El 2022 ha sido un año signado por el conflicto y la desconfianza en Juntos por el Cambio, especialmente, en el PRO. La pelea por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es un ejemplo claro de esas tensiones. Como había anticipado Infobae, ayer se sumó un contendiente más a esa lista. Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad, oficializó su intención de competir en las PASO de JxC. La candidatura del médico sumó incertidumbre y abrió un dilema en el oficialismo porteño.
La Ciudad no es cualquier distrito para el partido fundado por Mauricio Macri: es la casa matriz del PRO. Por eso la resistencia amarilla a ceder poder en su terruño. En tanto, en el radicalismo entienden que 2023 les abre una posibilidad cierta de ganar CABA y quebrar la hegemonía del PRO.
Ese escenario se refleja en la proliferación de postulantes para disputar el gobierno porteño. Se trata de un intríngulis político que interpela directamente a la alianza política entre el PRO y la UCR. Por estas horas, Rodríguez Larreta diseña la estrategia más adecuada para sortear esa divergencia.
Con el lanzamiento de Quirós, JxC tiene lanzados al menos a siete candidatos. Jorge Macri, Soledad Acuña, Emanuel Ferrario y el propio ministro de Salud porteño (PRO); Martín Lousteau (UCR Evolución); Ricardo López Murphy y Roberto García Moritán (Republicanos Unidos). A su vez, Encuentro Republicano, espacio de Miguel Ángel Pichetto, también amaga con lanzar un candidato en la Ciudad.
En las conversaciones entre pasillos en JxC hay consenso en torno a que Rodríguez Larreta “hará lo que sea necesario” para ser presidente. El ala Halcón del PRO sospecha que en esa estrategia larretista estriba el acuerdo político entre el alcalde porteño y Martín Lousteau. Mauricio Macri y Patricia Bullrich consideran que se trata de un pacto erróneo. “No podemos perder la Ciudad con los radicales de ninguna manera”, reniega un dirigente del partido amarillo que sigue de cerca la política porteña.
Tras los acuerdos de las legislativas de 2021, Jorge Macri licenció la intendencia de Vicente López y se cruzó la General Paz para convertirse en ministro de Gobierno de Rodríguez Larreta. Desde ahí, el primo del ex presidente empezó a moverse como candidato a jefe de Gobierno. Sin embargo, el alcalde porteño nunca dio signos claros de apoyo a su candidatura. Incluso, hay una estrategia tácita para licuar la imagen de su ministro de Gobierno. En las últimas semanas, una serie de fotos y actividades de alto contenido político fueron señales de eso.
Por su parte, en el larretismo hay enojo por la foto de Jorge Macri con Patricia Bullrich. No pueden digerir que el primo del fundador del PRO utilice el aparato de la Ciudad para posicionarse y luego se muestre con la principal adversaria política de Rodríguez Larreta dentro el PRO. Para bajar la tensión, el macrismo aclaró que esa foto no implicaba un apoyo a Bullrich.
La mesa política larretista desconfía de Jorge Macri. Por eso, apuestan por dirigentes del riñón del jefe de Gobierno. Aunque Rodríguez Larreta no lo dirá públicamente, la atomización de candidatos del PRO busca horadar su proyecto de poder. La paradoja es que ese ajedrez político divide el voto amarillo y, de ese modo, incrementa las chances de un triunfo de Lousteau. Para el macrismo es algo inconcebible.
La pulseada por la Ciudad es también el campo de batalla de la elección presidencial. Es que las alianzas porteñas son inescindibles de los acuerdos nacionales. El plan presidencial de Rodríguez Larreta apuesta a un “consenso amplio”. En ese sentido, la UCR aparece como el principal socio político del larretismo. A partir de eso surge la idea de fórmulas cruzadas para 2023. Es decir, que el alcalde porteño lleve un candidato a vicepresidente radical. Si eso sucede, el ala de las Palomas de JxC no descartan que esa táctica también pueda replicarse en la Ciudad.
