En medio de una relativa tregua entre los líderes del PRO, la batalla en Juntos por el Cambio se mudó a las provincias y amaga con desatar la peor crisis en la coalición opositora. Hay conflictos con aires de ruptura en algunos distritos, que obligaron a operadores del espacio a intervenir personalmente y que serán el eje de una reunión decisiva que tendrán los presidentes de los cuatro partidos de JxC.
En ese inminente encuentro, Patricia Bullrich (PRO), Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Miguel Angel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) tratarán de resolver las diferencias que ponen en riesgo la unidad opositora en el interior: Córdoba, Mendoza, Río Negro, Tucumán y Neuquén son las principales provincias que ponen al rojo la interna.
En este inquietante panorama, que amenaza con frustrar el triunfo electoral en algunos distritos si se consolida la división opositora, el problema no está concentrado entre “halcones” y “palomas” e incluso en ciertos casos tampoco entre los partidos, sino que tiene que ver con los proyectos personales de los dirigentes o sectores determinados de cada fuerza de JxC. Las diferencias internas se recalentaron, además, al calor de los cambios electorales en el interior como el adelantamiento o el desdoblamiento de los comicios, la suspensión de las PASO o la instauración de la Ley de Lemas.
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Para colmo, esta explosión de conflictos provinciales de Juntos por el Cambio se da en un momento en el que Bullrich se replegó en su proyecto presidencial, donde refuerza su vínculo con la gente y no con los dirigentes, lo que trae como consecuencia que no está mediando para solucionar las diferencias.
El caso de Córdoba preocupa a toda la dirigencia de Juntos por el Cambio: se trata de una de las provincias electoralmente más decisivas del país y en donde la oposición gana por más amplio margen. Hoy, la pelea está concentrada entre el senador nacional Luis Juez, del Frente Cívico, y el diputado nacional Rodrigo de Loredo, de Evolución Radical. Los dos quieren ser el candidato a gobernador del espacio y todo se complica porque en ese territorio no hay PASO para dirimir las postulaciones.
Mauricio Macri no quiere a Juez y se acercó a De Loredo, e incluso se reunió en noviembre pasado con el intendente de Córdoba y candidato a gobernador del PJ provincial, Martín Llaryora. Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, apoya al senador. Igual postura mantiene Bullrich. Las autoridades del PRO definieron en noviembre pasado un reglamento para resolver candidaturas donde no existen las primarias: al igual que determinó Juntos por el Cambio, el mecanismo será “el que elija el conjunto y de no ser así, internas abiertas con afiliados e independientes”. Una posibilidad es que el postulante surja de lo que marquen las encuestas. Es una opción polémica luego de que las encuestadoras fallaron cuando no pudieron vaticinar el triunfo de JxC en las elecciones de la ciudad cordobesa de Marcos Juárez, en septiembre pasado. La interna abierta es cuestionada por Juez, quien amenazó con competir por afuera del espacio, porque permitiría que el PJ cordobés pueda interferir en la votación.
Antes de que Rodríguez Larreta viajara a la localidad cordobesa de Colonia Caroya para posar como un gaucho y cantar con el Chaqueño Palavecino, estuvo activo en esa provincia Eduardo Macchiavelli, secretario general del PRO y uno de los máximos armadores políticos del larretismo en el interior. Su objetivo era pacificar la interna cordobesa de JxC. Habló con representantes de Juez y de De Loredo y logró que ambos sectores acordaran postergar la definición del tema hasta tanto no haya fecha de elecciones en Córdoba. Fue, al menos, el principio de un probable acuerdo entre ambos rivales.
La situación de Mendoza, como anticipó Infobae, se convirtió en un dolor de cabeza para todo JxC, pero en particular para Rodríguez Larreta: el diputado nacional Omar De Marchi, otro armador del jefe de Gobierno en las provincias, ratificó que quiere competir por la candidatura a gobernador con el senado nacional de la UCR Alfredo Cornejo desde afuera de la sigla de Juntos por el Cambio.
