Dos noticias, difundidas con diferencia de pocas horas, terminaron marcando la semana y lo hicieron con datos más ásperos que lo esperado. Alberto Fernández firmó finalmente la convocatoria a sesiones ordinarias del Congreso y la lista de 27 temas no sólo sostuvo sino que amplió la carga contra la Justicia. El INDEC difundió los números de inflación de diciembre, unas décimas por encima del nivel general esperado y más de un punto sobre el mes previo en alimentos y bebidas. Frente a ese cuadro, el interés político se expone disociado de la realidad diaria, aunque la combinación es inquietante.
El microclima de gobierno dice otra cosa. En medios vinculados a Olivos, circula la idea de una “recuperación” del manejo de la agenda, con la ofensiva judicial como eje. Esa visión relega el tema económico y, además, no registra el efecto corrosivo que produce en ese terreno la tensión institucional y el conflicto creciente con la oposición. Es un problema grave. Y complica mucho las chances de los pocos proyectos sumados por Sergio Massa a la lista enviada a extraordinarias. El ministro percibe seguramente que la lógica del juicio a la Corte Suprema va tiñendo todo. No deja margen: lo exponen sus diputados.
El registro del IPC de diciembre y los primeros relevamientos privados de enero añaden interrogantes con efecto político. El 5,1% de inflación de diciembre es un dato potente en sí mismo. No expone el retroceso -aun acotado- que se suponía y el punto es si se trata de un nuevo piso, en línea con el 4,9 de noviembre. El interrogante es mayor frente al objetivo difundido de bajar treinta puntos porcentuales en la proyección anual, después del 94,8% del 2022. Con todo, el renglón más llamativo de las últimas planillas del INDEC refiere a la variación en alimentos y bebidas: pasó de 3,5% en noviembre a 4,7% en diciembre.
La marcha de la economía -y en especial, de los precios- es un elemento gravitante también para la interna. No sólo por las especulaciones en torno de Massa y más allá de las definiciones sobre candidaturas a presidente, un cuadro que anota el intento de Alberto Fernández y el juego abierto por Cristina Fernández de Kirchner, compita o no directamente. En el muy corto plazo, están los planes de los gobernadores que por decisión propia o legislación local despegan sus elecciones de la competencia nacional. Cerca de la mitad de las provincias votan por adelantado.
En el encierro de los climas domésticos, y aislados de esas realidades provinciales, se imaginó un primer tramo del año electoral marcado por la batalla contra la Corte -es decir, en el centro de la disputa política- y una segunda etapa con la expectativa en un clima de mayor contención económica. Por ahora, el limitado esquema está en duda. Son realidades que conviven y, por momentos, realimentan tensiones.
El oficialismo apunta en lo inmediato a instalar la pelea en el Congreso. El listado incluyó el juicio político a los cuatro integrantes de la Corte, la ampliación del tribunal supremo y la reforma del Consejo de la Magistratura. También, desempolvar la designación del jefe de los fiscales, frenado, en rigor, por decisión de CFK. Juntos por el Cambio decidió rechazar la movida y extendió la decisión a todos los proyectos hasta tanto el oficialismo frene su escalada.
El juego incluye algunos movimientos llamativos. JxC, que arrastra sus internas, dice que actuará sin fisuras y deja trascender desde el interbloque de Diputados que no aceptará ni siquiera tratar el punto que flexibilizaría el Presupuesto para atender el mayor giro de fondos al distrito porteño, resolución que ratificaría la Corte en febrero. El kirchnerismo juega la partida, pero deja el lugar de promotor al Presidente, aunque sin cambio alguno en las descalificaciones.
Esa interna sigue abierta y ofrece nuevas lecturas. Alberto Fernández motorizó la carga sobre la Corte con la expectativa de retomar espacios. La llave parecía ser la convocatoria a los gobernadores peronistas y aliados: una masa crítica que debería ser articulada alrededor del rechazo a la devolución parcial de los fondos recortados a la Ciudad de Buenos Aires. Todo, como mezcla de discurso contra “privilegios” porteños y estrategia contra Horacio Rodríguez Larreta, anotado de lleno en la carrera que definirá JxC en las PASO.
El planteo directo de juicio político a la Corte cosechó menos avales que los apuntados en los planes del Presidente. Y, contracara del sueño inicial de construir un “albertismo”, no lo acompañaron especialmente los jefes provinciales considerados más moderados sino los más cercanos a CFK, en primera línea Axel Kicillof, Jorge Capitanich y Gerardo Zamora. En cambio, tomaron distancia Omar Perotti, Gustavo Bordet y Sergio Uñac, además de los distritos en manos de fuerzas provinciales.
No es la única estribación de los reacomodamientos. Alberto Fernández le está imprimiendo al arranque del año electoral un sello también diferente al de la movida que alteró el tablero en el 2019, con la unificación como Frente de Todos y la fórmula de poder invertido con CFK. La marca al menos por ahora es otra: domina la ofensiva en el frente judicial y eso remite a la ex presidente, más allá del protagonismo de Olivos en este capítulo.
Ese estado de cosas en la interna, la economía y la incertidumbre en materia de candidaturas explicaría -y agrega- otro elemento, que reaparece en la perspectiva electoral: el intento de construir un espacio peronista por afuera de la estructura oficialista. Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey se mostraron juntos el martes. El anuncio de esa sociedad fue seguido, el viernes, por un encuentro del gobernador cordobés con Alberto Rodríguez Saá. Difícil saber cómo sigue, en particular por el andar zigzagueante del gobernador de San Luis. Pero no es una señal desdeñable.
Habrá que ver la traducción efectiva de este inicio de temporada electoral. Asoma en primer lugar la disputa en el Congreso. Después de algunas idas y vueltas, las sesiones extraordinarias tienen fecha formal de comienzo para el 23 de este mes, aunque podrían arrancar la semana siguiente. El foco estará puesto, para empezar, en la Comisión de Juicio Político de Diputados. Se esperan días de batallas, intensas.
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