Para anticiparse, Lousteau coquetea con dirigentes del PRO como Soledad Acuña y Emmanuel Ferrario. Es una maniobra que el macrismo ve como una amenaza. Mientras tanto, la UCR apuesta a darle más volumen a la figura del ex ministro de Economía y tratan de mantenerse cautos respecto a la discusión entre el larretismo y el macrismo. El radicalismo porteño ve con buenos ojos la proliferación de candidatos del PRO. La división en el oficialismo de la Ciudad beneficia los planes de la UCR.
Quirós y Acuña, las apuestas de Rodríguez Larreta
A diferencia de Acuña, Quirós no es un dirigente de la vieja guardia del PRO. El sanitarista se sumó al gobierno porteño recién en 2019. Con la pandemia, su imagen creció y comenzó a sonar como posible candidato. Es una idea que no convence ni a Mauricio Macri ni a Bullrich. Ambos presionan a Larreta para erigir un referente del PRO y, en ese juego, se inclinan por apoyar a Jorge Macri. Tal es así que parte del equipo de campaña del ministro de Gobierno está integrado por dirigentes del riñón del ex presidente y también de la ex ministra de Seguridad de la Nación.
Quirós cuenta con el apoyo del aparato político larretista y también con el de Lilita Carrió. La líder de la Coalición Cívica es una crítica fervorosa del radicalismo porteño y del primo del ex presidente. Esas diferencias, así como un aceitado vínculo político con Rodríguez Larreta, motivaron que la ex diputada nacional impulsara la candidatura del sanitarista.
En tanto, la ministra de Educación cuenta con el respaldo de Rodríguez Larreta y al mismo tiempo mantiene una buena relación con Macri. La semana pasada, Acuña se reunió con el presidente de la Fundación FIFA en Olivos. La funcionaria le llevó unas encuestas a Macri y conversaron sobre el escenario electoral porteño. La ministra busca hacer equilibrio entre Halcones y Palomas para fortalecer su figura. En medio de estas tensiones, Acuña compartió ayer una actividad con Jorge Macri.
Por parte de la pata liberal de JxC, Ricardo López Murphy aparece como un posible candidato en la contienda porteña. En principio, el economista estaba lanzado a competir por la presidencial. Su postulante en la Ciudad era el legislador Roberto García Moritán. Sin embargo, López Murphy anunció en octubre que no descarta disputar la jefatura de gobierno porteña y generó un giro en Republicanos Unidos. Al mismo tiempo, el sector peronista de JxC que lidera Pichetto también analiza presentar un candidato en CABA, pero todavía no lo oficializaron.
Abril es la fecha límite que se fijan en el PRO para ordenar la oferta electoral. Tanto Halcones como Palomas dan por hecho que el candidato del PRO surgirá de arduas negociaciones políticas internas. Lo mismo ocurrirá con la vicejefatura de gobierno que, al no estar incluida en la boleta, habilita posibles acuerdos y entrecruzamientos posteriores a la elección. Otro aspecto relevante es si la Ciudad desdoblará su comicio de la elección nacional. Esa es una atribución del jefe de Gobierno. De momento, el entorno de Rodríguez Larreta desliza que en CABA no habrá desdoblamiento. “En cualquier caso, se hará lo que sea mejor para la estrategia de Horacio”, repiten, casi como un mantra, en una oficina en Parque Patricios.
La disputa en territorio porteño lleva a Rodríguez Larreta a un dilema: cómo sostener su acuerdo con el radicalismo sin que el PRO pierda la Ciudad. Para llegar a la Casa Rosada, el alcalde porteño necesita de ambos partidos. Esa situación lo obliga a desplegar una ingeniería política en la que parece imposible que no haya heridos.
“El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar”, reza un aforismo del estratega chino Sun Tzu. Y Rodríguez Larreta conoce muy bien.
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