Durante casi tres mil años, Roma ha sido un modelo de adaptación al cambio, “ciudad eterna” capaz como ninguna de reinventar su presente. Ahora, la capital italiana busca ponerse al frente del desafío más apremiante de nuestra época: la transición energética. Y para ello aspira a albergar la Exposición Universal (EXPO) en 2030.
La visión de Roma para la EXPO deriva de la capacidad para aprovechar su herencia y evaluar sus necesidades actuales con miras a crear un futuro sostenible. Bajo el lema “personas y territorios, regeneración urbana, inclusión e innovación”, la candidatura pretende impulsar un concepto de ciudad inclusiva, policéntrica, verde y sostenible. Será, según los organizadores, “una oportunidad única e irrepetible de poner al hombre y su capacidad de reinventar su ‘hábitat’, la ciudad, en el centro de atención, equilibrando desarrollo y sostenibilidad medioambiental”.
Infobae habló con el embajador de Italia en Argentina, Fabrizio Lucentini. La Embajada participa en el esfuerzo de las instituciones de la península para que Roma sea elegida durante la Asamblea de la Oficina Internacional de Exposiciones (BEI). La capital de Italia competirá contra Busan (Corea del Sur), Odesa (Ucrania) y Riad (Arabia Saudita). Todas buscan el apoyo de los países que integran la asamblea, entre ellos Argentina.
“La de Roma es una candidatura de primer nivel”, dice el embajador Lucentini. “Creemos que merece el apoyo de Argentina por la calidad de la propuesta, no sólo por las excelentes relaciones bilaterales”.
—¿Por qué llegó el momento de que Roma albergue una Exposición Universal?
—Por un lado, hay una razón histórica. Roma nunca realizó una exposición universal. La ciudad fue candidata a la EXPO de 1942, que no se celebró debido, lamentablemente, al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, la razón fundamental es el mensaje de la EXPO. El tema serán las personas y el territorio, la regeneración urbana, la innovación y la inclusión. Todas cuestiones fuertemente relacionadas al reto global de la transición ecológica. En 2025, además, tendrá lugar en Roma el Jubileo y los dos eventos estarán estrechamente vinculados. La tercera razón es que la exposición universal de 2025 se celebrará en Japón, mientras que la anterior, en 2021, fue en Dubái. Asia y Oriente Medio, por lo tanto. A falta de candidaturas de otras zonas geográficas, creemos que es correcto volver a celebrar la EXPO en la Unión Europea y en tal sentido Roma es la única candidata.
—El lema de la candidatura de Roma es “Personas y territorios, regeneración urbana, inclusión e innovación”. ¿Qué significa?
—El 55% de la población vive actualmente en aglomeraciones urbanas. Según las estimaciones de la ONU, este porcentaje aumentará hasta el 70% en 2050. De acuerdo a algunos estudios, este porcentaje incluso se alcanzará ya en 2030. Por eso, la convivencia en los centros urbanos es un elemento fundamental para repensar nuestro modelo de desarrollo. La regeneración urbana será clave para afrontar el reto global de la transición ecológica y conseguir que nuestra forma de vivir juntos sea de impacto cero y, por tanto, sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
—Concretamente, ¿cómo se llevará adelante la propuesta de Roma?
—La propuesta se desarrollará de manera abierta a otros aportes. El deseo de la organización es mantener, sobre este proyecto, un diálogo abierto con todos los países que participarán en la Exposición Universal. Justamente porque el evento no pretende ser una conferencia magistral sobre el tema de la regeneración urbana, sino más bien una manera de facilitar formas bilaterales de colaboración con los países que participarán, para fomentar la reflexión y también para tratar de impulsar el nacimiento y el diseño de proyectos conjuntos, inclusive en el ámbito de la investigación.
—El plan maestro del evento, elaborado por el arquitecto Carlo Ratti, tiene como objetivo establecer nuevos estándares de sostenibilidad. ¿Cómo piensa lograrlo?