Hay una evidente enemistad entre ambos, pero la actitud de De Marchi, hasta ahora indeclinable, complica a un Larreta que vive predicando la unidad opositora. ¿Cómo explicará que uno de sus dirigentes afines romperá la paz del espacio en Mendoza y, para colmo, incumpliendo el reglamento electoral de Juntos por el Cambio, que establece que en aquellas provincias en donde hay PASO, “todos los partidos se comprometen a utilizarlas como método de selección de candidatos”.
La doble candidatura a gobernador de Cornejo y De Marchi puede terminar con una derrota de Juntos por el Cambio en Mendoza, donde el radicalismo se hizo fuerte desde 2015. En el Zoom de la Mesa Nacional de JxC, realizado la semana pasada, el malestar se transformó en un reclamo del titular de la UCR, Gerardo Morales, quien advirtió a sus pares que “si se quiebra” la coalición en esa provincia por el proyecto político de De Marchi “se pone en riesgo la unidad” y amenazó con “rediscutir la participación” radical en la alianza opositora. Bullrich y Larreta prometieron ocuparse del tema.
En el entorno del díscolo diputado mendocino dan a entender que el jefe de Gobierno lo respalda, pero desde el larretismo lo descartan de plano: advirtieron que “Omar siempre hace lo mismo para poder negociar sus espacios de poder” y que “no hay ninguna chance” de que Rodríguez Larreta apueste a su candidatura a gobernador por fuera de JxC. Allegados a Bullrich dijeron a Infobae que De Marchi “se tiene que alinear y cumplir con el reglamento electoral, que es muy claro”. La jefa del PRO, como se sabe, tiene una fluida relación con Cornejo, hasta el punto de que compartieron varias actividades políticas y el senador mendocino sonaba para secundarla en el binomio presidencial.
Aunque De Marchi lo desmintió, el equipo larretista viene insistiendo desde hace semanas que el diputado fue alejado del armado político del sector en el interior y que en esa función recobró mayor protagonismo un viejo conocido del jefe de Gobierno e histórico del PRO como Macchiavelli.
Neuquén es otro territorio dominado por las tensiones para Juntos por el Cambio. Allí, Macri y Rodríguez Larreta apoyan la candidatura a gobernador de Rolando Figueroa, quien dejó las filas del Movimiento Popular Neuquino (MPN) y creó una nueva agrupación para las elecciones del 16 de abril. El dirigente elegido por el PRO acaba de sumar al radical Juan Peláez, que renunció a la presidencia del partido a nivel local, como su postulante a intendente de la capital de la provincia.
Esa flamante incorporación de Figueroa consagró la división de la UCR: para competir por la gobernación, la mayor parte de la dirigencia respalda a Pablo Cervi, diputado nacional del sector Evolución, de Martín Lousteau, a quien también adhiere la Coalición Cívica (CC). Maximiliano Ferraro, titular del partido fundado por Elisa Carrió, ventiló en Twitter la feroz interna neuquina: “Vergonzosa decisión que han tomado algunos actores políticos en la provincia de Neuquén. Debilitar a JxC con tal de saciar sus apetencias personales, ir de colectora de un sector aliado al kirchnerismo y desconocer a lo resuelto por la Mesa Nacional lo hace mucho mas grave aún”. La ruptura de Juntos por el Cambio parece casi inevitable. Desde uno y otro bando se acusan recíprocamente de desaprovechar la oportunidad de ganarle al MPN, que se mantiene en el poder desde 1983.
En Tucumán, un bastión electoral del peronismo, parece imposible ganarle a la dupla oficialista Osvaldo Jaldo-Juan Manzur si Juntos por el Cambio mantiene sus fuertes diferencias: desde el PRO apoyan la candidatura a gobernador de Germán Alfaro, intendente de San Miguel de Tucumán, mientras que la UCR respalda a Roberto Sánchez, intendente de la ciudad de Concepción y ex corredor de automovilismo. Los armadores de JxC están tratando de explorar un acuerdo. Hasta ahora, ninguno quiere secundar a su rival en la fórmula provincial. Los tucumanos tampoco tienen PASO para decidir sus candidaturas, por lo que deberían realizarse internas abiertas. Todo es muy incierto.
