Pasaron casi seis meses desde que el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, suspendió por razones de salud la esperada y ansiada reunión bilateral que estaba prevista en Washington con Alberto Fernández. Y a pesar de que el Gobierno nunca cesó las negociaciones para fijar una nueva fecha, mientras se termina el año aún no hay novedades concretas. Sin embargo, en el Palacio San Martín no pierden las esperanzas, y creen que podrían tener buenas noticias en los meses del verano argentino.
Biden frenó el esperado encuentro en DC a fines de julio, cuando se enfermó de coronavirus, y después no hubo tiempo para reprogramarlo, por la apretada agenda de campaña del primer mandatario norteamericano en la previa las elecciones legislativas locales. Ahora, son los comicios en Argentina los que podrían complicar el encuentro: es tradición en Estados Unidos que los jefes de Estado no reciban a sus pares en años electorales.
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En el Gobierno son conscientes de ese obstáculo, pero aún están decididos a concretar el encuentro en el Salón Oval. “El año electoral no empieza hasta la Asamblea Legislativa”, se envalentónó un importante funcionario nacional del círculo íntimo de Alberto Fernández esta tarde, minutos antes de participar en el brindis que organizó el canciller Santiago Cafiero con los embajadores de todos los países con representación en la Argentina. Entre ellos, el diplomático estadounidense, Marc Stanley, que se mostró de buen humor en el Palacio San Martín y comentó con sus pares el triunfo de la Argentina en el Mundial.
Con escasas precisiones por parte de la Casa Blanca, en el Ministerio de Relaciones Exteriores tienen en la mira, como posible excusa para un encuentro, una fecha clave para el vínculo con Estados Unidos. El 27 de enero se celebrarán 200 años de relaciones diplomáticas, y si bien no se atreven a definir esa jornada como definitoria, hay expectativa sobre la posibilidad de coronar el primer mes de 2023 con una bilateral con Biden. Hay apuro: a medida que avance el año, el panorama se volverá más complejo, por la inminencia de la carrera proselitista, sobre todo teniendo en cuenta que Alberto Fernández está decidido a competir en la interna del Frente de Todos.
El encuentro con Biden es un objetivo demorado que, para desánimo del Gobierno, anteayer logró el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso. Alberto Fernández construyó, desde la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), una buena relación con su par de derecha, a pesar de la distancia ideológica y de la polémica por el pedido de asilo a una exministra ecuatoriana sentenciada por corrupción.
La recepción del ecuatoriano en DC, dijeron, no fue una sorpresa, sino que la veían venir, pero dejaron entrever cierta desazón. Fue la segunda bilateral que logra Lasso con Biden: la primera había sido en el marco de la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles. Pero esta vez fue recibido el despacho presidencial en Washington, una señal de apoyo de Estados Unidos. “Es la figurita que nos falta: llegar a la Casa Blanca”, admitió un funcionario, a pesar de que hubo conversaciones presenciales con el primer mandatario y con Cafiero en distintos ámbitos internacionales, como la Cumbre de las Américas, que se celebró en junio.
Por lo pronto, Alberto Fernández no tiene decidido aún si se presentará como candidato para continuar al frente de la Celac, la plataforma regional desde la que logró posicionarse a nivel regional pero también internacional, y que le permitió participar como único referente de América Latina en la cumbre del G7 en Munich con los principales líderes mundiales.
“Es un espacio de consensos, tenemos que ver qué se decide, pero hay posibilidades”, dijo un alto funcionario del gobierno nacional. Lula da Silva, que asume dentro de 10 días, se perfila como el candidato natural a sucederlo en la organización. Y el Presidente quiere cuidar a toda costa el vínculo con su poderoso colega -que ya fue convidado a una visita post-toma del mando en Washington-, a quien considera cercano. Sin ir más lejos, al día siguiente de cantar victoria en las elecciones, lo recibió en un hotel en San Pablo antes que a cualquier otro mandatario.
Justamente, la próxima actividad internacional de peso para Alberto Fernández será su participación en la asunción de Lula. El primer mandatario viajará rumbo a Brasilia el mismo 1ro de enero, con una comitiva que aún está por definirse, pero de la que participarán sin falta Cafiero, su canciller, y el embajador Daniel Scioli, uno de sus alfiles y virtual candidato a batallar el año que viene en caso de que el Presidente se baje de la pelea por la reelección.
Por lo pronto, en la línea que mantuvo a lo largo de 2022, al comienzo de su cuarto y último año de mandato, Alberto Fernández no descuida su agenda internacional: ya confirmó el viaje a Brasilia y espera que el protocolo de la Casa Blanca confirme su encuentro con Biden en la Casa Blanca.
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