—La EXPO se realizará en Tor Vergata, un área semi céntrica o semi periférica de la ciudad, cercana a uno de los principales polos universitarios de Roma. Un ejemplo que quizá sea indicativo: la idea es tener una zona de exposición con impacto climático cero y autosuficiencia energética mediante la creación de un campo de paneles solares que hará que todo el evento sea energéticamente autónomo y sin impacto climático.
—¿Qué significado tiene el logo de la EXPO en Roma?
—El logotipo es una especie de reinterpretación de un tema arquitectónico histórico de la ciudad: el arco romano. Roma es la “ciudad eterna”, una ciudad que tiene unos tres milenios de historia y que en el transcurso de estos tres mil años siempre se ha repensado, se ha reimaginado, se ha reinventado. Todo ello, además, con un evidente aporte multicultural. Es decir, Roma es una ciudad de roce de culturas, siempre hemos vivido como una ciudad en el centro del Mediterráneo. Ese portal pretende ser, por un lado, un vínculo con el pasado y, por otro, una proyección hacia el futuro. Es la puerta que se abre hacia el desarrollo sostenible de nuestras ciudades.
—Durante el evento de presentación en Buenos Aires junto al alcalde de Roma Roberto Gualtieri, usted subrayó que la candidatura no es sólo de Roma, sino de toda Italia, ¿por qué?
—En primer lugar, porque cuenta con el apoyo de todos los niveles de todas las instituciones desde que se presentó el expediente al BIE en París el pasado septiembre. La presentación fue acompañada de una carta del Presidente de la República, por lo que no hay forma más alta de demostrar el apoyo de las autoridades italianas a esta candidatura. En segundo lugar, porque se ha desarrollado un sistema de coordinación en torno a la candidatura, abierto a los aportes de todas las administraciones del país. Y, en tercer lugar, porque no sólo Roma es la capital de Italia, sino que todo el país se enfrenta al reto fundamental de la transición ecológica y trata de contribuir al diálogo internacional sobre este tema. Por eso, todo el país está implicado en la candidatura y todo el país estará implicado, como ocurrió en la EXPO de Milán en 2015, en la realización de la exposición si Roma gana la votación en el BIE en noviembre de 2023.
—¿Cómo puede Argentina beneficiarse de la EXPO en Roma?
—Argentina también se enfrenta al reto de la transición ecológica y puede jugar un papel fundamental. Todos conocemos el potencial de Argentina en cuanto a la energía de transición, el gas, y sobre todo la producción de energía renovable gracias al litio y la capacidad de producir hidrógeno. En el contexto de una EXPO abierta a la cooperación, Argentina podría beneficiarse encontrando formas de colaboración industrial con otros países que puedan invertir en el desarrollo de las capacidades argentinas.
—¿Argentina ya dio su apoyo a la candidatura?
—Lo que esperamos de Argentina es un apoyo que aún no ha mostrado. Hay otros competidores, que evidentemente están comprometidos con la búsqueda del consenso internacional y, por tanto, también con Argentina. Lo que siempre hemos dicho es que Italia y Argentina tienen una historia de colaboración. No se trata sólo de la historia bien conocida de los lazos históricos y culturales entre ambos países. También y sobre todo existe una base económica compartida. Hay unas 250 empresas que operan en Argentina e Italia siempre ha estado presente en la Argentina con inversiones que en algunos casos tienen siglos de historia. Italia ha sido, es y será siempre parte del sistema económico argentino y la EXPO puede ser el disparador para aumentar aún más esta colaboración.
Aún así, creemos que la candidatura de Roma es una candidatura de primer nivel y que, por lo tanto, merece el apoyo de Argentina por la calidad de la propuesta, no sólo por las excelentes relaciones bilaterales. A esto se suma, por supuesto, el hecho de que las relaciones entre ambos países son excelentes, siempre lo han sido, y también lo son en lo económico. Precisamente por eso, la parte italiana espera el apoyo total de parte de Argentina.
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