“No hay que condenar la estrategia electoral de 2019 o la unidad como concepto porque una persona o varias no hayan estado a la altura de las circunstancias”, dijo Larroque hace 10 días. Fue un piedra lanzada desde La Plata que no fue devuelta en la Casa Rosada. Pero este jueves la situación fue diferente y la tensión volvió a escalar.
Eduardo “Wado” de Pedro dejó saber que estaba dolido y molesto por haber sido excluido de una reunión de Alberto Fernández y Lula da Silva con los organismos de Derechos Humanos. Su vida personal está relacionada a esos sectores de la sociedad porque es hijo de desaparecidos y siempre militó en la agrupación H.I.J.O.S.
La decisión de filtrar su malestar dejó a la luz sus diferencias irreconciliables con el Presidente, con quien no se habla y al que en La Cámpora, agrupación de la que De Pedro forma parte de la mesa chica de conducción, lo acusan de haber llevado a la ruina al gobierno nacional por no haber seguido los consejos de Cristina Kirchner a lo largo de la gestión.
Respecto al hecho puntual, desde el entorno del Jefe de Estado explicaron que la reunión fue organizada por los organismos de Derechos Humanos. Fernández no iba a ir a ese encuentro, solo había propuesto la Casa Rosada como lugar de reunión pero, al finalizar el almuerzo del lunes, el presidente de Brasil le pidió que lo acompañara.
Según indicaron en Balcarce 50, fueron las figuras más destacadas de los organismos las que hicieron la lista de invitados. Aseguran que Fernández no organizó el encuentro y que no invitó a nadie en especial. Tal es así que la justificación que esgrimen es que no hubo otros ministros en ese fragmento de la agenda bilateral.
En paralelo, cerca del Presidente sostienen que el distanciamiento entre Fernández y De Pedro lo que provocó fue que el ministro del Interior tenga menos poder. ¿El motivo? Entienden que “Wado” se quedó sin las relaciones parlamentarias, a cargo del vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y sin el vínculo con los gobernadores, que están en poder del Jefe de Estado.
En Interior sostienen que De Pedro sigue teniendo contacto con todos los gobernadores y que cumple con su trabajo. El funcionario kirchnerista reporta a Cristina Kirchner y no tiene intenciones de congraciarse con Alberto Fernández. Por eso expuso su malestar y reabrió la crisis interna del gobierno nacional.
La tensión interna desnudó otra vez el enfrentamiento político que existe entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La relación está quebrada y desgastada, pese a que se comuniquen en momentos puntuales de la gestión. El silencio ya no representa la tirantez del vínculo porque ninguno de los dos niega en privado que la relación política está completamente quebrada.
En este tiempo electoral el gran disgusto del kirchnerismo con Fernández es que ven expuesta la vocación de reelección del Presidente. No pueden entender cómo se le puede ocurrir competir por un nuevo mandato. El Jefe de Estado sigue firme con su vocación de jugar en los comicios de este año y con esa decisión agranda las diferencias en una alianza política que tiene un futuro incierto.
Seguir leyendo: