Sergio Massa sacó las cuentas y comprendió que tenía una oportunidad para sorprender a los mercados. Tenía un ahorro neto en la adquisición anual de Gas Natural Licuado (GNL) y decidió recomprar mil millones de dólares en títulos de la deuda para fortalecer su plan de estabilización. Tras ese complicado objetivo financiero, el ministro de Economía diseñó una silenciosa hoja de ruta que involucró a Alberto Fernández, Cristina Kirchner, el Banco Central, la Secretaría Legal y Técnica, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) y el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En Mar del Plata, el sábado pasado, Massa intercambió datos técnicos con su equipo de trabajo. Eduardo Setti, secretario de Finanzas, Raúl Rigo, secretario de Hacienda, Leonardo Madcur, jefe de Asesores de Economía, y Lisandro Cleri, vicepresidente del Banco Central, participaron del cónclave.
Esa reunión fue clave. La decisión debía construirse bajo silenzo stampa, pero la SEC y el FMI debían tener cierta información para evitar las represalias jurídicas y políticas. Cleri se puso en contacto con el estudio de abogados que representa a la Argentina en Estados Unidos -Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton-, mientras que Madcur habló con Luis Cubeddu, Director Adjunto del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, para revelar la decisión política que pensaba ejecutar Massa.
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Massa ya tenía el borrador del comunicado formal y la certeza jurídica e institucional. Le faltaba el respaldo político, y fue por ello: el domingo pasado puso en marcha esa movimiento interno para coronar la recompra de los 1.000 millones de dólares en bonos que anunció hoy antes de la apertura de los mercados en la Argentina.
Cerca del mediodía, el ministro de Economía entró al complejo turístico de Chapadmalal. Allí lo aguardaba el jefe de Estado: Massa presentó su idea a Alberto Fernández y explicó su fuente de financiamiento. Horas después, repitió la misma ceremonia con Cristina Kirchner, que está descansando en la Patagonia.
Los dos, Alberto Fernández y CFK, avalaron la decisión de usar los fondos ahorrados en la compra de GNL para cancelar deuda en dólares antes de su vencimiento en 2029 y 2030.
Massa quería dar una señal de fortaleza a los mercados, frente a la suba incesante del dólar blue. Por eso decidió acelerar los tiempos, y anoche terminó de definir los últimos detalles técnicos de la recompra y el anuncio oficial antes que abrieran los mercados.
En el Quinto Piso del Palacio de Hacienda, el ministro convocó a Setti, Rigo, Madcur y Cleri. Entre los cuatro funcionarios concluyeron los términos del anuncio, y cada uno fue a cumplir la tarea encomendada. Madcur habló con Cubeddu, Cleri llamó a Wall Street para cerrar la información jurídica con el estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton, y Massa se comunicó con Vilma Ibarra para pedir que se postergara la publicación del Boletín Oficial hasta incluir la resolución formal que establecía la recompra de los bonos de deuda en dólares.
Cuando el titular del Palacio de Hacienda cortó con la secretaria Legal y Técnica, subió hasta el Piso 13 para cenar con los proveedores mayoristas de los supermercados. En la comida se encontraba Matías Tombolini, el secretario de Comercio que está bajo fuego cruzado por su decisión política de incluir a Pablo Moyano y los movimientos sociales en el control de precios.
Antes de los postres, Massa anunció que tenía un asunto pendiente y bajó hasta el Quinto Piso para grabar el mensaje oficial en el auditorio. Revisó al mínimo detalle qué iba a decir y enfrentó las cámaras oficiales. El ministro sabía que estaba anunciando una pulseada con los mercados y una decisión política que tenía consenso interno y externo.
Terminó de cenar con los proveedores. Y regresó a su casa.
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