En la Argentina el trabajo se precariza cada vez más. En los últimos diez meses el número de “cuentapropistas” que se la rebuscan haciendo changas, cortando el césped, realizando tarea domésticas en casas de terceros y vendiendo en la calle aumentó casi en 400.000 personas. La mayoría son mujeres. Son muy jóvenes y no cumplieron con los estudios básicos obligatorios. El mismo perfil tienen los que, desde la economía popular, trabajan agrupados en las cooperativas que dependen de las organizaciones sociales. La mayoría realiza tareas comunitarias en los merenderos poblados de niños y familias con sus necesidades básicas insatisfechas. Parte de ellos, además, reciben planes sociales por parte del Estados como la tarjeta Alimentar, la Asignación Universal por Hijo y completan sus ingresos con el Potenciar Trabajo.
Lo que sigue son los últimos datos oficiales del ministerio de Desarrollo Social fechados en octubre pasado. Aunque el informe recibe otro nombre, es un profundo estudio sobre la realidad social del país. Es una radiografía en la cual los dirigentes políticos, que pavimentan con palabras vacías su camino a la Casa Rosada, deberían poner el foco.
Informales
El número de trabajadores informales en la Argentina, inscriptos en el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), aumentó en casi cuatrocientas mil personas en un año. De los 2.830.520 personas inscriptas en 2021 pasó a los actuales 3.225.268 inscriptos hasta octubre pasado. Casi el sesenta por ciento son mujeres. La franja etaria de estos trabajadores, calificados como “por fuera de las relaciones asalariadas formales”, es muy joven, de 18 a 35 años. La mayoría son cuentapropistas que se desempeñan en “servicios personales”, como: tareas de cuidados, servicios de limpieza, peluquería, depilación, vendedores ambulantes, albañiles, poda; o cumplen funciones en comedores y merenderos, que por lo general dependen de los movimientos sociales oficialistas o de izquierda.
En términos educativos el resultado del trabajo titulado: “Características laborales y productivas en la economía popular” también preocupa y marca una falencia del Estado al momento de escolarizar a los niños y adolescentes: “el 61,1% de los inscriptos en el ReNaTEP no ha completado los estudios obligatorios, inicial, primario y secundario”. Por otro lado, el informe destaca que casi 800.000 de las personas que se desempeñan en la economía popular completan sus ingresos con el Potenciar Trabajo, el programa más importante del ministerio de Desarrollo Social.
El último informe del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular, cuyos datos son públicos, marcan la precariedad de los casi tres millones y medios inscriptos: no están sindicalizados, no tienen obra social, ni vacaciones pagas, ni aguinaldo, entre otras conquistas laborales.
El ReNaTEP depende de la Secretaría de Economía Social que conduce el líder del Movimiento Evita Emilio Pérsico quien, además, administra el programa Potenciar Trabajo, que tiene a más de 1.300.000 beneficiarios y que ahora está bajo la lupa de la Justicia por supuestos cobros irregulares. El área forma parte del organigrama del ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Victoria Tolosa Paz.
El informe es muy claro y específico al repasar las condiciones laborales los trabajadores de la economía popular: “En términos de inscripción fiscal y percepción de programas sociales, se mantienen las tendencias observadas en el informe de mayo 2021. Sólo el 7,2% se encuentra inscriptos de manera individual en alguna categoría tributaria” y detalla: “El 6,6% está adherido al Monotributo Social y el resto se distribuye entre las categorías A y D del Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes”.
Por otra parte, el informe sostiene que el 22,3% “percibe la Asignación Universal por Hijo” y “el 22,5% el Programa Potenciar Trabajo, orientado principalmente a fortalecer e impulsar el trabajo que se desarrolla en la economía popular”.
La mitad de los beneficiarios del Potenciar Trabajo, cumplen sus 20 horas semanales de labores exigidas en comedores y merenderos, por lo general ubicados en barrios carenciados y que dependen de organizaciones sociales como el Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, del Frente Popular Darío Santillán o el Polo Obrero, entre otras.
Pablo Chena, director nacional de Economía Social y Desarrollo Local del Ministerio de Desarrollo Social, también dirigente del Movimiento Evita, destacó en el informe que 394.748 inscriptos en el registro “corresponden a los últimos 6 meses”.
