“Es imposible avanzar en esta causa si no queremos meter los pies en la política, incluso en la judicial”. Con estas palabras, la querella de Cristina Kirchner reclamó este jueves a la Cámara Federal que secuestre los teléfonos de las secretarias del diputado del PRO Gerardo Millman, que ordene llevar adelante medidas contra un dirigente de la Nueva Derecha Hernán Carroll y que permita avanzar en todas las líneas de investigación. Igual lamentó que las pruebas que pudieran haber existido ya se perdieron por el paso del tiempo. A los jueces les achacó, además, haber excarcelado a los integrantes de Revolución Federal -en otra causa- y los responsabilizó si algo le sucediera a la vicepresidenta o su familia. Habló de un “montaje de seguridad” en la Argentina.
“Intentar matar a Cristina Kirchner es un crimen político” y “hay que averiguar quién está detrás de la mano que apuntó el arma contra la vicepresidenta”, sostuvo el abogado José Manuel Ubeira, mientras le decía a los jueces que su clienta no esperaba nada de ellos, que sólo la quieren como acusada y que la querella escalará hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos para intentar obtener justicia.
La audiencia se desarrolló en el segundo piso de los tribunales de Comodoro Py 2002. Un piso más abajo, los jueces de la Cámara Federal de Casación Penal encabezaban la primera audiencia para definir si reabren la causa Hotesur-Los Sauces, en donde está acusada la vicepresidenta junto a sus hijos y otros implicados.
El abogado Marcos Aldazabal, ex socio del viceministro de Justicia Juan Martín Mena, ya había presenciado varias audiencias ante la Cámara Federal por todo el capítulo de “los copitos”. Su colega Ubeira era la primera vez que participaba en una audiencia de apelación en esta causa. Ubeira suele criticar mediáticamente a los integrantes del tribunal, Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens. Hoy solo estuvieron presentes Bertuzzi y Llorens porque Bruglia tuvo un problema de salud que lo inmobilizó y siguió la audiencia por zoom.
Para esa hora, la vicepresidenta ya había anunciando su próxima estrategia en la causa. Recusar a la jueza María Eugenia Capuchetti porque cree que frena la investigación en la línea que conduce a Milman. Precisamente, los abogados venían a pedirle al tribunal que permitiera el secuestro de los teléfonos de sus secretarias, presentes en una reunión que tuvo lugar el 30 de agosto pasado en el bar Casablanca, en la esquina del Congreso en donde un testigo llamado José Abello, asesor legislativo del Frente de Todos, dijo haber escuchado al referente del PRO decir: “cuando esté muerta voy a estar en la costa”. Dos días después intentaron matar a Cristina Kirchner.
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El primero en hablar fue el abogado Marcos Aldazabal. Se encargó de sostener que era necesario acceder a los celulares de las colaboradoras del diputado del PRO y señaló: “No queremos enterarnos de la comunicaciones de estas personas con sus allegados o sus familias, pero queremos que se investigue” frente esa “sospecha razonable”. Admitió que este tipo de apelaciones son irrecurribles ante la Cámara Federal, pero entendió que existen excepciones.
“Queremos explorar esta linea hasta las últimas consecuencias. Tenemos una sospecha fuerte, no podemos salir de esa sospecha si no se hacen las medidas; una investigación es eso, recolectar datos. Además, la jueza Capuchetti asumió la investigación y es rarísimo que no tome ninguna medida. Instruyan a que esta hipótesis se investigue como se tiene que investigar”, afirmó.
Pero luego tomó la palabra el abogado Ubeira. “Me parece que todo lo que estamos haciendo aquí es un ejercicio vano. Lo que había de información o podía llegar a tener como estructura investigativa, no existe más. Si había una prueba, esa prueba ya se perdió. Intentar matar a Cristina Kirchner es un crimen político, y es imposible avanzar en esta causa si no queremos meter los pies en la política, incluso la judicial”, dijo.
