La empresa Hidden Lake, perteneciente a la sociedad del inglés Joe Lewis, y propietaria de la estancia de Lago Escondido, demandará judicialmente al dirigente Juan Grabois y a varios integrantes del grupo que irrumpió en la propiedad privada por “violación de domicilio, intrusión, amenazas, daños a la propiedad privada y violencia de género”.
Así lo confirmaron fuentes vinculadas a la firma, que recopila material probatorio, como registros fílmicos, para adosar a la presentación. Además de la intromisión en la propiedad y los daños que ocasionaron, la empresa incluirá también la agresión a una empleada del establecimiento –que cumple tareas en el área de comunicación– quien fue agredida por Grabois, hecho que quedó registrado en uno de los videos que se viralizaron luego del acampe.
El dirigente del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) intentó despegarse de esas acusaciones, a pesar de que desde su entorno confirmaron que “hubo un hecho lamentable” en el que forcejearon con una de las trabajadoras del establecimiento –que está embarazada–, a quien le sustrajeron el teléfono y lo arrojaron al piso con el objetivo de dañarlo.
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Ese incidente ocurrió, según sostuvo Grabois, cuando un vehículo perteneciente al grupo que ingresó ilegalmente a la estancia intentaba retirarse del predio para trasladar a una de las manifestantes, que necesitaba asistencia médica, y un vehículo de Hidden Lake bloqueó el camino para evitar que circule. “Eso me puso mal”, dijo Grabois en conferencia de prensa, aunque negó haber agredido a la mujer. “Si ocurrió, pido disculpas” señaló.
“Actuaron de manera violenta y patoteril”, contrarrestaron desde la compañía.
A partir de ese suceso, los denunciantes incluirán el ítem “violencia de género”, aunque también contemplarán los daños que los integrantes del grupo provocaron en las instalaciones, amenazas, intrusión y violación de domicilio.
Fuentes de la compañía confirmaron que los integrantes del grupo “no permanecieron en la costa como dijeron, sino que además subieron hasta el balcón de una de los edificios y colgaron una bandera”. “Ello también quedó registrado en imágenes que ellos mismos se encargaron de viralizar”. agregaron.
La caravana ingresó a través del acceso principal, donde retiró postes para poder avanzar con los vehículos, transitó el camino de ripio y, cuando llegó al casco, circuló a través del parque para burlar así las casillas de seguridad.
La última parte del recorrido también quedó registrada en las cámaras de seguridad del establecimiento y las imágenes acompañarán el escrito que se presentará ante la Justicia.
Tras pernoctar en la costa del lago, el grupo debió abandonar el predio a través del mismo trayecto que utilizó para ingresar, aunque esta vez escoltado con patrulleros de la Policía de Río Negro.
“De la forma en que ingresaron y como fue hostigando y persiguiendo a los trabajadores hasta atentar físicamente contra una de ellas. Su supuesta demostración de cuidado al ambiente termino siendo un baño a cielo abierto con una salida final molestando a la fauna silvestre que vive en el lugar”, informaron desde la empresa.
Fuentes de la compañía confirmaron a Infobae que los manifestantes “estaban armados con cuchillos”.
Luego de los incidentes, Grabois se mostró “orgulloso por lo hecho” y anunció que volvería a ingresar al establecimiento que pertenece al empresario británico Joe Lewis. “Lo haremos las veces que sea necesario”, advirtió.
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