El kirchnerismo redobla las críticas al Presidente, pero sostiene la coalición y construye el relato para la campaña 2023

Con el acto de Cristina Kirchner, el jueves, buscan reanimar a la militancia propia bajo el concepto de “recuperar la alegría”. Aparte de los cuestionamientos a la Casa Rosada y contra los referentes de PRO, el ala dura del Gobierno lidia con un reordenamiento interno

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Cristina Kirchner le hablará, en
Cristina Kirchner le hablará, en La Plata, a la militancia más fiel

“Un gobierno de coalición es como un matrimonio. Pueden haber diferencias sobre algunos temas, pero se mantiene unido cuando hay coincidencias en las cuestiones de fondo”. En la antesala del esperado discurso de Cristina Kirchner, un altísimo funcionario de La Cámpora negó, off the record, cualquier posibilidad de ruptura del Frente de Todos. En el tramo final del tercer año de mandato, que estará atravesado por el acto en La Plata, el kirchnerismo no planea solapar las críticas contra Alberto Fernández, pero tampoco piensa romper la herramienta electoral, e intenta reanimar a la militancia más fiel con vistas al cierre de listas para las elecciones de 2023.

La Casa Rosada, por la falta de sustento territorial propio y por los dardos constantes que recibe del ala dura, es el sector más complicado del Gobierno. Pero al interior de La Cámpora también hay preocupación por lo que viene. Perciben un persistente desánimo entre las bases, que se arrastra desde la -ya lejana- cuarentena y que, admiten, nunca logró recuperarse a los niveles de 2019.

La percepción empeora más allá de los más fieles: los inquieta la indisimulable merma, que arrojan todas las encuestas, de la imagen de Cristina Kirchner, y que los más pesimistas ubican en torno a los 10 puntos, lo cual le daría un 22 por ciento de intención de voto. De todas formas, confían en que lograrán un repunte durante los meses previos a la elección: “Con el veintipico de Cristina, y si Massa sube por la mejora de la economía, estamos en treinta. Hay tiempo para sumar”, calculó un funcionario nacional que habla con las dos tribus de la coalición oficialista y apoya el plan de apuntalamiento del titular de Hacienda.

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El acto del jueves está pensado, justamente, para empezar a arengar el espíritu militante. “Va a ser una ocasión para encontrarnos entre nosotros, en torno a ella, que siempre tiene algo importante para decir. Lo discursivo va generando escenarios, la palabra es importante”, explicaron desde las filas K.

La Cámpora prepara un despliegue masivo, con un objetivo, de máxima, de 40 mil militantes, que llegarán desde las unidades camporistas bonaerenses y de localidades del resto del país, desde las más opositoras, como Córdoba, que gobierna el disidente Juan Schiaretti, a las más afines, como el Chaco de Jorge Capitanich. Cada municipio y cada provincia tendrá asignado un espacio en el estadio, y el objetivo es saturar las instalaciones.

Alberto Fernández se fue de
Alberto Fernández se fue de gira a Francia y a Indonesia

También, esperan, servirá para traer coherencia al camporismo, que si bien está unido por el espanto -tanto frente a “la derecha” como a Alberto Fernández-, no está exento de matices, aunque disimulados bajo el verticalismo, entre los sectores más ideologizados, representados por Máximo Kirchner y Andrés “Cuervo” Larroque; y los que apuestan a la moderación, al estilo del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Cristina Kirchner se posiciona por encima, habilita a unos y a otros, y abreva, según la ocasión y el contexto, las dos posiciones. Así, sus llamados a un acuerdo con la oposición conviven con las críticas más despiadadas contra la Justicia y los referentes duros de PRO.

En el contexto de sub-divisiones, por ahora, el único concepto para aunar el relato sobre el que hubo una bajada clara en el kirchnerismo, es el de la “recuperación de la alegría”. Lo repitieron, en cuestión de días, Cristina Kirchner, frente a trabajadores de la UOM en Pilar (“Voy a hacer lo que tenga que hacer para recuperar la alegría”); su hijo, el diputado nacional Máximo Kirchner, durante el congreso del PJ en Mar del Plata (“Para mí, es una alegría estar acá, y lo digo con la convicción de que la palabra alegría a partir del día de ayer tiene otra connotación. Alegría es lo que nos pide Cristina”); y su cuñada, la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, por radio Madres de Plaza de Mayo, el lunes, cuando reforzó el operativo clamor sobre la candidatura de CFK a la Presidencia “para recuperar la alegría y el diálogo”.

Cristina Kirchner en su discurso
Cristina Kirchner en su discurso hace 9 días, en Pilar, frente a trabajadores metalúrgicos

La coalición

El acto por el Día de la Militancia también será una demostración de fuerza al interior del Frente de Todos, cuando se empiezan a disputar las candidaturas de cara al cierre de listas, y mientras las fuerzas internas contrarias, encolumnadas detrás de Alberto Fernández, relativizan el poderío de Cristina Kirchner.

En las filas del ala dura del Gobierno lo dicen sin pruritos: el problema principal para la coalición, hoy, es Alberto Fernández, que se encuentra de gira entre Francia e Indonesia desde el jueves pasado, y no regresará a tiempo para el acto del 17. Pero eso no significa, aseguran, que estén dispuestos a poner en riesgo la continuidad del conglomerado político que volvió a llevar al peronismo al poder en 2019.

“Estamos pensando en el espacio a largo plazo, más allá de Alberto. E inclusive, o sobre todo, si hay un cambio de gobierno el año que viene”, dijo un colaborador de la órbita de Cristina Kirchner que no descarta el escenario de una derrota y que, al mismo tiempo se mostró seguro, como muchos, de que la vice será candidata, ya sea a senadora, o a la Presidencia.

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De esa concepción más amplia surge, explican, la alianza con Sergio Massa, considerado durante años como un traidor por su alejamiento en 2013, que se transformó en los últimos meses en el niño mimado de la gestión nacional, y es visto como candidato potable del kirchnerismo el año que viene, si no compite Cristina Kirchner. “El haber podido abrazarlo otra vez muestra una maduración de nuestra parte. Y él demostró lo que tenía que demostrar. Se fue, pero volvió y se quedó”, justificaron en uno de los municipios k.

La guerra interna con Alberto Fernández, que se enardeció en las últimas semanas por el enfoque económico de la gestión, viene de un breve paréntesis. Recientemente tomaron mayor relevancia, en la agenda del kirchnerismo, los movimientos judiciales, por sobre la desaprobación de la administración nacional. De hecho, se esperan que la mirada crítica sobre la Justicia sea uno de los principales focos de la vicepresidenta cuando le hable a la militancia desde el centro del escenario que la tendrá como protagonista, en el Estadio Único de su ciudad natal.

Pero el eje rector, más allá de los temas, será electoral, y con ello vendrá acompañado algún nuevo dardo para el Presidente. “Ella está tratando de explicar por qué hace lo que hace. Vamos a empezar a contar qué queremos hacer, qué tipo de país queremos construir a largo plazo, qué proponemos”, dijeron desde la provincia de Buenos Aires, el epicentro del kirchnerismo.

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