El abogado subrayó que se quiso matar a la vicepresidenta. Por eso aprovechó la oportunidad para criticar a medios y políticos que pusieron en duda el intento de homicidio. Y también para disparar sobre el criterio de la Sala I de la Cámara Federal, ante la que hablaba, por haber dejado en libertad la semana pasada a los miembros de Revolución Federal en otra causa. “Hoy por primera vez en mi vida apelo una libertad en Casación”. La querella de la vicepresidenta quiere preso a Jonathan Morel, referente de esa agrupación.
“Tenemos la instrucción concreta de la cliente de recusar a la jueza Capuchetti. Pero digo es un ejercicio vano lo de secuestrar los teléfonos. Nada es mas público que un crimen. Da la casualidad que en la investigación una mano apunta a Milman y la otra a los hermanos Caputo. Mi clienta dice ‘a mi me quieren como imputada, no como víctima’. El 1 de septiembre intentaron matarla, pero en la previa se pusieron cascotes, se filmaron manifestaciones, desapareció la información del celular de (Fernando) Sabag Montiel y tras eso la Policía Federal dejó escapar a (la novia) Brenda Uliarte. Tuvo que ir el secretario del juzgado a parar un tren a detenerla... Tenemos un montaje de seguridad en la República Argentina”, afirmó.
“Querer pensar que esto no es un crimen político es restarle entidad”, dijo Ubeira en la audiencia. “El mensaje que se le ha dado a la sociedad con la liberación de estas personas (de Revolución Federal) es un mensaje maravilloso de que matar a Cristina Kirchner, su hijo o su entorno no tiene costo. Esto es lo que siente el cliente. Tiene un hijo en la política y una hija al que le atribuye a la justicia sus trastornos de salud”, dijo
Y de paso aprovecho para decir que nunca fue “hipócrita y mentiroso”. Por eso se quejó por el tiempo que estuvo detenido en la causa cuadernos su cliente Oscar Thomas, ex director de la Entidad Binacional Yacyretá que había estado prófugo de la orden de detención dictada por el entonces juez Claudio Bonadio. ”Para darle la libertad, me hicieron parir”, dijo. Y resaltó: “y Moral se fue por la puerta después de haber escrito que los iba a matar e iba a tener miedo de salir a la calle”.
Así las cosas, insistió en que no tiene esperanzas en la Cámara Federal ante la que hablaba. “Estamos acá sentados porque tenemos que recorrer el pedestal para llegar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos pero la realidad es que no esperamos nada. Si ustedes creen o pretenden encaminar esto, van a tener que meterse donde no quieren meterse porque todos lo que apunta al ala derecha del pro y a los hermanos Caputo”.
Y aunque no era la misma causa, Ubeira insistió con Revolución Federal. “Estos animalitos están dando vueltas. Se convalidoçó la actitud de un grupo de nazi que vinieron a atentar contra el sistema democrático, cuando se le dio la libertad, el juez proceso por 213 bis. Si la hubieran matado a Cristina Kirchner tengan por seguro que usted y yo no estamos hablando en estos términos, estaríamos en otro país. Preservarle la vida es una responsabilidad de ustedes. Ustedes son responsables de esto. Hagan lo que les parezca con este tema pero he venido a decir que esto es tarde. Seguiría un mensaje formidable de esta sala que enderece la investigación”.
“Pedimos dos cosas. Milman y el otro sinvergüenza que se iba a hacer cargo de la cuestión jurídica (Caroll). Y la jueza lo llamó a testimonial, estuvimos quince días en silencio, no hizo nada, no tiene ningún interés en averiguar nada, esta es la cuestión”, dijo Ubeira que se paró antes de que Bertuzzi diera por terminada la audiencia. “Tenemos por presente los fundamentos, buenos días”, dijo el juez cuando los abogados ya enfilaban hacia la puerta.
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