Los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Lula da Silva, respectivamente, suscribieron este mediodía una declaración conjunta en la que reclaman la independencia judicial y en el que piden combatir la desinformación, la radicalización política y las amenazas al estado de derecho. Los primeros párrafos de ese documento, de 82 puntos, contienen estos tópicos, lo que implica un guiño hacia los reclamos políticos que viene efectuando Cristina Kirchner en los últimos meses.
En el punto 2 se señala que ambos gobiernos “ratificaron su convicción de que la democracia, el pluralismo y el respeto de los derechos humanos y las libertades individuales constituyen factores de progreso, prosperidad y paz social” y resaltaron “el insustituible rol que las instituciones judiciales poseen en sus ordenamientos constitucionales como garantía de los derechos de las personas frente a las persecuciones por razones políticas y el lawfare”. Además, destacaron que “los sistemas republicanos de gobierno necesitan que las instituciones judiciales mantengan su independencia e imparcialidad frente a los intereses económicos, políticos y mediáticos”.
Y, en el punto siguiente, expresaron su “preocupación por los efectos criminales de la desinformación, la radicalización política y las amenazas al estado democrático de derecho”. Asimismo, acordaron “la necesidad de ampliar la cooperación y coordinación bilateral para avanzar en el combate a la desinformación y los contenidos ilícitos en Internet”.
Además, en el marco de las mejoras en la relación bilateral, Lula cursó una invitación a su par argentino para que lo visite en Brasilia en el mes de junio, ya que este año se cumplen 200 años de relaciones diplomáticas entre los dos países. Allí se firmaría el “Plan de Acción de Relanzamiento de la Alianza Estratégica Brasil-Argentina”, que ya se empezó a diagramar “con objetivos específicos para promover la integración en temas estratégicos para la relación bilateral en materia política, económica, social, científica y tecnológica, educacional y cultural, entre otras”.
El Mercosur, el mercado regional común que también incluye a Uruguay y a Paraguay, será una prioridad, según se desprende del documento. Proponen la incorporación de Bolivia como socio pleno y que se trabaje “constructivamente para el futuro regreso de la República Bolivariana de Venezuela”. También coincidieron en impulsar las negociaciones pendientes para cerrar un convenio comercial con la Unión Europea (UE). En ese sentido, expresaron “preocupación por las recientes medidas unilaterales proteccionistas europeas, amparadas bajo supuestas preocupaciones ambientales, que pueden afectar el equilibrio del acuerdo”.
También señalaron “la necesidad de seguir contando con un dialogo fructífero y con instrumentos de cooperación económica efectiva para evitar que las iniciativas en curso de la UE, en particular en el marco del Pacto Verde y los nuevos compromisos sobre sostenibilidad ambiental, afecten negativamente los equilibrios necesarios para incrementar el bienestar económico y social de ambos bloques” y coincidieron, además, en la “conveniencia de dar continuidad a las negociaciones de otros acuerdos comerciales de la agenda externa que se encuentran próximos a la conclusión y firma”.
De la firma de los acuerdos en el Salón Blanco de la Casa Rosada también participaron el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, y su par brasileño, Fernando Haddad. Ambos darán una conferencia de prensa a media tarde en Balcarce 50 en la que ratificarán una “profundización de la relación bilateral con instrumentos que aumenten y faciliten el comercio sin obstáculos, a través de la ampliación del uso del sistema de moneda local (SML), incorporando el comercio de servicios y la implementación de líneas de crédito en reales para dinamizar el comercio bilateral y facilitar los flujos financieros en el sistema, aumentando la previsibilidad de las transacciones”.
Respecto del SWAP (intercambio de monedas) para favorecer el comercio bilateral acordaron iniciar estudios técnicos, incluyendo a los países de la región, sobre “mecanismos para profundizar la integración financiera y mitigar la escasez temporaria de divisas, incluyendo mecanismos a cargo de bancos centrales”.
Del mismo modo, compartieron “la intención de crear una moneda de circulación sudamericana en el largo plazo, con miras a potenciar el comercio y la integración productiva regional y aumentar la resiliencia a shocks internacionales” . Y también se comprometieron “a evaluar conjuntamente, con sentido de prioridad y urgencia, el financiamiento de proyectos estratégicos de interés binacional, como el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner”.
Otro de los temas que plantearon es la reactivación de la UNASUR (la Unión de Naciones Suramericanas) de la que Argentina se había retirado en abril de 2019. En ese mismo momento se fueron de ese bloque otras naciones como Perú, Colombia, Ecuador y Paraguay.
El Cambio Climático es otra de las preocupaciones que ambos mandatarios recalcan en los organismos internacionales con énfasis. Por eso, reafirmaron su alianza estratégica como integrantes del mismo grupo negociador en el marco de las negociaciones bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y destacaron la importancia de reforzar los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático en línea con los principios equidad, de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, y las capacidades respectivas. Además, celebraron la adopción del Marco Global de la Biodiversidad de Kunming-Montreal en la COP-15 del Convenio sobre Diversidad Biológica, realizada en diciembre de 2022.
Sobre la guerra entre Rusia y Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022 expresaron “su preocupación por la agresión a Ucrania y sus graves consecuencias humanitarias y para la paz en Europa” y observaron que ello “genera efectos negativos sobre la seguridad energética y alimentaria mundial, agravados por la aplicación de sanciones unilaterales, que imponen dificultades adicionales a las economías de todo el mundo”. Asimismo, reiteraron su llamado al “cese inmediato de las hostilidades y al pleno respeto de la Carta de las Naciones Unidas, instando a todas las partes a participar en esfuerzos diplomáticos que conduzcan a un arreglo negociado pacífico”.
También hay respaldo de Brasil a la posición de Argentina en su reclamo por la soberanía en las Islas Malvinas. Y la ratificación de que el Atlántico Sur es una zona de paz.
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