El trabajo también resalta:
-Que el 64,3% de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular “se ubica entre los 18 y 35 años de edad”.
-Que el 61,1% “no ha completado los estudios obligatorios (inicial, primario y secundario)”.
-Que “la región centro del país es la que presenta la mayor cantidad de inscriptos, 50,9% al ReNaTEP y Buenos Aires la provincia que encabeza la cantidad de inscripciones con el 35,9% del total nacional. Tucumán, Salta, Chaco y Santiago del Estero siguen siendo las provincias con mayores volúmenes de Inscripción”.
-Que en nueve provincias del país -la gran mayoría del NOA y NEA- las inscripciones al ReNaTEP superan a los trabajadores asalariados del sector privado registrados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) SIPA”.
-Que en “Tucumán y La Rioja han pasado a tener más inscriptos en la economía popular que en el empleo privado registrado”.
En lo que respecta a la distribución por ramas de actividad, Servicios Socio Comunitarios y Servicios Personales y Otros Oficios concentran el 62,4% de los casos, seguidas por Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos (11,8%). El resto de las ramas de actividad no alcanza al 10%.
En la rama laboral que abarca la Recuperación, Reciclado y Servicios Ambientales trabaja el 18,9% de personas
En relación con el total de ocupaciones, más de la mitad de las inscripciones, el 53,2% corresponde los hombres y sobre todo mujeres que se desempeñan en “comedores y merenderos, servicios de limpieza, agricultores, vendedores ambulantes y albañiles”.
El estudio destaca que entre las personas anotadas en el ReNaTEP, que además son beneficiarios de un plan Potenciar hay más trabajadores organizados de manera colectiva a través de las organizaciones sociales (muchos realizan las 20 horas semanales obligatorias en comedores y merenderos), cooperativas, emprendimientos o núcleos de la agricultura familiar, esta última una actividad que está presente de manera uniforme en todas las regiones del país. Entre las personas con Potenciar Trabajo, el 60% trabajan de manera colectiva, mientras que entre los trabajadores de la economía es a la inversa, el 59.6% son cuentapropistas.
La mayoría de estas ramas laborales, están agrupadas en la Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Esteban “Gringo” Castro, el secretario general de esa organización, junto a otros dirigentes sociales, como Emilio Pérsico, Gildo Onorato, Juan Grabois, Dina Sánchez y Fernando “Chino” Navarro, entre otros, gestionan que la UTEP sea considerada como un sindicato más por parte del ministerio del Trabajo. Hasta ahora no lo consiguieron, aunque sí obtuvieron la “personería social” y paso previo, para conseguir la “personería gremial” y formar parte de la CGT.
Las deudas del Estado
Al observar la forma de organización del trabajo al interior de cada rama de actividad, el trabajo destaca que “en servicios socio comunitarios predomina el trabajo colectivo. Al contrario, en comercio popular, servicios personales, agricultura familiar y transporte prevalece el trabajo individual” en cambio, en el resto de las ramas “no hay diferencias significativas en cuanto a cómo se organiza el trabajo”.
En lo que refiere a los lugares dónde se desarrollan las tareas se destaca un punto a tener en cuenta: “Los hogares particulares, tanto el propio como ajenos, reúnen la mayoría de los casos 56,6%, seguido por quienes trabajan en el espacio público con el 17%.
Hay un hecho central que se revela en la introducción al estudio que hoy publica Infobae y que es para tener en cuenta. En Argentina, al igual que en otras latitudes, la economía popular es un fenómeno, según se describe, “que se ha ido consolidando en los últimos 25 años producto de procesos –a escala global, regional y local[1]que han impactado y transformado de manera drástica y persistente la configuración social, en general, y el mundo del trabajo, en particular”.
La idea fuerza de registrar, de tomar nota de cada uno de los trabajadores de la economía popular tiene dos ejes centrales, darles herramientas, maquinarias, insumos y estímulo económico a los emprendimientos familiares, cooperativos o individuales desde el ministerio de Desarrollo Social. Y por otro lado, que el Estado aborde las necesidades y problemáticas de las más de tres millones de personas que ganan su sustento diario de manera precarizada, sin las garantías y protecciones sociales. Para así para avanzar hacia una mayor igualdad laboral, social y económica de cada uno de ellos. Los datos, las estadísticas están. Por ahora la deuda es de las autoridades.
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