Fue una coincidencia sugestiva. En el mismo día, cuatro dirigentes clave del oficialismo y la oposición hablaron sobre la necesidad de empezar a discutir una salida a la grieta, el nombre propio que tiene en la Argentina el fenómeno de la polarización política que contamina el funcionamiento de las instituciones y tiene impacto sensible en la marcha de la economía.
Los ministros Sergio Massa (Economía) y Eduardo “Wado” De Pedro (Interior), por el Frente de Todos, y del lado de Juntos por el Cambio, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta (PRO), y el senador Martín Lousteau (UCR), hablaron cada uno a su modo sobre el desafío de superar la lógica amigo-enemigo.
Esa mirada compartida se da mientras el sistema política empieza a procesar el impactante anuncio que hizo la semana pasada Cristina Kirchner de que no será candidata a nada en las elecciones del año que viene, y mientras Mauricio Macri sigue enfocado en la agenda relacionada a la Fundación FIFA que despliega en Qatar, donde el domingo Argentina jugará la final con Francia.
Ambos son los protagonistas excluyentes de la grieta que, por poner una fecha algo arbitraria, se inició en 2008 tras el conflicto del campo, y reordenó alineamientos y lealtades.
En simultáneo que la dirigencia que no responde a la lógica de los “halcones” o los duros de ambas orillas habla de consensos y diálogo, la vicepresidente se mostró públicamente enfocada en la agenda judicial y el líder del PRO brindó una entrevista a un medio argentino donde se enfocó en cuestiones vinculadas al fútbol y se esforzó por evitar temas de política doméstica.
Massa y Larreta
El ministro de Economía, que celebró como un gol de Lionel Messi que la inflación cerró en noviembre con un sorpresivo 4,9%, participó de un encuentro de la organización Techint y allí se refirió a la grieta. El titular del Palacio de Hacienda recordó la anécdota que ya había contado sobre el dirigente opositor que pidió que no revelara que lo felicitó cuando asumió el cargo porque “lo perjudicaba en la interna”.
Al lado de Paolo Rocca, titular de la compañía que organizó el encuentro, Sergio Massa propuso separar “lo que hace al desarrollo de la Argentina de la disputa electoral” que se dará el año que viene, cuando se elijan presidente, gobernadores, diputados, senadores, etc. “Que la discusión en el 2023 se dé en el marco de la construcción del futuro de la Argentina y no de la destrucción del otro”.
Massa advirtió que “para construir consenso, además de tener una mirada de país y un proyecto de desarrollo, también hace falta tener el coraje de bancarse la crítica de los propios, porque en definitiva, construir consenso es ceder algo de lo propio para ir a buscar al otro”.
“Estoy absolutamente con la mesa tendida. La economía y el desarrollo son una oportunidad para construir consensos y estoy dispuesto a ceder sobre lo que pienso. Pero también hay que tener coraje para sentarse a la mesa y no pensar en decir frases duras para agradar a los duros, sino poniendo en la mesa ideas inteligentes para desarrollar al país, es un desafío que recorre a toda la dirigencia política, sin excepción”.
Esa frase, que pronunció sobre el final de su presentación, fue elogiada por Rocca, al afirmar: “Aprecio y comparto que hay que tener el coraje de hablar con firmeza a favor del consenso y enfrentar las críticas internas, en un mundo que tiende a la polarización como forma para hacerse escuchar”.
En una línea similar, se expresó Horacio Rodríguez Larreta, en el encuentro que tuvo con militantes y dirigentes de todo el país que forman parte de su propuesta electoral. El acto partidario en Costa Salguero fue una virtual demostración de fuerza frente a sus rivales en la carrera por el 2023 dentro del PRO: Macri y Patricia Bullrich.
“Hay que ganar, para llegar al poder, pero para poder hacer las cosas, generar trabajo, cambiar, Argentina necesita un cambio profundo, no maquillaje. Un cambio rápido e integral, porque no existen las medidas mágicas. Un cambio que dure de una vez por todas, que se mantenga en el tiempo. Para eso necesitamos un consenso más amplio”, afirmó el jefe de gobierno porteño.
