La interna recurrente entre la Casa Rosada y el kirchnerismo volvió a encenderse después de semanas de relativa paz, con una crítica velada de uno de los soldados de Cristina Kirchner contra Alberto Fernández, que dio comienzo informal a la campaña para las elecciones primarias en el Frente de Todos. El ministro del Interior y referente cercanísimo a Cristina Kirchner, Eduardo “Wado” de Pedro, se mostró enojado y “dolido” con el Presidente porque, según aseguraron en su entorno, no fue invitado al encuentro que organizó el Presidente junto a referentes de Derechos Humanos y el primer mandatario de Brasil, Inácio Lula da Silva, el lunes, en el Salón Blanco de la sede del Gobierno. Desde Balcarce 50 justificaron la decisión de no incluirlo, y consideraron que el dardo del alfil cristinista fue un modo de lanzarse como precandidato a meses del cierre de listas.
El ministro, que se encuentra distanciado del primer mandatario al igual que la totalidad de la primera plana de la órbita de Cristina Kirchner, consideró que desde la Presidencia deberían haberle extendido una participación para el cónclave, no tanto por su rol en el Gobierno, sino por su trayectoria y militancia en el ámbito de los DD.HH. De Pedro es hijo de desaparecidos y fundador de la organización H.I.J.O.S. y tiene vínculos muy cercanos con el resto de lasorganizaciones.
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El enojo por aquel encuentro se inscribe, inevitablemente, en el contexto electoral, mientras se acerca el cierre de listas de junio y los precandidatos presidenciales empiezan a posicionarse. De hecho, cerca de De Pedro atribuyeron la decisión de Alberto Fernández de “excluirlo” al hecho de que busca la reelección y ve al ministro K “como potencial candidato” y, por extensión, contrincante en la interna. Las declaraciones, proclamadas off the record desde el entorno del ministro, son al menos llamativas en el contexto político que atraviesa oficialismo hoy: es la primera vez que el alfil cristinista expone abiertamente sus intenciones de competir, y que plantea en términos electorales la discusión con el jefe de Estado.
De hecho, cerca suyo fueron más lejos en las críticas contra el Presidente, con una frase muy dura que recuerda al peor momento de la relación, a fines de 2021, cuando el ministro presentó la renuncia a su cargo después de la derrota electoral (en ese momento, el Instituto Patria y La Cámpora, con Cristina y Máximo Kirchner a la cabeza, atribuyeron el fuerte revés en las urnas a la gestión de Alberto Fernández). ”Mezclar esas cosas (por la lucha de DD.HH.) con las especulaciones electorales es ya no tener códigos”, le lanzaron al primer mandatario, por lo bajo.
En la planta baja de la Casa Rosada, donde funcionan las oficinas de De Pedro, incluso contaron que desde las organizaciones de DDHH, con las que tiene estrecho vínculo, se comunicaron con el ministro para invitarlo al evento, pero que “él consideró que, como integrante del Gabinete, no podía asistir si no era invitado por el Presidente”, dijo un funcionario cercano.
Mientras De Pedro manifestaba su descontento, Alberto Fernández se encontraba en un acto por el lanzamiento de un alimento desarrollado con tecnología del CONICET, junto a los titulares de Ciencia, Daniel Filmus, y de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Pero desde la Presidencia defendieron la decisión: dijeron que no había ministros en la reunión señalada, porque había sido organizada “a pedido de los organismos, que querían encontrarse con Lula y Alberto”. En la misma línea, destacaron que todos los ministros habían formado parte del acto por la la firma de acuerdos de cooperación mutua, más temprano ese mismo día, y que De Pedro estaba invitado, como jefe de la cartera política.
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Del encuentro en el Salón Blanco, en el primer piso de la Casa Rosada, habían participado representantes de Abuelas de Plaza de Mayo, como Buscarita Roa, Manuel Goncalves Granada y Leonardo Fossati; de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, como Nora Cortiñas, Taty Almeida, Hilda Clara de Wainstein y Carmen Vieyra de Abreu, de Familiares de Detenidos desaparecidos por razones políticas, como Ernesto Lejderman, y de la propia organización que fundó De Pedro, H.I.J.O.S: Paula Donadío y Anabella Montaner.
No es la única polémica que trajo la visita de Lula da Silva, el líder recién retornado al poder, que asumió hace menos de un mes en el Palacio del Planalto, y con quien todo el oficialismo de la Argentina, sin excepciones, quiere una foto. El mandatario brasileño llegó a Buenos Aires el domingo, para participar de un encuentro bilateral con Alberto Fernández, el lunes, y participar de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac) que organizó el Presidente en Buenos Aires, el martes. Y aunque estaba previsto, según habían avisado desde el Senado, que se reuniera también con Cristina Kirchner, el líder del Partido de los Trabajadores dejó el país el miércoles sin que el encuentro con la vice se concretara. Se trató de un fuerte revés para la vicepresidenta, que en el entorno de Lula atribuyeron a “cuestiones de agenda”.
El kirchnerismo, que durante el Mundial y las dos primeras semanas de enero, había suspendido los cuestionamientos contra la Casa Rosada, pero la semana pasada volvió al ruedo, sigilosamente, con declaraciones esporádicas de peso relativo. Los voceros habituales en la interna, el ministro bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque; el senador nacional Oscar Parrilli; e inclusive el gobernador chaqueño Jorge Capitanich, salieron a presionar a Alberto Fernández para que avance con mayor fuerza y celeridad contra la Justicia; y para que indulte de una vez por todas a la dirigente social jujeña Milagro Sala. Ese regreso a las pistas, después del descanso estival, coincidió con el regreso de Cristina Kirchner, que había pasado un tiempo en el Sur junto a su familia, entre ellos, Máximo Kirchner, y retomó su actividad política en el Senado hace diez días
Curiosamente, hace pocos días De Pedro se había mostrado hasta conciliador con la cabeza del Ejecutivo: la semana pasada, por caso, ponderó el laudo del Presidente en el conflicto entre Mendoza y La Pampa por Portezuelo del Viento. Y desde hace meses prefería mantenerse al margen de las internas, que habían llegado a un pico de no retorno después de hitos como la firma del acuerdo con el FMI, la salida de varios ministros, en particular, el de Economía, Martín Guzmán. Hoy, a cinco meses del cierre de listas, dio un viraje, y en lugar de plantearle al Presidente en privado su malestar, lo hizo público. En la Casa Rosada, donde habitan principalmente funcionarios albertistas, leyeron la severa crítica directa contra Alberto Fernández como el lanzamiento informal de la carrera de De Pedro como precandidato del kirchnerismo a la Presidencia y no tenían definido aún si contestarle abiertamente.
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