Hacía mucho que no hablaban a solas. La reunión del líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, y el jefe de su Seccional Capital, Antonio Caló, fue reservada y ambos procuraron que no trascendiera lo que hablaron este lunes por la mañana durante poco más de una hora.
¿Por qué es importante este reencuentro? Porque Furlán alineó al sindicato detrás del kirchnerismo y Caló, aunque no está de acuerdo con el proyecto político de la Vicepresidenta, decidió concurrir al congreso de la UOM realizado el 1° de este mes en Pilar, pese a que fue convertido en un acto político para que Cristina Kirchner reapareciera en público luego del intento de atentado del que fue víctima.
La postura del jefe de la Seccional Capital, basada en criterios de “respeto por la institucionalidad” del gremio, dividió sorpresivamente su filial, la más poderosa del país: de los 13 miembros de su comisión directiva, él y otros 6 dirigentes eran partidarios de concurrir al congreso, mientras que el secretario adjunto, Roberto Bonetti, y 5 más se negaban con el argumento de que fue el kirchnerismo el responsable de haber impulsado la rebelión que le costó el puesto a Caló.
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Sin embargo, el gesto del ex titular de la UOM no tuvo reciprocidad: en su discurso, Cristina Kirchner mencionó el nombre de Caló y estalló una fuerte silbatina en un sector de la concurrencia, donde se mezclaban activistas metalúrgicos y militantes kirchneristas, que no fue frenada por Furlán ni mereció ninguna intervención para atenuar la reacción contra quien lideró el gremio durante 18 años.
Furlán, titular de la Seccional Campana-Zárate, desplazó en marzo a Caló al frente de una rebelión interna en la que pesaron tanto el malestar hacia el líder de la UOM por la caída salarial de la actividad como su confesa adhesión hacia la figura de Alberto Fernández. Y la mayor parte de los dirigentes que propiciaron la caída del jefe sindical, como el propio Furlán, adhieren al kirchnerismo.
Caló se aguantó en silencio los silbidos y días después se refirió al episodio en diálogo con una radio: “Los que me silbaron fueron un montoncito porque el movimiento obrero me respeta”, dijo. Y agregó: “La política se hace con acciones, no con silbidos y tocando el bombo; son jóvenes imberbes que no empañan el acto de la Vicepresidenta”. A nadie le pasó inadvertido que haya hablado de “imberbes”, tal como Juan Domingo Perón calificó a los Montoneros en el acto del 1° de mayo de 1974 en la Plaza de Mayo. ¿Caló habrá utilizado ese adjetivo en forma casual o con alguna intencionalidad política?
Lo único cierto es que Furlán invitó a Caló a reunirse, en un intento por no agrandar más la grieta que también existe en la UOM. Cerca del líder del gremio le quitaron trascendencia al contacto: “Fue una reunión interna más, formal, entre el secretario general y el titular de una seccional”, dijeron. Pero luego de las diferencias por el acto de Cristina Kirchner y los silbidos contra Caló sin freno alguno, el encuentro entre ambos dirigentes metalúrgicos se convirtió en un sugestivo hecho político.
Más allá del episodio en Pilar, en la reunión seguramente habrán hablado sobre la paritaria de la UOM, que este martes, a las 15, se reanudará cuando vuelvan a sentarse sindicalistas y empresarios del sector en la sede nacional del sindicato, en Alsina al 400. En su primer contacto, realizado hace 12 días, Furlán reclamó un 111% de aumento salarial en concepto de revisión del acuerdo firmado para el período 2022-2023, además de un bono de $50.000 “para el inicio del ciclo escolar”.
El sindicato había firmado un acuerdo por el 65% y ahora sumó el pedido del 46% para diciembre, enero, febrero y marzo de 2023 con el fin de alcanzar el 111% en el año paritario. De todas formas, si se toma el año calendario, de diciembre de 2021 a diciembre de 2022 la mejora alcanza al 98%.
De todas formas, parece difícil que se avance en la reunión de esta tarde: en las cámaras empresariales admitieron que “hasta ahora sólo escuchamos la propuesta de la UOM y la idea es que los salarios no se retrasen respecto del costo de vida”. Respecto del porcentaje de aumento, señalaron: “Entramos en el terreno de las suposiciones porque nadie sabe cómo seguirán los índices de inflación”.
En cuanto al bono que es reclamado por la UOM, reconocieron que el tema “es bastante resistido” por parte del sector empleador “ya que aplana las distintas categorías salariales, produciendo inequidades”, y explicaron que “al trabajador no le sirve al ser por única vez y no formar parte del sueldo, por lo que es más un regalo que un incremento en su capacidad de compra”.
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