Y con un lenguaje llano, afirmó: “Hay que tener más huevos para dialogar con el que piensa diferente que para sentarse del otro lado de la tribuna a agredir. Basta de la grieta que nos condenó al fracaso, hay que hacer algo diferente”, aseguró.
Wado De Pedro y Lousteau
El ministro del Interior y el senador radical que lidera Evolución compartieron un evento en Rosario donde hablaron sobre la grieta vinculada a la cuestión productiva. Integraron un panel donde también tuvieron un lugar destacado el gobernador Omar Perotti, el intendente Pablo Javkin, el diputado y precandidato presidencial Facundo Manes, y el director ejecutivo de la organización convocante, Fundar, Martín Reydó.
“Entendemos que la discusión técnica y abordar los problemas de manera lo más objetivamente posible es parte de la solución para destrabar la discusión política”, afirmó De Pedro, en el marco del ciclo de conversaciones titulado “Más allá de la grieta. Biotecnología en la Argentina” que se desarrolló en un hotel rosarino.
Y agregó: “Muchas veces tiene mucho de show, tiene mucho de la instantaneidad o tiene mucho de la inmediatez de las redes sociales, pero lo valedero y lo que nosotros logramos son acuerdos en serio y hoy existen más de 1.580 obras consensuadas entre el sector público y el sector privado”.
El ministro del Interior, que integra La Cámpora y tiene trato directo y permanente con Cristina Kirchner, tuvo en los últimos días declaraciones que parecieron indicar un endurecimiento y un alejamiento de las posturas de moderación. Fue después del impacto que generó la condena a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua que la Justicia dispuso contra la vicepresidenta en la denominada causa Vialidad.
De Pedro destacó que el Plan de Desarrollo Federal que inició en 2020 comenzó tras “una ronda con los gobernadores de todas las fuerzas políticas, estudiamos la matriz productiva de cada provincia, los planes estratégicos de los gobernadores y gobernadoras y generamos discusiones de cuáles eran las obras prioritarias”.
En esa línea, Martín Lousteau afirmó “no creo que el método para salir de la grieta sea encontrar temas en los que no hay grieta, la manera es abordando la grieta”, y agregó que “en algún momento lo que tiene que ser política de Estado es la productividad del Estado para atender las cuestiones sociales y para generar un ámbito para aquellos que quieren producir”.
“En Argentina está trabada la política, si la destrabamos y reorganizamos el sistema político podemos abordar los problemas”, manifestó el senador y precandidato a jefe de gobierno por Juntos por el Cambio. Además, sostuvo que “Argentina tiene un potencial gigante pero necesitamos destrabarlo aumentando la productividad del Estado”.
Cristina, Macri y el espejo
Ambos ex presidentes suelen actuar en términos políticos en espejo. Funcionan, de manera deliberada o no, en sintonía y los movimientos de uno impactan en el otro. Por eso, la decisión de Cristina Kirchner de no ser candidata a nada que comunicó después de recibir la condena por corrupción con la obra pública de Santa Cruz abrió las especulaciones de una decisión similar.
En la entrevista con Cadena 3, sin embargo, al ser consultado Macri sobre si el año que viene pensaba en tener un rol dentro de la cancha o como DT -un eficaz giro para no preguntarle si será o no candidato a presidente- respondió: ”Hoy estoy ayudando desde afuera de la cancha para ver cuál es el mejor equipo que se puede armar”.
El “hoy” tuvo un énfasis muy preciso tanto como sus otras definiciones, que se metieron en términos concretos en la realidad política: “Vaca Muerta tiene recursos. Si ponemos límites a los mapuches truchos, no cobramos impuestos extorsivos y tenemos un solo dólar, podemos sacar gas y abastecer a toda Europa. Tenemos energía, minerales. Tenemos todo. Debemos trabajar con seriedad como Scaloni”.
“Las ideas populistas nos hicieron creer que se puede vivir sin trabajar, que la ley no importa, que es cuestión de ser amigo de los poderosos. Todos se estafan, nadie invierte, y si no hay inversión no hay trabajo. Creemos que somos vivos estafando a los que confían en nosotros, después nadie más lo hace”, afirmó Macri, que había iniciado la charla esforzándose en no desviarse de los temas vinculados al fútbol y su rol como presidente de la Fundación FIFA.
