Decidido a pelear por la reelección, y conforme con el cese del “fuego amigo” que venía pidiendo al sector duro, Alberto Fernández busca mejorar la coordinación de sus ministros en el fragmentado Gabinete con la mira en la campaña. En torno a concepto de “relatar lo hecho”, empezó a instar a sus funcionarios cercanos a mejorar la defensa de la administración nacional de cara al inicio del año electoral. En su entorno más cercano creen que es el momento ideal, luego de que la propia Cristina Kirchner, una vez “terminada” la discusión por las PASO, “diera aire” al resto de los jugadores del Frente de Todos para la batalla. En las filas K la mirada es diferente: frenaron las críticas porque ya no consideran al primer mandatario como adversario.
El pedido de defensa de la gestión no es nuevo. El Presidente ya lo transmitió en otras oportunidades, en persona y a través de sus alfiles. Pero la mayor parte de los funcionarios de alto rango mantienen un perfil relativamente bajo. No es frecuente que aparezcan en los medios, y avanzan con pies de plomo en sus redes sociales, en tanto que apenas se reúnen en conjunto. Las divisiones internas, con el kirchnerismo enfrente, hicieron daño a la organización entre las dependencias, y en el entorno del Presidente creen que es necesaria una “armonización”. También, frente a la cercana salida, prevista para febrero, del jefe de Gabinete, Juan Manzur, que no estaría dispuesto a regresar, a pesar de los deseos de Alberto Fernández, y se quedaría en Tucumán para lanzar, desde allí, su propio plan presidencial.
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Esta vez, dicen cerca de Alberto Fernández, creen que el pedido surtirá efecto por el ímpetu que otorgará, naturalmente, el inminente cierre de listas; frente a la amenaza del regreso de Juntos por el Cambio al poder, y, sobre todo, en un contexto de “paz” en las discusiones internas.
No todo es optimismo y en la Casa Rosada no creen que el pedido vaya a tener eco en las filiales kirchneristas. Suficiente evidencia fue el silencio con el que trata el ala dura del Gobierno la embestida del Presidente frente a la Corte Suprema con el pedido de juicio político. Esto, a pesar de que la iniciativa, a todas luces, se ajusta a la perfección a sus demandas.
Sí creen que hay margen para impulsar a los referentes para que trabajen con mayor “sincronía”. Con ese plan en mente, Alberto Fernández y su entorno buscarán que se destaque el pago a los bonistas privados; la defensa del acuerdo con el FMI en tanto herramienta obligada para salvar a la Argentina de un default “catastrófico”; y el hecho de que a pesar de ese pacto económico “no hubo ajuste” y “se sostuvieron la meta fiscal, los números del crecimiento y de empleo”, entre otros puntos. Además, quieren que se mencione a la baja de la inflación como principal objetivo. “Hay un Presidente dispuesto a poner voz al Gobierno”, resumió uno de los ministros.
El listado, enumerado por uno de los laderos más cercanos del primer mandatario, es una de las avanzadas para la campaña, que se evidenció en otras manifestaciones en las primeras semanas del año: el video que publicó en su Instagram el jueves; y el discurso en Nueva Pompeya, enfocado principal y cuidadosamente en criticar casi exclusivamente, con vehemencia y sin que queden dudas, a Mauricio Macri.
En paralelo, busca apuntalar el armado territorial. Las reuniones en Chapadmalal son parte de la agenda que estableció para delinear la continuidad de 2023 desde muy temprano (de hecho, el Presidente pidió que nadie de su entorno se tomara vacaciones). Por ahora tuvo algunos reveses en el interior, principalmente por la negativa de varios gobernadores del PJ -los más moderados- a respaldar la embestida contra la Justicia. Y ve con mejores perspectivas la situación en la provincia de Buenos Aires que viene recorriendo junto a Gabriel Katopodis y Victoria Tolosa Paz.
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En su entorno consideraron pequeños triunfos las primeras reuniones del año con intendentes bonaerenses, a quienes les transmitió lo mismo que les pidió difundir a sus ministros. Distintos interlocutores revelaron que el primer mandatario les enumera los avances del Gobierno, aunque sin pedirles que lo defiendan. En la Casa Rosada creen que ese pedido está tácito. “Ellos saben lo que tienen que hacer”, explicó un funcionario del círculo de Olivos.
En Balcarce 50 consideran que hay suficiente margen, en la interna, para avanzar con el ímpetu reeleccionista. Son conscientes y, de alguna manera, festejan cada día que pasa sin que haya “fuego amigo”, como denominó a los ataques del kirchnerismo el propio primer mandatario, en la charla con intendentes del PJ que recibió en Chapadmalal la semana pasada. Inclusive aventuran, más como un deseo que como una certeza, que las arremetidas de los emisarios de Cristina Kirchner no se reeditarán en 2023, al menos con el nivel de agresividad que en los dos últimos años.
El motivo del cese de hostilidades internas, creen en el ala moderada, es el hecho de que “quedó zanjada” la discusión por las PASO. “Hubo tensiones para que no ocurran, pero el Presidente sostuvo su palabra de noviembre de 2021, cuando dijo que iba a haber primarias. Efectivamente estamos yendo a una construcción así”, dijeron, en referencia a los fuertísimos cruces públicos durante los meses previos al Mundial entre altos dirigentes del kirchnerismos, como Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque, y el propio primer mandatario.
Para dar por terminada la discusión, se apoyan en las palabras de la propia Cristina Kirchner. Leyeron en ese sentido su último discurso, en Avellaneda, donde llamó a “tomar el bastón de mando”. “Ella dijo que no esperemos que ella provea la estrategia, que no pidamos permiso. Dio aire a todos los del Frente”, interpretó un funcionario de las filas albertistas.
Mientras están decididos a forzar unas PASO a nivel nacional, en los ministerios afines a la Casa Rosada consideran que va por buen rumbo el acercamiento a Axel Kicillof que, admiten, busca propiciar Alberto Fernández. Está dispuesto a apoyarlo en la interna contra su jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, que se prepara para competir con el respaldo del aparato de La Cámpora que le promete Máximo Kirchner.
“Estratégicamete, Axel está más cerca que en otros momentos porque necesita atravesar el 2023 con el gobierno nacional para sostener los ingresos, el inicio de clases con paritarias, el plan de obras, la política alimentaria. Siempre tuvo todo esto, Alberto respondió con cantidades enormes”, advirtió un alfil del primer mandatario. Y se preguntó: “¿De qué le serviría alejarse del Presidente ahora?”.
En el kirchnerismo la mirada es muy distinta. No creen que haya paz, sino que Cristina Kirchner aceptó que es muy poco probable garantizar un triunfo este año, y planea refugiarse en la provincia de Buenos Aires. “El silencio habla. Alberto ya no es un adversario”, dijo un funcionario del ala dura.
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