Durante esta semana, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, llevó su agenda de trabajo a la costa bonaerense. En plena oleada de verano, el mandatario aprovecha para escuchar de primera mano pedidos y sensaciones que viene dejando la temporada de parte de los emprendedores turísticos y distintas organizaciones como cooperativas de servicios, sectores de la cultura o incluso del agro. También realiza algunas recorridas por los municipios donde el intendente es del Frente de Todos y trata de esquivar precisiones sobre la discusión electoral. Sin embargo, a veces da algunas pistas. Habla de que está entusiasmado con el proyecto de la provincia, que sus políticas son a largo plazo y que quiere “seguir transformándola”. Poco quiere saber con dar la pelea electoral a nivel nacional.
En la gobernación, cerca de Kicillof, empezó a circular un resumen de distintas encuestas realizadas entre diciembre y la primera quincena de enero con distintas metodologías de trabajo: presencial, on line e IVR telefónicas. Hay mediciones más favorables que otras para el gobernador frente a los distintos candidatos que ofrece el PRO. Los escenarios asoman ajustados, pero con Kicillof con una leve ventaja; con excepción de un estudio, que en un mano a mano ubica primero a Diego Santilli.
Los cañones de Kicillof apuntan a ir por la reelección. Primero debe conseguir el consenso interno. “Estamos trabajando muy bien en el Frente de Todos. Está muy unido, está trabajando tal como corresponde, con el Partido Justicialista, con su presidente Máximo Kirchner y ese es el espíritu, esa esa la necesidad y de alguna manera la demanda que recibimos de quiénes disfrutan del veraneo y quienes trabajan para que sea posible”, marcó esta semana al finalizar una serie de actividades en Ostende, Pinamar, cuando se lo consultó sobre la estrategia electoral. También dijo que discutir candidaturas es extemporáneo y que ve “un intento de generar cizaña que no existe”, en relación a la vida de la coalición de gobierno.
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El planteo de Kicillof tiene que ver con diferentes posiciones que empiezan a correr entre la dirigencia oficialista y luego de que Cristina Kirchner dijera que su nombre no iba a estar en ninguna boleta este año producto de la persecución judicial que tuvo su punto alto con el fallo en primera instancia que la condenó seis años de prisión e inhabilitación perpetua para el ejercicio de cargos en la función pública por la causa Vialidad; desarticulando así el operativo clamor que empezaba a desplegarse con un “Cristina 2023″ y que incluía también a Kicillof. “Te necesitamos”, le dijo, incluso, el gobernador durante el último acto que encabezó la vicepresidenta, el 27 de diciembre último en el municipio de Avellaneda.
La palabra de Cristina Kirchner, sin embargo, será determinante en el dispositivo electoral para el oficialismo y para la suerte de Kicillof. Por su parte, desde hace algunas semanas, Alberto Fernández empezó a dar señales de que también podría ser parte de la discusión.
Desde allí, y antes también, hay un sector de intendentes del conurbano que buscan la definición de candidaturas nacionales a partir de unas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que tengan amplitud y representen a los diferentes espacios del Frente de Todos. En esa eventual contienda, debería estar -para estos intendentes que gobiernan distritos de la Primera y Tercera sección electoral- Kicillof con el actual ministro de Economía, Sergio Massa, y algún gobernador. Quien estuvo activo estos días por el conurbano fue el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, en una recorrida por el municipio de Almirante Brown junto al intendente en uso de licencia, Mariano Cascallares, y el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis.
Entonces, si Kicillof se sube a la carrera nacional, la candidatura provincial esta vez sí podría ser para un intendente en acuerdo con La Cámpora; replicando la alianza con la que se cerró la llegada de Máximo Kirchner a la presidencia del PJ bonaerense, creen los jefes comunales que buscan una alternativa a la candidatura bonaerense.
Pero en la última semana hubo un episodio que fue un punto de inflexión en este escenario, que obligó un poco a replantearse la estrategia y tuvo que ver con la decisión de frenar el lanzamiento de la Liga de Intendentes peronistas, un espacio en vías de construcción que buscaba mostrarse como un bloque de jefes comunales peronistas de la Primera y Tercera sección electoral para, desde ese lugar, ser parte de las discusiones de gestión y armado en la provincia de Buenos Aires; algo espejado en la liga de gobernadores. Sin embargo, la reunión que se iba a celebrar este sábado en el Partido de la Costa se suspendió. No hubo mayores precisiones de los motivos que llevaron a esa decisiones, pero lo cierto es que no hay un acuerdo dentro de este espacio sobre a quién apoyar para la candidatura a la gobernación bonaerense. Cerca de Kicillof seguían de reojo lo que podía pasar este sábado.
Como contrapartida, los intendentes que motorizan la liga buscaron mostrar mayor amplitud y anunciaron una reunión del consejo del PJ bonaerense con la presencia de su presidente, Máximo Kirchner, para los primeros días del mes de febrero en la localidad de Santa Teresita. Entre los consejeros del Justicialismo hay intendentes de las ocho secciones electorales, funcionarios nacionales y provinciales. Aún no hay certezas sobre si se habrá explícito el apoyo al gobernador Kicillof para ir por la reelección bonaerense.
Mientras, el mandatario busca aliados a través de algunos dirigentes que lo escoltan. Ya consiguió el aval de intendentes del interior, pero también del conurbano: entre ellos, Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Juan José Mussi (Berazategui), Fabián Cagliardi (Berisso).
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