“Horacio va a hacer lo que tenga que sea necesario para ser presidente”. Esa es una frase que se repite casi como un mantra entre los dirigentes más cercanos a Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno porteño. Uno de los aspectos que hacen a esa estrategia presidencial es la decisión de no desdoblar las elecciones en la Ciudad. Si bien la política es muy dinámica, es una definición tomada, cuya oficialización se espera en las próximas semanas.
En medio de la turbulencia interna por la proliferación de candidaturas por la jefatura de gobierno, en el PRO intentarán terminar el año en un clima de calma política. “Los candidatos son los que están y ahora la idea es que empiezan a correr para definir quiénes irán a las PASO”, deslizan en el larretismo.
Con el lanzamiento de Fernán Quirós la semana pasada, en JxC hay al menos cuatro candidatos para disputar la sucesión de Rodríguez Larreta. En el PRO, al sanitarista se le suman Jorge Macri y Soledad Acuña. A esa lista también se quiere terminar de adherir Emmanuel Ferrario, presidente de la Legislatura porteña, quien hace algunas semanas inició un proceso de instalación y posicionamiento. En tanto, Martín Lousteau es el postulante del radicalismo.
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En este esquema, el próximo hito político en la disputa por la Ciudad será la oficialización del calendario electoral. Rodríguez Larreta considera que lo mejor es adherir a la fecha del comicio nacional. De concretarse, será la segunda vez en 20 años que los porteños votan jefe de gobierno y presidente el mismo día.
Por cuestiones legales, desde que la Ciudad fue constituida como territorio autónomo, hubo elecciones ejecutivas desdobladas en 2003, 2007, 2011 y 2015. En 1996 y en el 2000 las elecciones porteñas no coincidieron con el calendario nacional. Desde la modificación del Código Electoral, en el 2018, el jefe de gobierno es quien tiene la atribución exclusiva de cambiar la fecha electoral. En el 2019, Rodríguez Larreta adhirió al calendario de la elección nacional. En 2023 buscará repetir lo mismo. ¿Los motivos? Desde Uspallata esgrimen al menos tres razones.
En principio, la mesa política larretista considera que por el “desencanto” de la ciudadanía con la política, desdoblar la elección puede suponer una “fatiga electoral” que afecte la imagen la Rodríguez Larreta. Si la Ciudad desdobla la elección, los porteños pueden votar hasta seis veces en 2023. Fue lo que ocurrió en 2015.
Otra razón que encuentran los operadores políticos del alcalde porteño para no desdoblar la elección es el factor económico. Es decir, con el argumento de reducir el “gasto político”, Rodríguez Larreta neutraliza posibles cuestionamientos por el lado fiscal. Efectivamente, desdoblar los comicios requiere una mayor erogación de recursos públicos.
El tercer argumento es de índole táctico político. A diferencia de lo que hizo Macri en 2015, Rodríguez Larreta prefiere sujetar la elección de la Ciudad a su proyecto presidencial. De este punto se desprenden otras tres razones que buscan sustentar esa estrategia.
En primer lugar, el alcalde porteño apela a que el candidato definitivo a jefe de gobierno del PRO esté alineado a su candidatura nacional. Este punto fuerza a Jorge Macri a apoyar explícitamente la postulación a Jefe de Estado de Rodríguez Larreta. Es una idea que contrasta con la foto que el intendente de Vicente López en uso de licencia se sacó con Patricia Bullrich en octubre. Esa imagen fracturó la relación política entre el alcalde de la Ciudad y su ministro de Gobierno.
Otro punto que analiza el larretismo para rechazar el desdoblamiento es que ese escenario nacionalizará la elección en la Ciudad. Rodríguez Larreta apuesta a centrar la discusión proselitista en sus propuestas nacionales y, así, enfocar las miradas en su figura presidencial.
El impacto en la interna porteña de JxC
En la coalición opositora hay consenso en torno a que la definición de las candidaturas en la Ciudad estará atada a la pelea nacional. ¿Qué sucede si el PRO lleva dos candidatos a presidente -Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, por ejemplo-? Tanto en el larretismo como en el macrismo estiman que en Ciudad el PRO debe llevar un solo candidato a jefe de gobierno. Bullrich, que busca sostener su candidatura presidencial bajo toda circunstancia, discrepa de esa mirada.
Por su parte, en el radicalismo cavilan hace meses sobre la posibilidad de que la batalla entre Larreta y Bullrich fuerce un escenario de fórmulas cruzadas. La preocupación de la UCR es que eso puede producir un impacto negativo en las candidaturas presidenciales de Facundo Manes y Gerardo Morales.
Por eso mismo, quien también analiza exhaustivamente esas hipótesis es Lousteau. El senador nacional tiene hoy una mejor sintonía política con el gobernador de Jujuy que con el médico neurólogo. ¿Con qué candidato a presidente se encolumnará el ex ministro de Economía? “Con el candidato radical”, responden rápidamente cerca de Lousteau. Sin embargo, esa respuesta puede variar si a nivel nacional se presenta un escenario de fórmulas cruzadas -presidente PRO y vicepresidente radical o al revés-.
En línea con los argumentos anteriores, emerge el tercer eje de la estrategia política detrás del no desdoblamiento electoral: el “aparato porteño” tiene poder como para inclinar la relación de fuerzas nacional ante sus adversarios internos en las PASO. Al ser simultáneas, el larretismo apuesta a que su boleta presidencial traccione electoralmente a su candidato a jefe de gobierno -y viceversa-. El favorito de Rodríguez Larreta para esa jugada es Quirós, pero no lo transparentará hasta más cerca del cierre de listas.
En el 2015, Macri apostó a que un triunfo en Ciudad, con la elección desdoblada, le diera envión y fortaleza a su candidatura presidencial. Si bien la interna entre Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti por la jefatura de gobierno fue áspera, a nivel nacional el PRO estaba alineado detrás de la figura de Macri. Es algo que no sucede hoy.
Por los plazos legales que establece el ordenamiento jurídico de la Ciudad, la definición sobre el calendario electoral porteño se oficializará en las próximas semanas. En última instancia, Rodríguez Larreta se inclinará por lo que considere mejor para su ajedrez presidencial.
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