La noticia sacudió la mañana y se convirtió en tema principal de todos los medios de comunicación: Alberto Fernández sufrió una gastritis erosiva con sangrado y debió ser asistido en un hospital de Indonesia.
El estado de salud del Presidente generó alarma y provocó que se reactivara el diálogo entre el jefe de Estado y Cristina Kirchner. Sí, el episodio hizo olvidar por un rato las diferencias y provocó un acercamiento entre los máximos referentes de la coalición de gobierno que encabeza el Frente de Todos.
Según pudo confirmar Infobae, alrededor de las 10 de la mañana hora argentina (las 23 en Indonesia), Cristina Kirchner llamó al teléfono personal de Alberto Fernández para preguntarle cómo se encontraba de salud y desearle una pronta recuperación.
La breve charla se produjo minutos después de que el Presidente ofreciera una rueda de prensa en la que dio detalles del percance que sufrió durante el día de hoy, en el marco de la Cumbre del G-20.
“Tuve esta mañana una descompensación producto de una gastritis erosiva, que generó un sangrado que generó una baja de la presión importante”, resumió Alberto Fernández, quien luego apuntó: “Para verificar exactamente el nivel de sangrado nos trasladamos a un hospital de Bali al solo efecto de hacer una endoscopía. Cuando terminamos eso, hicimos un ratito de tiempo para la reunión con Xi Jinping, donde definitivamente quería estar”.
“Les agradezco a todos por la preocupación, estoy bien, estoy trabajando bien”, finalizó el mandatario para transmitir tranquilidad.
No fue un día fácil para el Presidente de la Nación: eran las 9.05 del martes 15 en Bali, (22.00 horas del lunes 14, en Argentina), cuando Alberto Fernández llegó al centro de convenciones ubicado en el hotel The Apurva Kempinski.
Luego de posar para la foto oficial con su colega de Indonesia, Joko Widodo, se dirigió a una carpa abierta y, agobiado por un calor intenso, empezó a sentirse mal. Preocupado, solicitó la asistencia de su médico Manuel Estigarribia, quien pidió una ambulancia al gobierno de Indonesia que marchó a toda velocidad al hospital General Sanglah.
Alí Fernández fue sometido a una endoscopía y, luego de un rato de reposo, pudo cumplir con el compromiso al que no quería faltar: el encuentro con el líder chino Xi Jinping. Un rato después recibió el llamado de Cristina Kirchner que cayó muy bien en la comitiva.
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