La Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), que lidera Gerardo Martínez, es otro de los de sindicatos que firmó por más del 100% en las revisiones salariales de este año: logró un aumento del 29% en cuatro tramos que, sumado al 76% acordado hasta noviembre, representa un incremento anual del 105% para los 430.000 trabajadores del sector en todo el país.
El reajuste, acordado con la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) se pagará en cuatro tramos:l 8% en diciembre, 8% en enero, 8% en febrero y 5% en marzo. Totaliza un incremento del 105% a marzo de 2023, con una revisión en febrero. El aumento acumulado en 2022 será del 99,9%.
En mayo pasado, Martínez reivindicó las paritarias como mecanismo para mejorar los salarios cuando se produce un alza de la inflación y destacó: “Defendemos la vigencia de las paritarias libres, la negociación colectiva y la autonomía sindical, ya que en nuestro rol de dirigentes y en representación de nuestras organizaciones gremiales, hemos demostrado la suficiente capacidad para negociar salarios y condiciones laborales sin la tutela de nadie, con libertad y autonomía, como debe ser”.
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Hace 9 días, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que lidera Abel Furlán, acordó con las cámaras una nueva revisión salarial que consistió en un aumento del 110% en el año paritario, que va de abril de 2022 a marzo de 2023, aunque no pudo conseguir un bono de $50.000 como reclamaba.
El acuerdo del principal sindicato industrial del país, que se firmó en el Ministerio de Trabajo, contempla que al 65% de aumento obtenido en una primera revisión se pagará un 45% adicional en cuatro tramos: 11% en diciembre, 11% en enero de 2023, 11% en febrero y 12% en marzo.
Si se toma en cuenta el año calendario, entre diciembre de 2021 y diciembre de 2022, el incremento obtenido por el sindicato de Furlán alcanza al 109,3%. Hasta ahora era del 98%, con lo que gracias al 11% pactado para este mes logró equiparar la inflación estimada para ese período.
No sucedió lo mismo en sindicatos importantes como el de Camioneros, lo que demostró que en épocas de alta inflación como la actual, y en medio de una crisis económica, los dirigentes gremiales pelean lo mejor que pueden por los salarios, aunque suelen resignar puntos de mejora para garantizar los empleos o evitar que las negociaciones impacten explosivamente sobre las pymes.
En octubre pasado, el gremio que lidera Hugo Moyano exhibió un aumento del 107% entre 2022 y 2023, pero si se mide el período que va entre diciembre de 2021 y diciembre de 2022, en realidad, se trata de un 82,1% y la inflación de ese período se encamina a superar el 100%.
En los últimos meses, hubo más revisiones salariales o paritarias firmadas que superaron el 100%. El Sindicato Obrero de la Industria del Vidrio sumó un 20% de aumento en octubre y un 20% en enero de 2023, reajustes que son acumulativos, por lo que el aumento final alcanzó el 112,4% anual.
La Federación Argentina de Trabajadores de Sanidad (FATSA), liderada por Héctor Daer, cotitular de la CGT, firmó un acuerdo salarial del 37% en cinco tramos para la rama de clínicas, sanatorios y hospitales, que representa una mejora del 96% en el período abril de 2022-marzo de 2023.
El gremio había pactado un 59% de incremento en marzo pasado y en noviembre logró el 37% dividido de esta forma: un 7% en octubre, noviembre, diciembre y enero de 2023, y un 9% en febrero.
Otra organización que cerró un fuerte incremento fue la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, que dirige el barrionuevista Daniel Vila: logró un 116% entre enero de 2022 y enero de 2023 luego de que pactó una mejora del 20% en dos tramos (un 12% desde noviembre y un 8% desde febrero de 2023) sobre el 96% que ya había firmado. En enero, el incremento interanual va a ser del 116,8%.
Gracias al aumento salarial conseguido, los trabajadores del sector cobrarán sueldos básicos de hasta $243.777 a partir de enero próximo, e inclusive la cifra mejorará en Mercado Libre, cuyos trabajadores están encuadrados en el gremio de Carga y Descarga pese al duro conflicto sostenido en 2020 con el Sindicato de Camioneros, que disputó los afiliados de la empresa de Marcos Galperin mediante bloqueos realizados en el centro de distribución en La Matanza.
“La aceleración de la carrera precios-salarios rompió la lógica temporal detrás de los acuerdos sectoriales -afirma el último informe elaborado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma-. El año paritario, que difiere en cada actividad y que en muy pocas coincide con el año calendario, dejó de ser un punto de referencia. En algunas actividades los aumentos se concentran en los primeros meses del acuerdo, en otras se reparten en múltiples cuotas, que luego son modificadas en posteriores negociaciones. El resultado de este proceso, en promedio, son salarios corriendo a la par o por detrás de la inflación, cada vez más rápido, en una carrera agotadora y sin ninguna perspectiva de aminorar en el corto plazo”.
Luis Campos, coordinador del Observatorio, detalló que “la Argentina se encamina a culminar el 2022 con una inflación cercana al 100% anual, el triple de lo previsto en el proyecto de Presupuesto enviado en septiembre de 2021 al Congreso de la Nación y más del doble de la pauta de las primeras negociaciones salariales del año que tuvieron lugar entre los meses de febrero y marzo”.
“En este contexto -agregó el informe elaborado por Campos-, “el “incremento anual” previsto en los acuerdos salariales comienza a ser menos relevante, ya que siempre es provisorio y está sujeto a una revisión. Si bien formalmente la mayoría continúa teniendo un plazo de vigencia anual, ninguna actividad realiza una sola negociación en el año y la cantidad de cuotas es mayor. Los sueldos nominales, al igual que los precios, varían cada vez más rápido”.
El estudio del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma destaca que “la primera ronda de negociaciones salariales culminó con aumentos anuales de entre el 40% y el 45% anual” y que “pocos meses más tarde las paritarias se ubicaron en torno del 60%, porcentaje al que llegaron también algunas revisiones de acuerdos pactados tan solo unas semanas atrás”, mientras que “actualmente las negociaciones más recientes establecieron incrementos de entre el 75% y el 85%, y todo indica que antes de fin de año volverá a subirse un escalón”. Y advierte: “En este marco, la posibilidad de coordinar la política salarial a través de las paritarias es cada vez más difícil y las brechas entre las distintas actividades corren el riesgo de ensancharse aún más”.
Destaca, además, que “a partir de 2016 la carrera precios-salarios se aceleró impactando negativamente en los salarios” y “en este contexto la negociación colectiva pasó a tener una función mayoritariamente defensiva, intentando que el deterioro de los ingresos de los trabajadores no se profundice aún más”. “Sin embargo, desde entonces el salario real perdió todo lo que había ganado en la etapa anterior: en agosto de 2022 el ingreso de los trabajadores registrados en términos reales era un 5% inferior al de diciembre de 2006″, puntualiza el informe.
Según el análisis del Observatorio del Derecho Social, “este año la carrera precios-salarios ingresó en una cuarta etapa: la inflación anual se ubicará en torno del 100% y el gobierno nacional, por diversas razones, enfrenta dificultades para recurrir a las tradicionales anclas”, por lo que “la única ancla de corto plazo podrían ser los salarios, lo cual implicaría ponerle límites explícitos o implícitos a la negociación colectiva y tensionar al extremo los límites políticos de la alianza gobernante”.
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