Cristina Kirchner y Lula habían acordado, hace días, reunirse en Buenos Aires en el marco de la visita del mandatario brasileño para participar de la cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC). Sólo restaba ajustar el horario y el lugar. Sin embargo, ayer, a último momento, el cónclave entre la Vicepresidenta y el presidente de Brasil empezó a postergarse y lo que era una certeza se transformó en un interrogante. Esta mañana, al día siguiente de la jornada diplomática regional en el Sheraton -liderada por Alberto Fernández, sin la vice- Lula se disponía a volar rumbo a Uruguay, y desde su entorno confirmaron que el encuentro finalmente no se concretó. Mientras tanto, en el Senado reinaba el hermetismo.
Fuentes oficiales deslizaron, off the record, que la reunión se frustró por el desacuerdo entre Lula y Cristina Kirchner respecto del lugar donde verse para conversar en privado. La titular del Senado le solicitó al líder brasileño que la visitara en su despacho de la Cámara alta -como se lo había planteado, exitosamente, a otros presidentes que se encuentran en la Argentina-. Pero el jefe del Partido de los Trabajadores le transmitió que, por motivos de seguridad y logística, era preferible que se acercara al hotel de Retiro donde se hospedaba. Desde ninguno de los dos lados confirmaron ni desmintieron esta información ante las consultas de Infobae. Más allá de las razones, ayer, mientras caía la noche porteña, quedó de manifiesto que el encuentro entre Lula y Cristina Kirchner no se produciría.
“La reunión depende de la agenda de la CELAC y de algunas bilaterales ya agendadas para el presidente Lula en el final de la tarde, como la FAO, Cuba y el Consejo Europeo”, dijeron ayer por la tarde fuentes del entorno del mandatario brasileño, que reintegró a Brasil al bloque de la CELAC después de tres años, luego de que su predecesor, el referente de derecha, Jair Bolsonaro, lo abandonara por motivos ideológicos. Lula dejó el país esta mañana, informaron diplomáticos brasileños, rumbo a Uruguay, donde su principal actividad será la esperada bilateral con Luis Lacalle Pou, de orientación centroderechista, con quién el diálogo girará principalmente en torno al acuerdo comercial que trabaja la República oriental con China y que provoca ruidos entre los miembros del Mercosur.
La predisposición del mandatario brasileño será distinta con el ex presidente de Uruguay, José Mugica. Hoy informó de manera concreta y concisa que, tras ver a Lacalle Pou, visitará a “Pepe”, que se retiró de la política y con quién tiene una relación históricamente cercana, en su casa particular.
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Cristina Kirchner tuvo más éxito con los presidentes de Bolivia, Luis Arce, y de Colombia, Gustavo Pietro, que se trasladaron desde el Sheraton al Palacio del Congreso cuando estaba culminando la jornada de la CELAC. El primero fue el boliviano, que arribó alrededor de las 18. Luego, la presidenta del Senado se disponía a recibir al colombiano. Más temprano, Cristina Kirchner había recibido a la jefa del Estado de Honduras, Xiomara Castro.
La ex mandataria había manifestado intenciones de reunirse con Lula durante los últimos días. Orgullosa de su mutua relación, había festejado con efusividad el triunfo del jefe del Partido de los Trabajadores, a fines de octubre, a través de un mensaje entusiasta por Twitter. “Hoy más que nunca, amor y mucha felicidad. Gracias, pueblo del Brasil. Gracias, compañero Lula, por devolverle la alegría y la esperanza a nuestra América del Sur”, dijo el día de la victoria.
En ese momento, incluso, una comitiva que responde al mando K se trasladó a San Pablo para acompañar a quien ocuparía, a partir del 1ro de enero, el sillón principal del Palacio del Planalto. Y una diputada le entregó una gorra al candidato triunfante, con la inscripción CFK2023, el slogan del operativo clamor por su postulación para un nuevo mandato. Lula, para el deleite de la tropa cristinista, se calzó el accesorio de inmediato y posó para las fotos, que fueron replicadas por cuentas kirchneristas en las redes. “Amanece un nuevo día en la América del Sur”, escribió la ex presidenta, dos meses después, cuando Lula asumió el cargo.
Por su parte, el exministro de Asuntos Exteriores de Brasil y asesor de Lula Da Silva, Celso Amorim, hizo referencia a la relación del mandatario con Cristina Fernández de Kirchner. “No hay ningún problema con Cristina, somos muy amigos de Cristina. Pero como ya se señaló, Lula vino primero por una bilateral, estaba con la programación completa, sin intervalos. De nuestra parte no hay ningún problema”.
Y agregó, en diálogo con AM750: “Incluso se le ofreció... Yo comprendo que Cristina como presidente del Senado tiene dificultad, incluso de seguridad. Pero no hay ningún problema”.
El presidente de Brasil y la vicepresidenta argentina no se encuentran en persona desde diciembre de 2021, cuando el aún aspirante a la presidencia, que ni siquiera había empezado oficialmente su campaña, visitó la Argentina invitado por Alberto Fernández para sumarlo al acto de festejo por el Día de la Democracia. En ese momento, la interna del Frente de Todos estaba en ciernes, pero no se había recalentado a niveles insoportables y podían convivir en paz. Así que los tres se subieron al escenario que la Presidencia había montado frente a la Casa Rosada y le hablaron efusivamente a la militancia apostada en la Plaza de Mayo, junto al ex mandatario de Uruguay, José “Pepe” Mugica.
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La agenda internacional, desde hace largos meses, quedó bajo monopolio casi exclusivo de Alberto Fernández. Y la jornada de hoy fue considerada un hito para el primer mandatario, que pudo hacer alarde de la relación, que considera de amistad, con Lula; y oficiar de anfitrión de la Cumbre de la CELAC, el foro regional que, si bien tiene un peso relativo y estuvo rodeado de fuertes polémicas -particularmente por la invitación a Daniel Ortega y Nicolás Maduro-, concentró la atención de los líderes y medios de comunicación de América Latina. Lo hizo junto al canciller, Santiago Cafiero, uno de sus colaboradores más fieles; y con articulación del embajador en Brasil, Daniel Scioli, también de la órbita del Presidente, que se ocupó de los vínculos con el nuevo mandatario. En cambio, no hubo un solo representante del kirchnerismo en el cónclave de mandatarios regionales.
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