“Señoras y señores por motivos de agenda laboral, el Presidente de la Nación procederá a retirarse del recinto; a todos muchísimas gracias”.
Habían transcurrido pocos minutos de una de las ceremonias más importantes del calendario anual militar -reprogramada dos veces- cuando, ante la sorpresa de funcionarios civiles y militares, el presidente Alberto Fernández abandonó la sede del Colegio Militar de la Nación, en El Palomar. Así rompió con un protocolo riguroso que indica que el Comandante en Jefe debe quedarse durante todo el acto en el que los cadetes militares reciben formalmente sus atributos de mando.
El Presidente abandonó inesperadamente la ceremonia luego de entregar espadas a un grupo de becarios de fuerzas armadas extranjeras y a los primeros promedios del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea Argentina.
El mandatario arribó minutos después de la hora prevista al Patio de Honor del Colegio Militar de la Nación, flanqueado por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, y por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, teniente General Juan Martín Paleo. En el palco de honor lo aguardaban los jefes de estado mayor de las tres fuerzas armadas y buena parte de la conducción superior de las mismas. También funcionarios nacionales e invitados especiales.
Durante su discurso, Fernández repasó lo que el mismo consideró como logros de su gestión. La creación de un Comando Conjunto Marítimo, la puesta en funcionamiento del Instituto Conjunto de Ciberdefensa, la inauguración de radares y la nueva directiva de política de defensa nacional.
Asimismo, en su carácter de Comandante en Jefe resaltó la necesidad de la readecuación del equipamiento militar y una vez más se refirió a la necesidad de incrementar las capacidades operativas de las FFAA señalando la apertura (aún en etapa de proyecto) de nuevas bases y cuarteles militares y la incorporación de 10.000 soldados como tropa voluntaria.
Tampoco faltó en su discurso una alusión a la demorada equiparación salarial de los militares con respecto a los miembros de las fuerzas de seguridad federales y al envió al Congreso Nacional de un nuevo proyecto de ley para el personal militar que derogue a la actualmente vigente ley 19101 la que data de 1971.
Egresados sin decreto oficial
Uno de los aspectos más comentados de la jornada es que los cientos de nuevos oficiales de las 3 fuerzas armadas que recibieron sus espadas en el Colegio Militar no cuentan aún con el decreto presidencial que les confiere la condición de subtenientes, guardiamarinas o alféreces. La falencia presidencial tuvo que ser cubierta con una disposición del ministro Taiana.
“Nadie nos ha dado una explicación al respecto y no sabemos si estamos hablando de una simple demora administrativa o si no se procederá a la firma del decreto tal como marca la ley del personal militar”, indica un oficial superior consultado por Infobae.
Desconcierto militar
Al margen de los anuncios y de su fugaz último contacto del año con los uniformados, la lista de pendientes que acumula la actual gestión presidencial con las FFAA comienza a desconcertar no solo a los altos mandos militares sino a los cuadros en general
“A tan solo 3 días hábiles para el fin de 2022, más de 200 oficiales que deberían haber ascendido a fines de 2021 aguardan la firma del decreto presidencial que les permita de una buena vez ostentar la jerarquía que les corresponde”, desarrolló uno de los militares presentes en el acto.
Malestar y decepción
“No se trata de hablar de malestar castrense en el conocido tono que solía presagiar un planteo militar. Hablamos de malestar originado por una creciente incertidumbre sobre nuestro futuro profesional ya que la falta de concreción de los ascensos reglamentarios o su postergación sin fecha cierta de concreción calan muy hondo el ánimo del personal”. Así define un ex jefe de estado mayor de las FFAA la situación por la que atraviesa el personal que a pesar de haber sorteado todas las exigencias impuestas van camino a iniciar su segundo año de postergación en el ascenso.
Situación sin precedentes
En los últimos años, sucesivas demoras originadas fundamentalmente en la Comisión de Acuerdos del Senado y en la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, determinaron que se genere un año de retraso en el proceso de ascenso, debido a ello las FFAA están a la espera de que Alberto Fernández firme el decreto que oficialice los ascensos de 219 oficiales superiores que debieron haberlo hecho el 31 de diciembre del año pasado.
Si bien es cierto que una vez firmado el decreto este será de aplicación retroactiva, la demora indica que para este fin de año no solo se entrará en mora con el personal que debe ascender el último día de 2022, sino además seguirán pendientes los de 2021.
Una alta fuente militar indicó a Infobae que, “al día de la fecha la situación administrativa del personal de las FFAA es la siguiente: oficiales superiores con fecha de ascenso 2021 pendientes del decreto respectivo, oficiales subalternos que deben ascender en 2022 a la espera de la decisión del Presidente, oficiales superiores con fecha de ascenso 2022 extremadamente demorados ya que sus pliegos aún no han sido remitidos al Senado”.
Otros pendientes que generan preocupación
A pesar de los reiterados anuncios realizados tanto por el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, como por el actual Jorge Taiana en materia de reequipamiento militar, hace pocos días el propio Alberto Fernández sostuvo durante una entrevista con The Financial Times que “Argentina tiene que destinar recursos a cosas más importantes que a la compra de aviones militares”.
La contundente declaración presidencial colisiona de lleno con la promesa que el propio Alberto Fernández hiciera a finales de setiembre en ocasión de compartir con la cúpula castrense la cena de camaradería de las FFAA.
En la ocasión no solo se abordó la temática aérea, sino que además el primer mandatario avaló las gestiones que venía realizando el ministro Taiana en cuanto a la recuperación de las capacidades submarinas de la Armada Argentina.
En el mismo encuentro Fernández endulzó los oídos de los uniformados al anunciar que finalmente se procedería a “la por demás justa y necesaria” equiparación de los salarios militares con los correspondientes al personal de las fuerzas federales de seguridad.
En la actualidad para algunas jerarquías la diferencia entre un militar y un policía de jerarquía equivalente alcanza al 70% en detrimento de los cuadros castrenses.
Es un secreto a voces entre los altos mandos, que las indefiniciones y contramarchas presidenciales están colocando en una situación delicada a los jefes de las fuerzas, al titular del Estado Mayor Conjunto y al propio ministro Taiana quien ha demostrado a lo largo de su gestión tener una profunda empatía con las necesidades de las fuerzas armadas y su personal.
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