A los 76 años, Ralph Everard Gonsalves cumplirá un sueño. Quedó al frente de la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) hasta el año próximo. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas desde 2001, un pequeño país formado por islas en pleno Caribe, llega con el apoyo por consenso de los 33 países y sucederá a Alberto Fernández en el organismo que pretende ser el contrapeso de la Organización de Estados Americanos (OEA), que encabeza el uruguayo Luis Almagro.
Padre de cinco hijos (dos mujeres y tres varones) Gonsalves tiene formación marxista. Guarda una excelente relación con los gobiernos más radicales de izquierda del continente americano como Cuba, Nicaragua y Venezuela. En La Habana lo conocen como el “Camarada Ralph” o “Mini Castro”, apodos que también surgen cuando se lo menciona en las oficinas del Kremlin ruso.
En esta ocasión también contó con el respaldo de los “peso pesado” del continente para acceder al cargo porque debía haber unanimidad en su elección. Tanto Argentina como Brasil, que se reincorporó por iniciativa de Lula da Silva, y México sumaron su aprobación para que, por primera vez, una nación caribeña quede al mando.
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Actualmente, Gonsalves cumple su quinto período al frente de esta monarquía parlamentaria que integra la Commonwealth, la Mancomunidad Británica de Naciones, ya que como líder del Partido de la Unidad Laborista ganó las elecciones en 2001 y resultó reelecto en los comicios de 2005, 2010, 2015 y 2020. Lidera la Caricom, la Comunidad del Caribe que reúne a 15 países de América Central.
Gonsalves se recibió de Licenciado en Ciencias Económicas y obtuvo un máster en Administración Pública en la Universidad de las Indias Occidentales. Además, es doctor en Administración Pública de la Universidad de Manchester, Reino Unido. Escribió varios libros en los que desgrana sus ideas sobre el sindicalismo, el marxismo, el neocolonialismo y los problemas de la integración y el desarrollo, entre otros temas. “El espectro del imperialismo: el caso del Caribe” (1976); “La historia y el futuro: una perspectiva caribeña” (1994) y “El camino no capitalista al desarrollo: África y el Caribe” (1981), son algunas de sus publicaciones más importantes.
Uno de sus hijos, Camillo, de 50 años y abogado de profesión, es su Ministro de Finanzas, Planificación Económica y Tecnología Informática. Quienes frecuentan al “Camarada Ralph” aseguran que Camillo será su sucesor en el poder.
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Gonsalves forjó una gran amistad con Ortega y con su esposa Rosario Murillo. El 19 de julio del año pasado en la visita a Managua, donde se celebró el 43° aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, fue el único líder extranjero que participó de los festejos y se atrevió a decirle a su amigo que debía retomar el diálogo con Estados Unidos. “Hago el llamado a los Estados Unidos de América, un país de grandes logros, de acercarse en amistad con el pueblo y gobierno de Nicaragua, ¿es eso tan difícil?”, sostuvo diplomáticamente Gonsalves en esa ocasión.
“¿Que se nos requiere a nosotros como líderes hace miles de años? El profeta Miqueas dio una simple explicación de lo que se requiere de un líder que actúa con justicia, amar la compasión y caminar con humildad con nuestro Dios”, afirmó después en su discurso tras recibir la “Orden Augusto César Sandino” en su máximo grado, “Batalla de San Jacinto”.
Esas palabras con referencias bíblicas se interpretaron como un pedido de misericordia para con los numerosos presos políticos que mantiene Ortega, quien unos minutos después descartó completamente la posibilidad de dialogar con Joe Biden porque eso significaría “ponerse la soga al cuello” y luego manifestó que “al imperialismo no se le puede creer ni un tantito así porque te acaba”. Aunque las declaraciones públicas del sanvicentino no cayeron bien, las relaciones entre las dos naciones no se vieron afectadas.
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A principios de 2022, Nicaragua, con el apoyo de otro de sus grandes aliados, la Venezuela de Nicolás Maduro, ya había propuesto a Gonsalves para la presidencia del foro regional. Pero esa candidatura quedó relegada luego del acuerdo entre el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández. México logró torcerle el brazo a Ortega pero con la promesa de que en este año ese lugar privilegiado fuera para un representante caribeño.
En noviembre, el primer ministro de un grupo de 32 islas en las Antillas Menores que tiene apenas 389 kilómetros cuadrados de extensión y poco más de 104 mil habitantes, también como una muestra de las relaciones cordiales que lleva adelante con el gobierno de Nicolás Maduro, recibió en Caracas, el doctorado Honoris Causa de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) por su “importante aporte contra las agresiones de los grupos de poder imperial”. Unos meses antes, el gobierno venezolano le había provisto 23.000 barriles de petróleo a la isla y le había condonado una deuda millonaria.
La isla, aunque tiene amplias playas de arena blanca y montañas en su territorio, no depende del turismo. Principalmente depende del cultivo de bananas, que representa un 50 por ciento de sus exportaciones.
Gonsalves conoce la Argentina. Fue condecorado por el entonces canciller argentino Héctor Timerman con la Orden del Libertador General San Martín en el grado de Gran Cruz, a principios de octubre de 2013. Y cada vez que se encuentra con un funcionario del Frente de Todos repite su muletilla con efusiva sonrisa caribeña: “¿Cómo anda mi amiga Cristina”.
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