El discurso de Cristina Kirchner en Avellaneda dividió las opiniones no sólo entre las facciones del Frente de Todos, sino también al interior de cada sector. En el ala moderada, algunos interpretaban que anteayer, en Avellaneda, la Vicepresidenta reabrió la puerta a una eventual candidatura. Otros daban por descontado que no se presentará y que sus planteos ambiguos, en cambio, están más orientados a defenderse de los ataques de la Justicia que a insinuar una postulación. De cualquier forma, a días del comienzo del año electoral, y más allá de las presiones del kirchnerismo para que sea CFK quien designe al candidato del Gobierno, cerca de Alberto Fernández siguen firmes en sostener que habrá internas y redoblan la apuesta al proyectar sobre la dinámica de la pelea que debe encarnar el oficialismo.
En un clima de fin de año, entre brindis y brindis de la política, un influyente miembro del Gobierno con fuerte llegada a la Presidencia sostuvo que el año electoral debería encaminarse a “interna de alta intensidad” entre los dirigentes del Frente de Todos con aspiraciones a ocupar del sillón de Rivadavia. Lo dijo al día siguiente de que Cristina Kirchner volviera a hablar de su eventual candidatura, en un acto donde se rodeó de la militancia y de dos de sus alfiles bonaerenses más cercanos: el intendente Jorge Ferraresi y el gobernador Axel Kicillof.
“Soy peruca y hablamos clarito. El único renunciamiento que tuvo el peronismo fue el de Eva. Acá tampoco hay autoexclusión, hay proscripción”, lanzó Cristina Kirchner y disparó así una ola de análisis en el peronismo, donde muchos, especialmente los propios, creyeron que prácticamente se había relanzado.
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Sin embargo, en la Casa Rosada y otras dependencias afines a Alberto Fernández se distanciaron de las lecturas sobre una eventual candidatura a la presidencia de la líder mayoritaria del oficialismo. En cambio, consideraron que su mensaje estuvo más bien orientado a defenderse. “Cristina no quiere ser candidata, ni va a serlo. Ella se corre porque ve que el escenario está complicado y dice lo que dice porque siente que se están vulnerando sus derechos”, dijeron. Se enfocaron, en cambio, en el pasaje donde ella misma pidió a los dirigentes que “tomen el bastón”, sin esperar instrucciones.
Hoy, los candidatos en carrera son Alberto Fernández, que ya dijo que planea ir por la reelección a pesar de la resistencia del ala dura; su ladero, el embajador en Brasil, Daniel Scioli, que en las últimas semanas empezó a levantar fuerte el perfil y planea seguir en esa línea durante la asunción de Inacio Lula da Silva y en el verano marplatense; y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, que ya no oculta sus intenciones de representar al interior en los próximos comicios a partir del trampolín que representaría la elección en Tucumán y prepara el terreno, también, a nivel internacional, por ejemplo, con sus recientes viajes a Estados Unidos y a Israel.
Además, a medida que se acerca el 2023, las especulaciones crecen respecto del rol que tendrá el ministro de Economía, Sergio Massa, aunque en su entorno insisten en que no se presentará hasta 2027 y se limitan a hablar de la gestión en Hacienda; y su par de Interior, el kirchnerista Eduardo “Wado” de Pedro, que habría descartado ir por la gobernación y espera instrucciones de la jefa de su espacio, pero a quien no le faltan intenciones.
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Más allá de lo que diga Cristina Kirchner, cerca del primer mandatario ven cada vez más factible el escenario para unas PASO el año que viene. De hecho, plantean que hoy la discusión ya no gira en torno al papel de la VCicepresidenta en la designación de las nóminas -la famosa “lapicera”-, sino en torno al tono de la pelea nacional dentro del oficialismo. Esto, para equiparar el nivel de confrontación interna en Juntos por el Cambio, donde los ánimos están picados entre el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich.
“Se ve un panorama muy difícil, hay que ser realistas. Del otro lado viene un tren bala”, diagnosticó, preocupado, un interlocutor habitual del primer mandatario. Y se mostró más inquieto por los votos que pueda restarle al Gobierno el referente de Avanza Libertad, Javier Milei, que por las disputas entre dirigentes afines.
“El año que viene hay que hacer algo nuevo. Saber escuchar las demandas del pueblo, de cambio. Hablarles corto, concreto, y salir de la agenda tóxica”, dijo, en un tiro por elevación a discursos como los de Cristina Kirchner, que ven alejados de las preocupaciones ciudadanas. Para el sector que se autodenomina “moderado” del Frente de Todos, el año que viene tendrá posibilidades de ganar aquel que “interprete el centro”. “Los extremos están definidos”, analizó un funcionario que protagoniza elecciones desde hace 30 años.
Sobre el filo del 31 de diciembre, los máximos alfiles del Frente de Todos se preparan para un verano de rosca política. Entre la playa bonaerense y la Ciudad, empezarán a negociar fuerte para definir las posibles combinaciones para las nóminas que, estiman, terminarán cerrando en abril. El mismo mes para el que esperan lograr una baja de la inflación al 3,5 por ciento, condición que consideran sine qua non para ser competitivos frente a la dividida, pero desafiante, coalición de Juntos por el Cambio.
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