Vladimir Putin está perdiendo la guerra en Ucrania y ensaya diversas variables diplomáticas para abrir una negociación con Volodimir Zelensky que le permita negociar un inmediato cese de hostilidades. Putin no olvida el peso de los conflictos bélicos en la historia de Rusia -la Primera Guerra Mundial y la Invasión a Afganistán, por ejemplo-, y no quiere repetir las experiencias del zar Nicolas II y Mijaíl Gorbachov.
El líder ruso conoce la propuesta que Alberto Fernández presentó en Naciones Unidas, el G7 de Munich, el Foro de París por la Paz y el G20 de Bali. Esa iniciativa presidencial propone abrir una mesa de negociación multilateral para acordar un cese de hostilidades entre Moscú y Kiev. Esa instancia de diálogo diplomático, explicó el jefe de Estado en los foros globales, sólo se establecería con el apoyo explícito de Rusia y Ucrania.
Serguéi Lavrov llamó a Santiago Cafiero y durante treinta minutos exploraron la hipótesis de trabajo que Alberto Fernández planteó ante Joseph Biden, Emmanuel Macron, Xi Jinping, Olaf Sholtz y Marendra Modi, entre otros líderes mundiales. Putin no quiere repetir como una farsa la historia de Nicolas II y Gorbachov y le pidió a su canciller que haga un sondeo reservado a su colega argentino.
El jefe de la diplomacia rusa ejecutó un típico movimiento Mamushka. Le propuso a Cafiero revisar la agenda comercial, y a continuación preguntó sobre la propuesta para lograr un alto el fuego en Ucrania. Es decir: Lavrov exhibió por afuera un hecho formal y después -en plena conversación con traductores- destapó la verdad razón de su llamado que inició a las 11 AM (cinco de la tarde en Moscú).
Ante la pregunta puntual de Lavrov, Cafiero contestó que la eventual mesa de negociación debe estar avalada por Rusia y Ucrania, que la intención de la propuesta diplomática apunta a lograr un cese de hostilidades y que se trata de una iniciativa que Alberto Fernández ya conversó con Macron, Modi y Scholz.
Las precisiones del canciller argentino tiene su trastienda geopolítica. Argentina, Francia, India y Alemania no moverán una sola pieza antes de escuchar el consentimiento público de Moscú y Kiev, que ya han rechazado mediaciones de la ONU, el Papa Francisco, China y la Unión Europea.
Asimismo, Cafiero reiteró que se trata de alcanzar el alto el fuego y no un acuerdo de paz. El Kremlin no quiere devolver los territorios anexados ilegalmente, y un tratado que ahora formalice el fin del conflicto sólo implicaría un beneficio político para Putin y su sueño de transformar a Rusia en un Imperio del siglo XXI.
Frente a las condiciones planteadas por el ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov replicó que Rusia nunca se había ido de la mesa de negociaciones. Cafiero espero que el traductor terminara de trasladar la declaración del canciller de Putin, y a continuación reitero que Argentina quiere ser un instrumento de paz para lograr que Moscú y Kiev cesen pronto las hostilidades.
Sin embargo, la iniciativa de Alberto Fernández tiene un problema estructural: Biden y Zelensky desconfían del presidente. Condenan su visita relámpago a Moscú cuando ya se escuchaba un fuerte ruido de tambores, y aún recuerdan con acidez diplomática su oferta de transformar a la Argentina en la puerta de entrada de Rusia para América Latina.
Desde esta perspectiva geopolítica, la iniciativa diseñada por Alberto Fernández y Macron tienen escasas posibilidades de prosperar. No alcanzaría con el aval de Rusia, que se mueve en zigzag y siempre esconde sus verdaderas intenciones.
En su conversación telefónica con Cafiero, el canciller ruso se mostró muy interesado en abrir una mesa negociaciones con Kiev, mientras que un día antes había aparecido en los medios manejados por el Kremlin con la cara pintada para la guerra.
“Ucrania debe cumplir las promesas de Moscú o nuestro ejército decidirá”, amenazó Lavrov durante un reportaje concedido a la agencia oficial Tass.
Seguir leyendo: