“Era previsible”, se escuchó decir esta mañana en un pasillo de Comodoro Py 2002, cuando en los celulares aparecía el tuit de Cristina Kirchner anunciando que iba a recusar a la jueza María Eugenia Capuchetti en la investigación que intenta esclarecer el intento de homicidio del que fue víctima la vicepresidenta el 1° de septiembre pasado cuando llegaba a su casa de Recoleta.
La presentación formal del escrito se realizará en las próximas horas. Por la causa hoy están presos y procesados Fernando Sabag Montiel, el joven que le apuntó a la cabeza a CFK; su novia Brenda Uliarte y el jefe de ambos en la banda que vendía copitos de azúcar, Nicolás Carrizo, señalado en un rol de partícipe secundario del plan.
El intento para apartar a la magistrada llega en momentos en donde ya se estaba preparando la elevación a juicio oral de Sabag, Uliarte y Carrizo, en sintonía con la orden que dio la Cámara Federal la semana pasada al confirmar los procesamientos. Esa decisión fue rápidamente criticada por el oficialismo, que entienden que detrás de esa movida hay un intento por dejar atrás las sospechas de una conexión política, independientemente de los legajos que continuarán abiertos en etapa de instrucción.
Después de un frustrado intento por avanzar sobre Revolución Federal en la investigación del ataque y sin que creciera la pista que señala al referente de Nueva Derecha Hernán Carrol, Cristina Kirchner apuntó hoy directamente contra el diputado nacional del PRO Gerardo Milman, mano derecha de Patricia Bullirch cuando estuvo en el Ministerio de Seguridad en la gestión macrista y férreo antikirchnerista.
Las sospechas se basan en la declaración que brindó 22 días después del atentado en tribunales Jorge Abello, un ex diputado provincial de Santa Fe que en los tiempos macristas se dedicó a ser chofer de Uber y que actualmente trabaja como asesor legislativo del diputado Marcos Cleri.
Según reveló Infobae, el 30 de agosto, dos días antes del atentado, Abello fue a almorzar al bar Casablanca, en la esquina del Congreso, junto con su cuñado y escuchó en una mesa vecina a Millman decirles a dos mujeres “muy bonitas” con las que estaba: “Cuando la maten, yo estoy camino a la Costa”. “Eso fue todo lo que escuché, después siguieron las bromas, los chistes, él se paró, saludó a unas personas por ahí, pagamos nosotros y nos fuimos”, precisó.
“Mi cuñado no escuchó nada de lo que él dijo, hicimos algún comentario de la billetera y el galán, y elogiamos lo bonitas que eran las chicas. Cuando sucedió esta conversación que escuché, yo estaba como mucho a dos metros. Salimos de ahí, tomamos el subte “A” hasta Perú, y de ahí nos fuimos hasta Juramento con la línea “D” y fuimos caminando hasta casa. De este tema no se habló más”, dijo. “Yo esto no se lo comenté ni a mi cuñado ni a nadie”, agregó.
Abello dice que entendió la importancia de lo que había escuchado el 1° de septiembre, la noche en que Sabag Montiel fue detenido tras intentar matar a Cristina Kirchner. “Cuando empiezo a escuchar las noticias, me empezó a caer todo lo que había escuchado en Casablanca. No me pregunten por qué lo asocio, pero me vienen a la memoria esas palabras, eso que escuché”, argumentó ante la jueza Capuchetti el 23 de septiembre.
La jueza le preguntó si había alguna razón en particular por la que no compareció a informar estas cuestiones con anterioridad. El testigo respondió: “A medida de que fueron pasando los días, y empecé a seguir a los jugadores, empecé a darme cuenta que podía tener algo que ver. Yo no soy quien para seguir una línea investigativa, ojalá que no, no me interesa nada lo que tenga que ver ese diputado”.
Bajo extrema reserva de que no se filtrara, el juzgado y la fiscalía a cargo de Carlos Rivolo ordenaron el secuestro de las cámaras de la zona para certificar si esa reunión existió. Las imágenes comprobaron que Milman estuvo en el bar con las jóvenes. En la noche en la que en el Congreso discutía el Presupuesto, personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria se presentó ante las colaboradoras de Milman y les pidieron que los acompañaran a tribunales. Las mujeres fueron identificadas como Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco.
Según reconstruyó Infobae, Gómez Mónaco contó que trabaja con Milman desde que ambos integraban el Ministerio de Seguridad, durante el gobierno de Mauricio Mcri. Al principio no se acordaba haber ido al bar, pero después confirmó la reunión. Bohdziewicz sí recordaba aquel encuentro y señaló que luego el legislador viajó a Pinamar. Sin embargo, bajo juramento, las dos mujeres negaron que Milman hubiera pronunciado esa frase.
En ese momento de la audiencia, la querella pidió el secuestro de los teléfonos de las testigos. Para el tribunal, el pedido no fue fundado y lo rechazó. ¿Por qué? Las mujeres declaraban como testigos, no estaban bajo sospechas para retenerles los móviles sin su consentimiento.
