Horacio Rodríguez Larreta llega al lobby de su hotel, en la calle K de Washington, tras la segunda jornada de su visita al centro político de los Estados Unidos. El día lo llevó por despachos del Departamento de Estado, del Senado y por uno de los think tanks más reconocidos de la ciudad en asuntos latinoamericanos. En casi todos lados le preguntaron sobre su futuro político, e incluso lo trataron como el virtual candidato del macrismo. Él, en tanto, quiso quitarle peso a ese aspecto. “No lo tomo como una gira de candidatura, aunque sí hubo preguntas…”, le dijo el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a los periodistas que lo entrevistaron.
En la charla con la prensa nacional del que participó Infobae, pasó por los postulados con los que parece definir su persona política y su plataforma de campaña, una que construye en torno al globalismo, el libre mercado y la generación de empleos, y en contraposición al kirchnerismo, al que no duda en responsabilizar por el lugar que hoy ocupa Argentina en el mundo.
Con tonos de candidato, lanzó sus dardos hacia quienes gobiernan Argentina. “La Argentina es el ejemplo extremo de las consecuencias del populismo”, dijo Rodríguez Larreta a propósito de una pregunta sobre la situación regional de América Latina a la luz de ejemplos como Perú, Guatemala, El Salvador o Venezuela: “Ni los populismos de izquierda ni los de derecha son buenos”, dijo.
Dice el alcalde porteño que escuchó, de quienes los recibieron, una preocupación general sobre la situación económica del país y las necesidades de Argentina. “Hay un shock de confianza”, resumió, para luego mencionar uno de los retos que enumera como ineludibles en el futuro próximo: recuperar la credibilidad del país en el escenario internacional; eso, advierte, lleva tiempo, “no es un acto de fe”.
Por la mañana, ante los académicos del Wilson Center, al hablar de los populismos latinoamericanos y de gobierno argentino actual, lo hizo en clave electoral. “Hay más conciencia ahora de la que había en 2015″, dijo, lo que atribuyó a que los argentinos han “sufrido las consecuencias del populismo”, entre las que destacó los índices inflacionarios y el mal estado de relaciones comerciales con socios tradicionales como Brasil.
De nuevo, en clave de candidato, Rodríguez Larreta habló de buscar consensos amplios para enrumbar a la Argentina y, se entiende, enfrentar los comicios de octubre próximo. Una alianza que, dijo, no incluye al peronismo tal cómo existe en la actualidad. “Con el kirchnerismo no se puede trabajar y tampoco hay un peronismo moderado”, aseguró.
Con mucho cuidado, al ser interrogado sobre cómo generar confianza de nuevo entre los electores tras el fracaso del macrismo, Larreta empieza enumerando los logros de Mauricio Macri y continúa diciendo que el ex presidente hizo, al final, una autocrítica que es positiva. También cree que, por la gravedad de la situación económica que achaca a las políticas de Alberto Fernández, hay ahora más apoyo político a un programa de reformas.
Cuando habla de ese programa, Rodríguez Larreta enumera algunas ideas generales, como concentrarse en sectores económicos y comerciales que considera descuidados o subexplotados, entre ellos el turismo, la conectividad comercial y logística o la explotación de litio, a través de la extracción y la manufactura de commodities con valor agregado a partir del metal. “Los pilares de un plan están en esos sectores”, dijo.
La lógica de la plataforma que el alcalde de Buenos Aires ha mostrado en Washington es, por ahora, bastante general y se puede resumir así: atraer la inversión hacia esos sectores clave, generar empleo a partir de ellos y facilitar, desde el Estado, estas operaciones económicas. Y, a partir de ahí, generar un plan de estabilización que permita “no gastar más de lo que tenés”. Los detalles y los cómos, dice en otro guiño de cara a las elecciones, “los damos el 10 de diciembre cuando asumamos”.
“A pesar de todo, el sistema funcionó”
La pregunta es ineludible: ¿Qué impacto tendrá en el año electoral el anuncio que hizo Cristina Kirchner de que no se lanzará por ninguna candidatura luego de ser condenada por delitos de corrupción? Rodríguez Larreta responde con cautela: “No lo sé. Ahora nosotros tenemos que focalizarnos en nuestros candidatos”.
El 6 de diciembre pasado, la Vicepresidenta dijo que no sería “candidata a nada” luego de que fuera condenada a seis años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. El tema de la condena a la ex mandataria y de su anuncio también salpicó las reuniones de Rodríguez Larreta en Washington. El alcalde evitó pronunciarse abiertamente sobre los efectos políticos que todo el asunto tendrá para el oficialismo argentino y para la oposición en 2023, pero sí aprovechó para denunciar a Alberto Fernández y al Frente de Todos por intentar cercenar la independencia judicial.
“Lo importante es que la independencia judicial ha funcionado. No pudieron cambiar nada porque como oposición los bloqueamos en el Congreso”, dijo en referencia a intentos del oficialismo por añadir más miembros a la Corte Suprema de Justicia y cambiar la composición al consejo de la magistratura. “A pesar de lo que dijeron y de lo que trataron de hacer no pudieron cambiar nada”, aseguró Rodríguez Larreta.