Para confirmar que todo puede empeorar en la oposición, en las últimas horas se quebró la paz de Juntos por el Cambio en Río Negro: la UCR local estaría a punto de cerrar un acuerdo electoral con Juntos Somos Río Negro, la fuerza a la que pertenece la gobernadora Arabela Carreras y que encabeza el senador nacional Alberto Weretilneck, aliado del kirchnerismo. De todas formas, la decisión está en manos de la Convención Provincial del radicalismo, que deliberará el 28 de enero. En cambio, el PRO y el ARI proponen como candidato a gobernador a Aníbal Tortoriello, diputado nacional del partido creado por Macri, desde Cambia Río Negro-Juntos por el Cambio.
El papel autónomo de la UCR dentro de JxC hace peligrar la unidad en Chubut, donde el candidato a gobernador mejor ubicado en las encuestas sigue siendo Ignacio Torres, el senador nacional del PRO que fue otra de las revelaciones electorales de 2021. El oficialismo de Mariano Arcioni, un aliado de Sergio Massa, no pudo imponer en la Legislatura la polémica Ley de Lemas, aunque logró suspender las PASO. El presidente de la UCR chubutense, Damián Bliss, intendente de Rawson, acaba de lanzar su candidatura a gobernador, en una jugada que divide peligrosamente el voto de Juntos por el Cambio y favorece al mandatario provincial, con quien el radicalismo venía coqueteando.
Santa Fe es otro distrito clave en donde Juntos por el Cambio está convencido de un triunfo electoral. Las PASO definirán una interna caldeada: el PRO tiene una figura fuerte como Federico Angelini, el macrista-bullrichista que es diputado nacional y vicepresidente del partido a nivel nacional, pero podría haber sorpresas: analiza la candidatura a gobernador de un reconocido empresario santafesino. Por el radicalismo, Carolina Losada fue la sorpresa de las últimas elecciones y sería la mejor postulante de la coalición, pero duda de suceder al peronista Omar Perotti. Si no es ella, la disputa estará centrada entre Maximiliano Pullaro, del sector Evolución, y el senador nacional Dionisio Scarpin.
Para Juntos por el Cambio, la madre de todas las batallas internas es la provincia de Buenos Aires y por eso se acentúa la sensación de orfandad. Hay cinco candidatos a gobernador del PRO, ninguno oficializado por el radicalismo y pocas certezas acerca de quién será el rival de Axel Kicillof. Aun así, todos creen que finalmente habrá un acuerdo que evite la guerra definitiva entre el postulante de Rodríguez Larreta, Diego Santilli, y los de Bullrich-Macri, Cristian Ritondo, Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel. El ex vicejefe de gobierno porteño tiene el mérito de haber ganado las últimas elecciones legislativas ante todo el peronismo unido y de mantenerse al frente en la mayoría de las encuestas, pero sus competidores critican el armado larretista y sostienen que en la provincia esa acción de oro no es importante porque, como allí no hay tradición de corte de boleta entre los votantes, un triunfo electoral de JxC a nivel nacional arrastraría el mismo resultado bonaerense.
Pese a la dura pelea, hay indicios de una tregua entre los cinco rivales del PRO, como quedó a la vista en la presentación del libro de Macri en Mar del Plata: Ritondo, quien la semana pasada tomó un café con Larreta en un concurrido café de la avenida del Libertador y Bulnes, se mostró al lado de Santilli en la previa del acto. Ambos fueron a saludar al ex presidente, que bromeó cuando los vio acercarse: “¿Ustedes están juntos?”, les dijo. Todos se rieron e incluso Santilli tuvo por fin su foto con Macri. ¿Será la paz que preanuncia tempestades o una muestra de madurez política? Hará falta mucho más que fotos sugestivas para evitar la guerra que se perfila dentro de JxC en varias provincias.
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