Cristina Kirchner, por su parte, sigue concentrada en el frente judicial. Después de la condena que provocó el terremoto político de su renunciamiento, este jueves difundió dos informaciones que la muestran abocada a la batalla que enfrenta en los tribunales.
“Proscripción: el Presidente Luis Arce y una muy correcta lectura de la realidad. En 2 minutos y 51 segundos imperdibles explica sin eufemismos el objetivo de la mafia Judicial en tu país, la República Argentina”, tuiteó la vicepresidenta, al referirse al video que grabó el mandatario boliviano y que fue publicado en el canal de Youtube del Grupo de Puebla.
Esa organización progresista es la que había organizada el acto que debió realizarse el lunes pasado, se pasó para el lunes próximo, pero finalmente quedó reprogramado hasta principios de marzo. Se había convocado para apoyar a la vicepresidenta y rechazar un caso de lawfare. Primero se levantó porque CFK se contagió de Covid y después se pasó por cuestiones de agenda.
“Una guerrera del pueblo como Cristina, nunca proscribe. Ni ella ni sus ideales”, fue el mensaje del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Luis Arce sobre “el injusto dictamen que busca proscribir a Cristina Fernández de Kirchner”.
La otra novedad fue la publicación que hizo Marco Enríquez Ominami en Twitter. El dirigente chileno, ex candidato presidencial y que se dedica a la producción audiovisual y de documentales, reveló que le realizó una entrevista a la vicepresidenta para hablar sobre lawfare. “Junto a productora francesa, mi productora, y el director Rodrigo Vazquez que vino desde Londres, comenzamos rodaje de documental para Europa sobre cómo en América Latina políticos intervienen el poder judicial para proscribir adversarios. Entrevistamos a @CFKArgentina”
Es una reversión de lo que la propia Cristina Kirchner había rebautizado como “mafia judicial y Estado paralelo”. Independientemente de la nomenclatura, las dos informaciones confirman que la vicepresidenta está principalmente enfocada en el frente judicial, mientras en la política todavía se hacen cuentas sobre el impacto definitivo que tendrá su renunciamiento. Y la duda principal: ¿será definitivo o una estrategia para no perder la centralidad?
La grieta, objeto de estudio
Una investigación del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA investigó sobre el impacto de la grieta en el sistema de creencias y valores. Según ese trabajo publicado esta semana, “la sociedad argentina comenzó un proceso de escisión cultural, de valores, creencias y sentimientos” desde el 2008.
“La escisión fue sostenida, ahondada y consolidada, a lo largo de los siguientes 14 años. Se formaron dos grandes segmentos poblacionales, que sienten, piensan y perciben de manera casi antagónica la mayoría de las problemáticas que tiene nuestro país”, explicó el informe sobre la grieta. “El eje estructurante de esa escisión fue el posicionamiento político kirchnerismo-antikirchnerismo, que a partir del 2015 mutó a kirchnerismo-macrismo”.
De acuerdo con las conclusiones de la investigación de la OPSA, esa polarización “ha tenido repercusiones también a nivel de creencias, valores y apoyo o rechazo a diferentes temáticas sensibles para la vida en sociedad. Corrupción, delincuencia-robo-inseguridad, inflación, endeudamiento, pobreza, desempleo, educación, constituyen tan solo algunos tópicos en los que la grieta ideológica, de creencias y valores, se pone de manifiesto en la sociedad Argentina”.
En los gráficos incluidos en la nota se destaca que los consultados -sobre una muestra de más de 1.600 casos-, al indicarles que escriban una palabra que refleje mejor su sentimiento o pensamiento respecto a la llamada “Grieta Argentina” coinciden en señalar, según si son kirchneristas, de JxC o libertarios, palabras comunes y otras propias y distintas. Si bien tristeza se repite, en el universo K es sinónimo de odio, y entre los libertarios de bronca y los de Juntos sobresale la palabra corrupción.
Finalmente, si bien para los que votan al oficialismo y la oposición la inflación encabeza la identificación del principal problema que enfrenta el país, para el kirchnerismo lo siguen el endeudamiento externo y el funcionamiento deficiente del sistema de justicia, mientras que para Juntos por el Cambio, en cambio, es la corrupción y la inseguridad los otros flagelos.
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