Así como fue inevitable hablar del fallo contra CFK, el jefe de Gobierno tampoco pudo eludir el tema de los señalamientos que pesan sobre Marcelo D’Alessandro, el Ministro de Seguridad de Buenos Aires, quien estuvo involucrado en el viaje a Lago Escondido con jueces, fiscales, hombres vinculados a los servicios de inteligencia y empresarios de medios.
-¿Qué opina del viaje de D’Alessandro al Lago Escondido?
-A ver, primero condeno el hecho de que haya habido espionaje filtrando mensajes y audios. Yo condeno que eso suceda en Argentina. Segundo, estamos todos los funcionarios de la Ciudad a disposición de la Justicia y la Justicia es la que tiene que ir a fondo en todos los casos. Como siempre pasa que hay algún cuestionamiento judicial, que la Justicia investigue. Yo respeto la división de poderes. Confío en lo que D’Alessandro me dijo, lo que dije públicamente.
-Respecto a la división de poderes, ¿es ético que funcionarios se vayan en un viaje con jueces?
-A ver, sinceramente no conozco la situación de la relación que tiene con esa persona, si es amistad o no. No lo sé, no lo sé… no conozco. Todo depende de la relación que tienen, porque pueden ser amigos de toda la vida y eso no va a cambiar por el rol que tengan. Depende si son jueces que tienen o no causas en la Ciudad. No es absoluto esto.
-¿Pero desde lo conceptual se pueden dar este tipo de situaciones entre el poder Ejecutivo y el Judicial?
-No es el Ejecutivo Nacional. Estamos hablando de jueces nacionales y un ejecutivo de la Ciudad. No es dentro del mismo Estado, primero. Segundo, no sé bien qué relación tenía o no con ellos antes.
-Usted dijo que habló con D’Alesandro y le explicó.
-Yo confío en su palabra y lo que me explicó, sobre que los mensajes fueron fraguados o no sé cómo se dice. Editados, inventados.
-¿Él viajó o no viajó?
-Sí, el dijo que viajó. Lo reconoce él mismo, no fue cuestionado en ningún momento.
-¿Y para qué viajó?
-Se fueron de vacaciones, no sé. Por eso te digo, hay que ver cuál es la relación o no personal. No me parece que haya posiciones absolutas. Acá lo grave es que haya espionaje en la Argentina. El espionaje a cualquier persona ya es gravísimo y más a funcionarios públicos.
-¿No le parece que es grave también que haya sospecha de corrupción entre funcionarios y jueces?
-Es que si hay sospecha, para eso está la Justicia. La Justicia está para dirimir si hubo o no.
-¿Cree que tiene algún impacto político en Juntos por el Cambio? ¿Cómo los afecta?
-No me parece. Para eso está la Justicia: para investigar a fondo. Como te dije, todos los funcionarios de la Ciudad están a disposición de la Justicia siempre. La posición es que se investigue en este caso y en todos.
El asunto chino
Como otros políticos latinoamericanos que recalan en Washington como escala obligada para cimentar sus carreras, sobre todo si hay aspiraciones presidenciales de por medio, Rodríguez Larreta privilegió, en la narrativa que desplegó en la ciudad, mensajes que tiene eco entre funcionarios y políticos estadounidenses. El tema chino fue uno de ellos.
En el establishment político de Washington, la influencia de Beijing en América Latina es un asunto de preocupación desde hace al menos dos décadas, así el inquilino de la Casa Blanca sea demócrata o republicano. Y, en los últimos años, el enfriamiento de relaciones políticas y comerciales con gobiernos de la región que se han identificado con la izquierda ha provocado reclamos de que Washington ha dejado crecer sin control al impronta china en el continente. El asunto toca a Argentina, que ha aumentado su intercambio comercial con el gigante asiático.
Dice Rodríguez Larreta que, en sus reuniones, percibió “sensibilidad por situaciones de defensa” cuando se tocó el tema chino. A lo que él respondió, aseguró, diciendo que en su plataforma el objetivo prioritario es generar empleo en Argentina con los socios internacionales que permitan hacerlo.
Aun así, acaso consciente de que la influencia de Beijing es uno de los asuntos más delicados en esta ciudad, el alcalde porteño insiste que recuperar la credibilidad internacional de Argentina pasa por rehacer o reforzar los lazos con dos de sus socios tradicionales, Estados Unidos y Brasil.
Sobre el vecino tiene también palabras para el kirchnerismo, al que achaca haber dejado enfriar las relaciones con Brasilia por priorizar mensajes de política interna. “La responsabilidad de un presidente es atraer desarrollo no utilizar estos temas para hacer política interna”, dijo al referirse a que Alberto Fernández desatendió la relación con el Brasil de Jair Bolsonaro. La pregunta por el regreso de Lula Da Silva al poder en Brasil era, también, ineludible: “Tenemos que trabajar con Brasil, con quien eligieron los brasileños”, respondió.
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