Ahí, dicen en tribunales, radica uno de los primeros tropiezos de la querella en ese capítulo. En la causa sí se investigaron teléfonos de testigos, como fue el caso de los copitos cuando fueron a declarar. Pero hubo una diferencia: el fiscal Rívolo les pidió el consentimiento para que lo entregara. Fue voluntariamente. Y de hecho hoy es una de las cartas que intenta hacer valer la defensa de Carrizo, a cargo de Gastón Marano, porque su cliente pasó de testigo a imputado por lo que se encontró en su celular y sostiene que eso entonces no puede usarse en su contra. En el caso de las colaboradoras de Milman, no se les preguntó si querían entregar sus teléfonos. Directamente se les pidió el secuestro. Hoy, justamente, la querella iba a insistir con esa medida ante la Cámara Federal.
Es que para los abogados de la vicepresidenta no se podía esperar que las mujeres que trabajan con Milman comprometieran a su jefe. “Si nuestras expectativas están depositadas en que dos testigos con declaraciones contradictorias delaten a su jefe, la investigación no llegará muy lejos”, argumentaron. Y como no hay más testigos porque el cuñado del testigo no escuchó la frase, el único camino que quedaba abierto era investigar los celulares de estas mujeres. “Es hora de buscar la verdad. Se perdió una oportunidad clave, pero, tal vez, aún no sea tarde. Nuevamente, insistimos en la relevancia tanto del caso como de esta prueba para que la investigación tenga éxito”, dijeron los abogados. Fue el quiebre oficial en la relación entre la querella y la jueza.
En el mientras tanto, a través de los medios, apareció una captura de WhatsApp que habría recibido en la noche del atentado a CFK el diputado Cleri de parte de Abello. “Marcos, ayer cuando salí de tu oficina fui con mi cuñado a comer a Casablanca. Al lado mío estaba (Gerardo) Milman con dos pibas y graciosamente decía ‘cuando la maten yo estoy camino a la costa’ y se mataban de risa”, decía “Y están las cámaras que no me dejan mentir. Hdmp lo escuché. Creeme estoy temnlando (sic)”.
Cleri presentó un escrito recién el viernes pasado para informar que había recibido ese mensaje y que estaba certificado en una escribanía. No explicó qué había deducido de ese mensaje ni qué importancia le dio ni por qué no se acercó antes a tribunales. Tampoco dejó su teléfono.
Cuando la pista “Casablanca” llegó a los medios, Milman presentó un escrito en la causa de Capuchetti. “Vengo por el presente a formular las siguientes aclaraciones: He estado reunido en el referido bar ubicado en la calle Rivadavia 1901 con mis secretarias, siendo que, en la oportunidad a la que el “testigo” se debe referir, estábamos organizando un evento en Mar del Plata y al mismo tiempo, organizamos previas recorridas por distintos municipios que yo realizaría en distintas semanas. Fue así que concurrí, primero a Pinamar y volví al día siguiente a la mañana, la otra semana fui al Partido de la costa, habiendo ido y vuelto en el mismo día y fui también a San Antonio de Areco por el día, ello en tres semanas diferentes previo al encuentro de Mar del Plata. Ese fue el tema de conversación en dicha oportunidad, siendo que jamás hice una afirmación como la que el ‘Testigo’ ha pretendido imponer como salida de mi boca, quién sabe con qué inconfesados fines políticos”.
“Teniendo en cuenta la gravedad de la acusación falsa en la que incurrió el ‘testigo’ la que ha sido contundentemente desmentida por mis secretarias parlamentarias y finalmente por mi, vengo por el presente a solicitar se extraigan testimonios de toda esta incidencia a fin que se investigue el delito de falso testimonio protagonizado por esta persona cuya identidad desconozco”, afirmó Milman.
La jueza extrajo testimonio para que se investigue si Abello incurrió en falso testimonio. El fiscal Eduardo Taiano debe dictaminar si avanza con esa investigación.
Ahora, llegó el pedido de Cristina Kirchner para apartar a Capuchetti de la causa por paralizar la investigación. “Pese a todo ello y tratándose del hecho de violencia política más grave desde el retorno de la democracia, cuando aparecieron las primeras pruebas que involucran a la política con el ataque, la jueza Capuchetti paralizó y boicoteó la investigación. Es evidente que el Partido Judicial no quiera a Cristina Kirchner como víctima: la quiere presa o muerta”, describe el documento difundido esta mañana por la vicepresidenta, repitiendo lo que se comenzó a decir la semana pasada cuando también quedaron liberados los miembros de Revolución Federal.
Cuando la recusación se presente, la jueza deberá decidir si acepta o no su apartamiento y, de no hacerlo, será elevado a la Cámara Federal para resolver si la confirman al frente del expediente. Por estas horas, en el juzgado y la fiscalía se encontraban cerrando líneas y buscaban avanzar con la orden que dio la Cámara Federal la semana pasada: llevar a juicio oral a los tres acusados detenidos.
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